Las personas, su cultura, su manera de ser, tienen mucho que ver con el medio en el que viven. Es el que determina, en ocasiones, el carácter de los pueblos. Canarias es como es precisamente por su realidad insular y de Archipiélago. Es la riqueza de nuestra tierra, con paisajes distintos, islas diferentes y ciudadanos que se sienten al mismo tiempo habitantes de su isla, de su comunidad, de España y de Europa. Porque somos geografía, pero nuestra voluntad es capaz de ser también mucho más que la geografía.
En Canarias primero fueron las islas. Y luego la provincia, como unidad política de un conjunto de islas. Y con la democracia y la autonomía, sobre el propósito de ser un solo pueblo, se construyó la Comunidad Autónoma. Pero no se construyó de cualquier manera. El Gobierno de Canarias se apoyó sobre los Cabildos, que son los órganos de gobierno insular con un importante número de competencias. Y el poder político se expresó en un Parlamento formado por representantes de todas las islas que forman Canarias.
Se hizo así porque Canarias no se podía formar dando la espalda a su realidad insular, ni desde luego condenando a quienes viven en las islas no capitalinas a estar mal representados en unas instituciones que, como es el caso del Parlamento regional, son de todos y no solo de dos de las siete islas. Así ni se hacía ni se hace Canarias.
Somos un pueblo que necesita equilibrios, solidaridad y sensibilidad con sus diferentes territorios. Si en alguna comunidad autónoma hay que entender que el criterio territorial no puede desatenderse, esa región es sin duda la nuestra. El centralismo de quienes creen que Canarias empieza y acaba en Gran Canaria y Tenerife es un lastre que debemos sacudirnos de una vez por todas. Ese “pleito insular” del que tanto se habla, ha dado muy buenos resultados a quienes lo alimentan. Y es directamente responsable de que cinco de las siete islas hayamos asistido durante décadas a la consagración de una sociedad con ciudadanos de primera y segunda, a un Archipiélago de dos velocidades.
Agrupación Socialista Gomera está claramente alineada con las islas no capitalinas. Y lo estamos porque somos gomeros y socialistas. Porque creemos en el deber de proteger a los más débiles a los que menos recursos tienen y a los que más necesidades plantean.
Desde ASG hacemos de nuevo un llamamiento a los diputados que representan a las islas no capitalinas, hayan sido elegidos por el partido que sea. ¡Por favor! No voten contra sus islas. Por encima de la disciplina de los partidos —que es legítima y racional— está el compromiso histórico de los políticos con sus votantes y sus islas. Votar la reforma electoral que se está proponiendo en Canarias es votar contra el futuro de nuestras Islas y sus habitantes. Es votar a favor de reducir su presencia y su importancia política. Es votar contra la solidaridad y la discriminación positiva de los que más necesitan tener voz y voto.
No es verdad que la fórmula que han propuesto PP, PSOE, NC y Podemos sea la que mejor refleja la Canarias de hoy. Ese planteamiento es sencillamente falso. No es cierto. La triple paridad sí refleja fielmente a nuestras Islas, sí entiende y atiende una realidad territorial insular que es la única realidad sobre la que se entiende Canarias.
ASG ha presentado un voto particular al dictamen de la comisión parlamentaria que estudia la reforma electoral. Lo hemos hecho porque defendemos, con orgullo y sin ningún tipo de complejos, que el vigente sistema de distribución de escaños es el único que garantiza la unidad y la solidaridad territorial y social de nuestro Archipiélago.
Hemos planteado la rebaja de los topes electorales que fueron propuestos en su día por los grandes partidos políticos. Un ejemplo perfecto de una “reforma electoral” defendida en su día y de la que ahora se da marcha atrás porque contribuyó a perjudicar la representación de nuestras islas.
A las puertas de que la nueva “reforma” se dirima en las Cortes, en ASG hacemos un nuevo llamamiento a los parlamentarios de las islas no capitalinas para que antepongan el interés de sus Islas al interés político de los partidos. No podemos traicionar a nuestros votantes, a nuestras islas y a nuestra historia. No podemos colaborar con el auge de un nuevo centralismo político, más poderoso aún del que padecemos. Al contrario, el futuro de Canarias está en la descentralización y en la solidaridad. Y en ese camino estaremos siempre los que pensamos que Canarias se construye de abajo hacia arriba, desde la Isla a la región, sin dejar a nadie en la cuneta.