Vivimos en una sociedad mejor y más justa que la de nuestros abuelos. Pero algunos seguimos luchando contra las desigualdades. La vida no trata igual a todo el mundo y es nuestra obligación ocuparnos de los que han tenido menos suerte o han sufrido un revés. Como ocurre en las familias, debemos preocuparnos porque nadie se quede atrás, abandonado.
Canarias avanza, pero no todos los canarios lo hacen a idéntico ritmo, ni siquiera a una velocidad parecida. Las Islas crecen, pero las desigualdades siguen lastrando nuestro crecimiento. Nuestro Archipiélago está dando pasos en la dirección adecuada, pero no podemos dar por bueno que la economía deje atrás los peores años de la crisis cuando decenas de miles de familias están quedando rezagadas, aún lejos de las oportunidades que otros tienen, todavía alejados de la igualdad que debe acercarnos a la justicia social.
Durante las últimas décadas en Canarias se ha hecho una política en la que las Islas no capitalinas hemos tenido voz. Hemos sentado a nuestros representantes en el Parlamento de Canarias y hemos trabajado para que se atendiera a aquellos que estaban en peores condiciones: nosotros. Para que se entendieran los costos de la doble insularidad que padecemos quienes elegimos libremente seguir viviendo en nuestra tierra y echar las raíces en la isla en la que nacimos.
Ese trabajo no ha sido en balde. Un informe de la Fundación DISA y Corporación 5 apunta a que durante estos años últimos, del 2000 al 2014, se ha producido una reducción de la desigualdad económica entre las Islas.
Sin caer en el error de pensar que la tarea esta hecha, hay que alegrarse de que los datos confirmen que La Gomera es la isla que más ha incrementado su valor añadido bruto, que es como los economistas llaman al resultado de los productores de un territorio determinado. Eso es un éxito de todos los ciudadanos de La Gomera y también el éxito de una manera distinta y más justa de hacer política en Canarias.
Pero que los indicadores de renta estén subiendo en La Gomera y en otras islas, no debe engañarnos. Es un éxito que no oculta lo que nos queda por recorrer. A nivel de servicios públicos, de oportunidades de trabajo o de expectativas de desarrollo. Nuestra isla sigue teniendo por delante enormes asignaturas pendientes.
Que en La Gomera el valor añadido bruto haya experimentado el mayor crecimiento del Archipiélago, situándose los ciudadanos de nuestra Isla en 17.000 euros por persona, demuestra que las políticas que venimos llevando a cabo y demandando desde Agrupación Socialista Gomera van por el buen camino. Pero no debemos engañarnos. El objetivo de lograr que no existan islas de primera y de segunda división sigue estando lejos.
Tan lejos, que estos mismos días hay fuerzas que intentan cambiar el modelo que nos ha hecho progresar a los que veníamos de peor situación. Canarias está en alerta por una tempestad de egoísmo que traen vientos de cambio. Vientos que quieren darle más poder político a las dos grandes islas y quitárnoslo a las demás.
Mientras los estudios dicen que avanzamos, aprobamos la inversión de más de trece millones de euros para incentivar la creación de empleo, facilitando la generación de más de mil nuevos puestos de trabajo. Es la más reciente medida del Cabildo de La Gomera, porque esto no se puede detener ni nos vamos a dormir en los laureles. Vamos en la buena dirección.
Seguiremos peleando por La Gomera porque los resultados nos están llenando de razones. Continuaremos defendiendo nuestras políticas porque creemos en que es posible un modelo económico donde las oportunidades y el respeto al medio ambiente se den la mano. Hemos avanzado hacia la igualdad y creemos que es posible que también otras Islas logren reducir las desigualdades. Ese es el compromiso de la Agrupación Socialista Gomera con su isla y con Canarias. Con esa Canarias que algunos quieren cambiar para perpetuar en ella la desigualdad.