Si la isla El Hierro ha impresionando al mundo demostrando que se puede vivir semanas enteras solo con electricidad renovable, dos universidades europeas defienden que La Gomera puede doblar su apuesta, liberarse del petróleo en 2030 y, de paso, reducir su factura energética un 37 %.
La isla más occidental de Canarias se ha convertido en los últimos años en todo un laboratorio verde gracias a Gorona del Viento, una central de bombeo que convierte en agua embalsada en altura la electricidad sobrante de su único parque eólico, para usarla cuando el viento no basta para cubrir la demanda.
El Hierro abasteció así en 2016 el 39 % de su demanda eléctrica con renovables (cuya tasa se cobertura desciende al 7,5 % en el conjunto de Canarias) y acaba de marcar hitos como el de que sus 10.700 habitantes solo hayan recibido en sus hogares energía limpia durante 18 días seguidos de enero y febrero, sin poner en marcha la central de gasóleo que durante años cubría todas sus necesidades.
Tres investigadores de las Universidades de Kassel (Alemania) y Lappenranta (Finlandia) defienden ahora en la revista Energy conversion and management que ese experimento verde se puede llevar a cabo a una escala aún mayor sin salir de Canarias -La Gomera dobla en población a El Hierro- y con objetivos mucho más ambiciosos, que incluyen toda la energía, no solo la presentada como electricidad.
Henning Meschede, Michael Child y Christian Breyen recuerdan en ese trabajo que La Gomera depende en estos momentos en un 99 % de las energías fósiles. La isla solo tiene en la actualidad dos aerogeneradores, con 0,4 megavatios de potencia, y algunos equipos solares domésticos, que suman 0,04 Mw, todo ello en un parque eléctrico compuesto en total por 22,9 Mw de capacidad instalada.
Una isla con gran potencial
Se da así la paradoja que una isla conocida en toda Europa por sus extensas masas boscosas, por las selvas de laurisilva del Parque Nacional de Garajonay y por su apuesta por un turismo diferente, sea la menos renovable en términos energéticos de toda Canarias, a pesar de sus enormes potencialidades para aprovechar el sol y el viento.
Los autores de este trabajo subrayan que el Gobierno de Canarias tiene planes para que La Gomera llegue a 2030 con 8 Mw de potencia eólica instalada, 5 Mw de equipos fotovoltaicos y un parque automovilístico compuesto por un 20 % de coches eléctricos.
El artículo describe cinco escenarios en los que La Gomera podría llegar a 2030 completamente liberada de los combustibles fósiles y abastecer todas sus necesidades energéticas (de electricidad, calefacción y transporte) con energías verdes, incluso asumiendo que su demanda crezca en este tiempo y aceptando la hipótesis de que se dote de un nuevo gran complejo turístico de hasta 800 camas.
Sin embargo, su apuesta difiere de la ensayada en El Hierro, ya que no plantea construir una central de bombeo para resolver el problema de intermitencia que presentan las energías eólica y solar, sino que aboga por recurrir a otros sistemas de almacenamiento y por no despreciar su central térmica, que seguiría funcionando para dar estabilidad a la red, pero no con gasóleo, sino con biofuel.
El trabajo analiza los costes de inversión que tendrían las diversas opciones que se plantean, la posibilidad de que se introduzcan nuevos combustibles completamente limpios como el hidrógeno y las alternativas existentes para almacenar la electricidad y garantizar la continuidad del suministro.
Parque de vehículos eléctricos
Como hoy por hoy resulta inviable construir una batería gigantesca que almacene electricidad a gran escala para abastecer a una isla entera, los autores optan por la solución V2G (siglas inglesas de la expresión «del vehículo a la red»), un concepto que reproduce un modelo ya empleado desde muchos años en la informática: si no puedes tener un superordenador para grandes trabajos de computación, reparte la tarea entre cientos o miles de PC normales y corrientes, pero interconectados entre sí.
En este caso, su solución es incentivar que el 80 % del parque automovilístico de La Gomera sea eléctrico y que el resto funcione con biocombustibles (o con hidrógeno, si es factible), fundamentalmente las guaguas y los camiones de mayor tonelaje.
Con semejante parque de coches eléctricos en 2030, argumentan, es factible contar con miles de baterías conectadas a la red en sus sistema inteligente, de forma que almacenen o suministren electricidad cuando su propietario no lo usa y lo deja enchufado en su casa para recargarlo.
Sus cifras señalan que el coste de esa transformación de La Gomera en una isla 100 % renovable (incluyendo la nueva potencia eólica, más placas solares en todo su territorio, sustitución de vehículos de gasolina y gasóleo por eléctricos, adaptación de la red al sistema V2G, etc) podría amortizarse en un plazo de 12 a 6,7 años, dependiendo del escenario elegido.
Pero con una gran ventaja para La Gomera, adicional a la ambiental: la isla reduciría un 37 % su factura energética respecto a lo que costaría seguir funcionando en 2030 sin introducir cambios sobre los planes que ahora ya están en marcha.