Estimado vecino. Estimada vecina de La Gomera (y de El Hierro y de La Palma). Voy a compartir contigo algunas reflexiones sobre la reforma de la Ley Electoral de Canarias, y por eso primero te hago una pregunta: ¿Recuerdas lo que no tenías hace 30 años por ser gomero, herreño o palmero y ahora sí tienes? La respuesta inmediata es fácil: ahora tienes ‘más cantidad de cosas’. Pero lo que no se ve con tanta claridad es que, 30 años después, estamos sometidos ‘al mismo tipo de carencias y necesidades’. Me explico: si tus hijos deben ir a Tenerife a estudiar un módulo profesional, tus hijos están emigrando. Cambia el motivo (hambre por formación), pero no la esencia: tres islas satélites dependientes de una isla centralista.
Este centralismo administrativo, sanitario, económico… de Tenerife demuestra que, en esencia, todo sigue igual que hace 30 años. Los ciudadanos de La Gomera, El Hierro y La Palma llevamos tres décadas perdiendo (población, desarrollo, prosperidad) por un sistema electoral que mantiene el ‘statu quo’ de una isla –tan centralista como fue Madrid- que se beneficia de los recursos humanos y económicos de otras tres islas; islas limitadas (hoy día como en el pasado pre-democrático) a un papel de satélites.
Es importante que tomes conciencia de esta realidad casi invisible para entender por qué CC y ASG se niegan a actualizar la Ley Electoral (que se basa en el sistema de la ‘triple paridad’ de 1983). La triple paridad nació para equilibrar el poder entre las islas, y no ha funcionado; al contrario, se ha convertido en un sistema muy eficiente para prolongar la esencia de los desequilibrios existentes antes de 1983, hasta 2018.
Esa prolongación del ‘statu quo’ pre-democrático explica que el señor Curbelo –hoy entregado a la causa insularista, al viejo sistema- se fotografíe con los presidentes de cabildos jubilados para reivindicar la triple paridad: el sistema del pasado intentando prolongar su tiempo en nuestro presente. Esa imagen habla por sí misma.
¿Qué hemos conseguido las islas periféricas por tener este sistema de triple paridad? De hecho, nada. Lo que hemos mejorado en estas tres décadas se debe al voto unido de cada partido en el Parlamento. Es decir, ningún diputado o diputada de El Hierro, La Gomera, La Palma, Lanzarote y Fuerteventura ha votado contra la decisión de su grupo parlamentario.
Estos días la señora Allende se queja de las carencias del transporte marítimo hacia El Hierro. ¿Usará la triple paridad para resolverlo? ¿Votarán los diputados herreños en contra de la gestión del Gobierno de CC? Claro que no. Presionará dentro de su grupo parlamentario para condicionar la política del Gobierno, tal y como hacemos todas y todos a través de nuestros grupos parlamentarios.
Tampoco veo al señor Chinea, gerente de Servicios Sanitarios de La Gomera, desmarcándose de su partido. Si la lógica de la triple paridad fuera posible en la práctica, Valle Gran Rey tendría un centro de salud nuevo. En lugar de eso, la triple paridad propicia que la isla tenga hoy un gerente que obedece las decisiones políticas de CC… de Tenerife. Porque Chinea, hay que reconocérselo, es obediente.
Otro ejemplo. A la propuesta parlamentaria de implantar dos equipos de resonancia magnética, uno en La Gomera y otro en El Hierro, Coalición Canaria dijo que mejor poner uno móvil y llevarlo unos meses aquí y otros allí. Lo cierto es que ni móvil ni fijo, los gomeros y herreños seguimos yendo a Tenerife a pasar esas pruebas. ¿Casualidad o sistema centralista bien engrasado?
La paradoja de las infraestructuras sanitarias, educativas, de carreteras, etcétera, en nuestras islas occidentales es que hay pocas porque no hay población (es decir, no hay suficientes enfermos, alumnos, conductores…). Pero no hay población suficiente porque esos recursos públicos, que además de dar servicios a los ciudadanos, producen economía local (aquí está la clave), se centralizan en Tenerife. Y claro, muchas familias emigran a esa isla para recibir dichos servicios. Este movimiento de población/economía engorda el ‘ciclo virtuoso’ de Tenerife mientras sume a La Gomera, La Palma y El Hierro en un ‘ciclo vicioso’ de despoblación y subdesarrollo.
Fuerteventura y Lanzarote han escapado de este sistema centralista/satélites al abrir sus aeropuertos a destinos nacionales y europeos, lo que ha igualado sus opciones de desarrollo turístico a las de Gran Canaria. En cambio, La Gomera, La Palma y El Hierro siguen con el freno puesto en este importantísimo sector económico (al margen de si una isla opta por un turismo exclusivo, de masas, sostenible, deportivo, etcétera). Ese freno de mano es el centralismo de Tenerife que obliga a que los vuelos hacia las islas occidentales pasen primero por sus aeropuertos. Esas escalas se cobran en Tenerife y aumentan el precio de nuestros destinos.
La legislatura está ya en tiempo de descuento y La Gomera continúa igual que en 2015 en Infraestructuras turísticas. Reflexiono: si estamos igual que hace tres años es que estamos peor que hace tres años, porque la calidad de vida se devalúa. Ni están ni se esperan los miradores del Cristo en San Sebastián y de Juan Rejón y del Santo en Valle Gran Rey, o el pescante en Hermigua. ¿Alguien duda de que antes habrá playa en el barrio de Valleseco, en Santa Cruz de Tenerife, que avenida marítima en Valle Gran Rey?
De qué sirve entonces, te preguntarás, el sistema de triple paridad. Básicamente, para asegurar la supervivencia de los insularismos; la supervivencia del sistema que mantiene desde siempre, en cada isla, a los mismos grupos de poder económicos y políticos limitando la capacidad de desarrollo de la ciudadanía.
Es necesario mover el tablero y recolocar las fichas para que también puedan ganar los que siempre han perdido con estas reglas, con este sistema de triple paridad.
Cuatro de los seis grupos parlamentarios (PSOE, PP, Podemos y NC) hemos alcanzado este acuerdo en Canarias sobre la reforma de la Ley Electoral que, sin embargo, se aprobará en Madrid porque CC y ASG no lo aceptan:
1) La reforma debe estar en vigor para las elecciones de 2019;
2) Bajar la barrera electoral regional del 6 al 4 por ciento, y la insular del 30 al 15 por ciento;
3) Mantener la representación que ya tiene cada isla y aumentar un escaño a Fuerteventura por su crecimiento de población;
4) Crear una lista regional de 9 escaños que represente al conjunto de los canarios y canarias;
5) Reasignar el presupuesto del Parlamento para que se mantenga el actual coste global con la reforma.
Te invito a releer los puntos tres y cinco. Se mantienen la actual representatividad de cada isla (se mejora, de hecho) y se mantiene el gasto parlamentario. ¿Por qué aúllan entonces ASG y CC bajo pieles de cordero? Por los puntos dos y cuatro, que les quita el monopolio del reparto de poder y abre el Parlamento tanto a otras voces políticas en sus islas como, por primera vez, a una representatividad regional canaria.
Reflexiona, estimado lector/a: con la lista regional de nueve escaños, ¿qué impedirá que otros gomeros, herreños y palmeros distintos a los habituales representen a su isla? Nada. Lo que cambia es que esos nuevos escaños ya no estarán bajo el control de los de siempre en cada isla, sino que un gomero podrá ser elegido con el voto de un grancanario y representar a La Gomera sin la ‘carga’ del sistema del pasado.
Te seré muy sincera: esta reforma garantiza un mejor reflejo parlamentario de los votos, pero nadie puede asegurar que el resultado mueva lo suficiente el tablero como para cambiar la forma de gestionar Canarias, y en especial La Gomera, El Hierro y La Palma. Lo que sí garantiza esta reforma cuando el Congreso la apruebe (ASG y CC han retrasado el proceso parlamentario todo lo que han podido, y por algo será) es que tu voto, sea del color que sea, tendrá un poder más real para decidir el futuro inmediato de tu isla y de Canarias.