POR CARLOS FUENTE:Corea del Sur abrió ayer, con una espectacular y millonaria ceremonia, los XXIII Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran en Pyeongchang hasta el próximo día 25 de febrero. Al margen de la brillantez de la puesta festiva de apertura, muy propio del mundo asiático –como ocurriera en los juegos de verano de Beijing (China) en agosto de 2008, el protagonismo internacional se lo ha llevado el “supuesto” lío de protocolo en el palco del estadio. “Una ceremonia muy diplomática inaugura los Juegos Olímpicos de la Paz”, titula El País. “Lío de protocolo ante la inauguración de los juegos de invierno de Pyeongchang”, destaca La Vanguardia. “Las dos Coreas escenifican su deshielo”, resalta La Voz de Asturias. Con la que ha caído en las relaciones diplomáticas en los últimos meses sentar en un palco a los máximos representantes de Corea del Sur, Corea del Norte, Estados Unidos y Japón, no debió resultar tarea fácil organizar el palco. Y más cuando las dos Coreas cerraron el desfile de deportistas bajo una misma bandera. En casos así, no vale el protocolo diplomático o deportivo al uso (de hecho el COI prefirió quedarse al margen de las decisiones sobre el puesto de los políticos), ni tan siquiera la costumbre internacional. Entra en juego el protocolo estratégico, aquél que responde a la proyección que se desea dar y no a las normas o tradiciones. Interesante el caso, aunque no es el primero ni mucho menos, aunque sí, probablemente, el que más trascendencia ha tenido en las últimas décadas.
Los responsables de protocolo del país anfitrión (Corea del Sur, tradicional aliado de Estados Unidos) sudaron sangre para tratar de encontrar una solución que no dejara en mal lugar a su propio país, no perjudicara el frágil acuerdo sobre la participación de los deportistas de las dos Coreas bajo una misma bandera (azul y blanca) –que algunos especialistas consideran como un importante avance hacia la paz entre dos países en guerra desde hace 70 años- y que no molestase a sus aliados de Estados Unidos y Japón (claramente enfrentados con el régimen dictatorial del todopoderoso líder supremo de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), conocida comúnmente como Corea del Norte, Jin Jong-un) a raíz de la carrera nuclear de los del Norte.
¿Cómo sentar en el palco al Presidente de Corea del Sur (Moon Jae-in), al Presidente del Comité Olímpico Internacional (Thomas Bach), al jefe de la delegación norcoreana y jefe de Estado (Kim Yong-nam) y a la hermana del líder de Corea del Norte (Kim Yo-jong, persona clave, Directora del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido de los Trabajadores de Corea), al Vicepresidente de Estados Unidos (Mike Pence) y al Primer Ministro Japonés (Shinzo Abe)? Dejamos al margen otros líderes que se dieron cita pues para ellos la solución resultó menos engorrosa. Las Coreas me pillan un poco lejos, pero por diferentes consultas que he hecho a personas con cierta vinculación en esta cuestión, dos fueron las soluciones principalmente contempladas.
Fila única
Una única fila, presidida por el Jefe de Estado anfitrión, situando a su derecha al Presidente del Comité Olímpico Internacional –único precepto que como obliga el protocolo olímpico no se incumplió- y repartiendo a unos a otros a cada lado de manera que quedaran coreanos del Norte a un lado y americanos y japoneses al otro. Y pregunta: ¿quién a la derecha y quién a la izquierda?
En circunstancias normales daría casi un poco igual, pero en este contexto si tenía importancia. Estados Unidos había alertado días antes a su aliado de Corea del Norte que no se dejara llevar por la “política de encanto” del régimen Jin Jong-un. El gesto de ponerlos en primera fila a la derecha sería contemplado como un feo diplomático con sus aliados estadounidenses y japoneses. Invertir el orden, sería considerado como un desprecio al acercamiento aceptado por los del Norte.
Entramos en vía muerta. La opción de la fila única se desvanecía por inaceptable para las partes, amén de que la imagen obligaba a abrir mucho los objetivos de las cámaras y perder los siempre importantes primeros planos. Tampoco la arrogancia americana podría permitir compartir escalón con su tradicional ¿enemigo?
En la primera fila, de izquierda a derecha el Presidente de Corea del Sur (anfitrión) y a la derecha el Vicepresidente de Estados Unidos y Primer Ministro japonés. En segunda fila, cerquita de ellos, los dos representes norcoreanos.
Dos filas
La segunda opción pasaba por ubicar a todos ellos en dos filas, pero aplicando una “fina” estrategia que no “ofendiera en exceso” a las partes (teoría protocolaria del “mal menor”). No había solución satisfactoria para nadie, pero al menos se trataba de dar con la menos de las molestas.
Los máximos representantes de las dos Coreas, en una doble presidencia en dos filas. Un acierto cuando los dos países compiten bajo la misma bandera.
Cuatro puestos centrales especiales. Dos centrales en la primera fila, para el Presidente de Corea del Sur y esposa, y otros dos centrales en la segunda fila para el Jefe de Estado y hermana del líder norcoreano. En una misma foto frontal ambas partes podrían sentirse los verdaderos protagonistas protocolarios de esta ceremonia.. Y el hecho de que los cuatro quedasen centrados en dos filas, traslada la idea de una única presidencia en dos filas, porque no hay que olvidar que ambos de alguna manera simbólica son “anfitriones” porque sus deportistas compiten bajo la misma bandera. El hecho de estar en segunda fila tranquilizaba al Vicepresidente de Estados Unidos (que dejó más hueco intercambiando su puesto con su esposa y pegándose al Primer Ministro japonés todos ellos en la primera fila, a la izquierda de los anfitriones, pero a la distancia prudencial de “juntos pero no revueltos”. A la derecha de los anfitriones, como manda el protocolo olímpico, el Presidente del CIO y el del Comité Organizador. Es de agradecer que, pese a estas ubicaciones pensadas, el CIO haya sabido mantener su política de que su Presidente y el del Organizador conserven sus puestos a la derecha inmediata del Jefe del Estado de Corea del Sur (el deporte por encima de la política, parece decirnos la imagen).
El Presidente del Comité Olímpico Internacional (Thomas Bach) y el Presidente de Corea de Sur (Moon Jae-in), juntos como manda el protocolo olímpico. La derecha de la primera fila para las más altas representaciones deportivas.
Se establecieron, de forma pactada, tres puntos de foto para que desde cualquiera de ellos pudieran salir al menos dos de las partes en los primeros planos. Así desde el punto de foto central, los cuatro representantes de las dos coreas lucían como supuestos anfitriones (cada uno en su fila). El segundo punto permitía tener el primer plano del Vicepresidente de Estados Unidos y Primer Ministro japonés y tras ellos los dos representantes de Corea del Norte. Y el tercer punto, a los más altos representantes del Comité Olímpico y Organizador junto al Presidente de Corea del Sur (responsable de declarar abiertos los Juegos), tras ellos de nuevo los norcoreanos y algo escorado el americano. Todos “medio contentos”; al menos allí estuvieron y nadie se retiró.
En primer plano (primera fila) el Vicepresidente de Estados Unidos (Mike Pence), repleto de guiños a los colores de Estados Unidos). Tras él, la hermana del todopoderoso líder norcoreano, Jin Jong-un, y el Jefe de Estado de Corea del Norte (Kim Yong-nam) . Casi juntos, pero no revueltos.
El protocolo de estrategia funcionó, cosa que no fue posible para la foto de familia previa (en la que no estuvieron americanos y japoneses) o en los momentos de los recibimientos al estadio y en las salas vip’s pre palco. Hubo un cuarto punto de foto, el frontal, aquél que permitía sacar a todos de frente, pero la distancia y la anchura del espacio diluía a los personajes. Perdía interés periodístico la foto por indefinida (de ahí la concienzuda amplitud de espacio entre asientos).
Foto primera: El Jefe de Estado de Corea del Note posa junto al Presidente de Corea del Sur y su esposa en el recibimiento al estadio olímpico, cuyo coste ha superado los 90 millones de euros.
Foto segunda: Imagen de familia de altos cargos de diferentes países sin representación americana y japonesa.
¿Lío en el palco? No tanto.
Lo importante es que se pudo resolver. Meses de negociaciones para unas horas donde el deporte y el espectáculo debían ser protagonistas, pero que a nivel internacional quedaban de lado dado el interés en visualizar a las partes tradicionalmente enfrentadas juntas (especialmente estadounidenses y norcoreanos). Los objetivos se cumplieron, y aun cuando muchos titulares periodísticos hablan del “Lío en el palco” (que no fue tal), lo cierto es que la buena foto fue, sin duda, la de los dos representantes de Corea del Norte y del Sur portando la misma bandera por delante de los deportistas de ambos países, que lucían el mismo uniforme.
Imágenes del estadio olímpico y del encendido del pebetero que permanecerá con la llama hasta el día 25 que finalizan los juegos.
Protocolo para la paz
¿Estamos ante un protocolo que facilita la paz, aunque no se haya seguido estrictamente la costumbre internacional para la colocación de las primeras autoridades? Evidentemente. Aunque un buen protocolo no va a resolver el conflicto diplomático de fondo, puede suavizar las formas, romper determinado hielo y trasladar una imagen al mundo que puede favorecer el acercamiento.
Este tipo de protocolo es el que hoy se impone cada vez más, y en todos los niveles de la vida pública. Las normas y la costumbres están para cumplirse, pero no al precio de generar conflicto o incomodidad.
Si ese riesgo existe, es necesario buscar soluciones alternativas aplicando argumentos y criterios que las partes entiendan y acepten. Y me da igual los Juegos de Corea, que un acto en el Congreso de los Diputados, que el más pequeño evento en un ayuntamiento. Siempre hay soluciones si detrás hay buenos profesionales y políticos capaces de dejarse asesorar. ¿Quién dijo que el protocolo no es flexible cuando se requiere? Aunque corro el riesgo de no analizar otros detalles seguramente importantes por no haber estado ahí, o por carecer de imágenes al respecto, al menos he intentado centrarme en un aspecto que era el más complicado, y del que podemos extraer opciones útiles en nuestra profesión. Ha costado conseguir información, pero aquí dejo los resultados de mis indagaciones, apoyadas también en las referencias de prensa, radio y televisión.