Estamos a tiempo de salvar la legislatura en el Parlamento. Está en manos de los diferentes grupos políticos la posibilidad de dejar atrás una sucesión de desencuentros, acusaciones y crispación que dista mucho de lo que los ciudadanos de las Islas esperan de sus partidos, ni desde luego de su cámara legislativa.
A poco más de un año para las elecciones autonómicas y locales, en Agrupación Socialista Gomera (ASG) el balance de esta legislatura tiene luces y sombras. No todo se ha hecho mal y cuanto se ha debatido que ha sido bueno para las islas, ha contado con el apoyo de la ASG. Pero hemos sido irrenunciablemente críticos con las iniciativas que no han atendido suficientemente las demandas y necesidades de las mujeres y hombres de La Gomera, o de las restantes islas.
En Agrupación Socialista Gomera creemos en que la política consiste en servir a los ciudadanos y defendemos la enorme labor y responsabilidad que la política tiene en la tarea de construir una sociedad mejor, más justa y más equilibrada desde el punto de vista territorial. Y la política, según la entendemos nosotros, es el ejercicio de mostrarse firme frente a las injusticias e inflexibles, cuando lo que está en juego es el interés general.
La política no es confrontar sin otro objetivo que el de lograr un titular más o menos llamativo. La política no es ni debe ser instalarse en el cruce de reproches, en la defensa no del interés general sino de preocupaciones estrictamente partidistas. La política es saber ceder y colaborar cuando es objetivamente razonable apoyar una iniciativa aunque la lidere o impulse otro grupo político.
Y es la política, la buena política que ejercemos y reivindicamos, la que tiene la obligación de rescatar al Parlamento de Canarias de la parálisis que se ha instalado en la Cámara en cada vez más asuntos. La incapacidad de los partidos con representación parlamentaria para alcanzar acuerdos ha alcanzado tal dimensión que se ha convertido en el principal mal de la actual legislatura.
Cada vez más decisiones se someten a debate sin llegar a ningún acuerdo y ninguna conclusión práctica para los ciudadanos. Casos como el relevo de los órganos dependientes del Parlamento —fundamentales para el control de los partidos políticos y la defensa de los intereses de las personas— se ven boicoteados, atacados y en muchos casos, aparcados por una atmósfera de confrontación que a ojos de los ciudadanos nos arrastra a la peor política.
No es eso lo que los ciudadanos esperan de nosotros. No es eso a lo que nos debemos como representantes de cientos de miles de canarios. En Agrupación Socialista Gomera lamentamos profundamente que un ambiente en ocasiones enfurecido vaya acumulando meses hasta ocupar el mismísimo centro de la escena política.
Las mujeres y hombres de las Islas quieren y merecen un Parlamento verdaderamente vivo, capaz, operativo y dinámico. Romper la capacidad de alcanzar consensos o perder la buena y necesaria costumbre de mostrarse dispuestos a la negociación son errores que la Cámara no puede permitirse y que los ciudadanos no merecen. Esto no puede ser la nueva política.
Los canarios no se merecen esto. Merecen que se antepongan sus inquietudes a los desvelos electorales de los partidos. Merecen que los grupos parlamentarios hablen menos de sí mismos y mucho más de las cosas que están en el día a día de la gente de esta tierra. Merecen que el Parlamento deje de ser un campo de batalla donde las siglas se sitúan por encima de las prioridades que nuestra sociedad tiene que abordar.
Batallas como conseguir el 75% de subvención al transporte con Península, como conseguir la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía, o la nueva Ley de REF o incluso unos Presupuestos Generales del Estado que dan más inversiones y más gasto público a las islas —después de años de maltrato— son temas en donde tenemos necesariamente que coincidir, si es que defendemos a los hombres y mujeres de esta tierra.
Un Parlamento bloqueado es una herramienta que pierde su utilidad y cae en el aislamiento y la anécdota. Animamos a los demás grupos parlamentarios a que abandonen ese campo de batalla y recuperen la voluntad de acuerdo que debe y puede sacar a esta legislatura del pozo en que tanta crispación ha acabado arrojándola.