Supone una profunda alegría que un socialista, nuevamente, haya llegado al Gobierno de España. La moción de censura presentada por Pedro Sánchez es la primera que triunfa en la historia de la democracia española. Y esa victoria se sustenta, sin lugar a dudas, en el inmovilismo de un Partido Popular que ha sido incapaz de regenerarse, de aprender de los errores y de ofrecer a la sociedad un mensaje creíble.
España necesita de grandes reformas sociales. Muchos llevamos años diciendo que una reforma laboral, realizada en lo más duro de la crisis económica y enfocada reducir los costos empresariales, no tiene sentido en una economía que funciona. Porque precariza el empleo y colabora en la devaluación de los salarios. Uno de los grandes problemas de este país son los llamados “trabajadores pobres”: mileuristas que apenas pueden llegar a fin de mes. Haca falta un cambio de las reglas de juego que potencie la negociación colectiva y permita la defensa de los derechos de los trabajadores que han pagado sobre sus costillas la recuperación económica.
Con un gobierno socialista nos cabe la esperanza de que se produzca un impulso para acabar con las desigualdades sociales que se han acentuado en este país, donde la brecha entre los más pobres y los más ricos no ha hecho más que crecer. Había que cambiar el rumbo de un país donde se ha instalado la desigualdad como algo normal. Todos los que nos sentimos disconformes con este modelo de sociedad donde la riqueza está tan mal repartida debemos alegrarnos de que las cosas puedan empezar a cambiar.
Desde el punto de vista de Canarias, la caída del actual gobierno no se veía con buenos ojos. Porque precisamente con el gobierno de Rajoy se habían conseguido importantes acuerdos para las islas. Uno de los mayores motivos de preocupación que podíamos tener es que a consecuencia de la caída de Rajoy no se aprobaran los actuales Presupuestos Generales del Estado. Pero el nuevo presidente de gobierno, Pedro Sánchez, ya ha dicho que está dispuesto a respetarlos. Con lo que los 2.100 millones de euros que iba a recibir Canarias están aparentemente a salvo. Nos queda garantizar otros dos asuntos que no son menos importantes, la aprobación definitiva del nuevo Estatuto de Autonomía y del conjunto de las normas económicas de la nueva Ley de REF de nuestras islas.
El nuevo gobierno socialista supone algunos cambios importantes. Para empezar, el papel decisivo de los votos de Canarias ya no es relevante. Van a ser los nacionalistas vascos y catalanes los que tengan un poder determinante sobre la conformación de mayorías. Pero el deber del Gobierno de Canarias es abrir puentes de diálogo con el nuevo ejecutivo en Madrid, para que la agenda canaria se siga cumpliendo y se pueda terminar esta legislatura aprobando las leyes fundamentales de estas islas antes de que se convoquen nuevas elecciones.
El PP, y lo digo con el máximo respeto, no ha medido las consecuencias del desgaste que le ha traído su falta de respuesta política ante los escándalos de corrupción. Ese ha sido uno de los detonantes de la censura que hemos visto esta semana. Aunque tampoco se puede descartar que el escenario electoral, tan próximo, haya hecho que algunos partidos, tradicionales socios del PP, hayan decidido “desmarcarse” para no compartir la pérdida de votos que, según las encuestas, estaban sufriendo los populares.
Como he dicho más de una vez, la política no es la política de los partidos, sino la de los ciudadanos. Al final lo importante no es si manda éste o el otro, sino para qué manda. La principal obligación de Pedro Sánchez es demostrar a todos los españoles que no ha llegado a la presidencia del Gobierno por una simple cuestión de ambición política, sino para transformar esta sociedad injusta. Para intentar arreglar el problema catalán. Para abolir la parte más regresiva de la reforma laboral. Para dar respuesta a los problemas de los pensionistas y de esos millones de personas que necesitan urgentemente ayudas sociales públicas para poder vivir. Esas son las respuestas que necesita España.
Un gobierno socialista, que persiga la verdadera justicia social, que promueva la ayuda a los más débiles y las políticas de equidad territorial, será una buena noticia para todos. Veremos si este nuevo Gobierno responde a esas expectativas. Porque si no, será otro gobierno más de los políticos y para los políticos. Un Gobierno a la expectativa de los ministros propuestos y de los partidos a los que correspondan, y del que tendremos que valorar las cesiones que haga a las formaciones independentistas.