Mi vocación en la política nace del compromiso con los valores socialistas universales representados en el PSOE. Estos valores de lucha contra la explotación, aspirando a transformar a la sociedad para convertirla en una sociedad libre, igualitaria, solidaria y en paz, que lucha por el progreso de los pueblos, son los que inspiran a establecer los compromisos con los cuales afrontar los diversos problemas de nuestra sociedad.
En estos días donde el PSOE ha llevado a cabo una moción de censura basada en recuperar la dignidad de nuestra democracia, la cual considero que estaba empobrecida por los casos de corrupción que afectan al partido -que hasta hace pocos días- nos gobernaba: el Partido Popular. Es aquí, donde este compromiso se redobla, para que sea visible, y explicar con pedagogía lo que se quiere perseguir con ella, alejándonos del ruido de la confusión, aquellos que pecaron en su doble contabilidad y el entorno que los apoyan, nos quieren envolver para disfrazar el engaño que hemos sufrido como sociedad.
Queda muy claro la línea roja de la dignidad del servicio público, donde se separa lo propio de lo ajeno, suficiente para castigar y repudiar aquel que se enriquece y beneficia de lo público para hacerlo suyo. En democracia esto no lo podemos permitir, como ciudadanos de un país, diverso, como España, donde se deben tener claros los principios que nos inspiran como país democrático y de derecho.
Los socialistas debemos contribuir al entendimiento entre todos y todas para remarcar los valores y transformar la sociedad, dando soluciones a los problemas bajo la premisa de la igualdad, la solidaridad y la libertad. Transformar la educación, con mayor inversión en nuestros jóvenes ofreciéndoles un mejor futuro, avances sociales y económicos, una sanidad pública en toda España y que puedan tener la opción de la mejor y misma sanidad.
Solidaridad entre las Comunidades Autónomas, que no se deje atrás a ninguna, que se sepa entender la realidad territorial de España. Igualdad en las oportunidades de empleo e igualdad de género. En definitiva, conseguir la libertad colectiva e individual a través de la economía y los avances sociales, tan necesaria para el desarrollo progresista de todo un país. Para ello debemos invertir en futuro, dejando esa doble contabilidad, ese dinero despilfarrado en el egoísmo y la avaricia, ese dinero de riquezas prohibidas, proponerlo como el capital público necesario para el avance social. Por ello se optó en gritar por la dignidad en el Congreso de los Diputados, en forma de moción de censura, donde se reflejen el sufrimiento de los pensionistas por su devaluada vida, el empobrecimiento de los trabajadores que han perdido sus derechos laborales, la marginación de muchos estudiantes que se han quedado sin becas, y sin futuro, la pérdida de libertad sufrida a través de una ley mordaza que estranguló la rebelión de los más débiles, la falta de financiación de las leyes de dependencias, la falta de la calidad de vida de los colectivos LGTBI fruto del recorte de sus derechos y sin olvidarnos de la lucha de las mujeres de nuestro país, asesinadas y arrinconadas por el machismo y sentencias increíbles de creer, ¿qué más necesitamos para luchar y rebelarnos?.
Mucho que trabajar, mucho que aportar para generar de nuevo ese aspecto fundamental del progreso del olvidado Estado del Bienestar, aportando soluciones nuevas a problemas sociales complejos sin perder los principios que nos hacen pensar y actuar como socialistas, con responsabilidad y humildad en nuestra aportación ideológica y real, ser socialistas del complejo Siglo XXI.
Y como sentenció el fundador del PSOE, Pablo Iglesias: “Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes.”