En nuestra sociedad abunda una especie de pesimismo que se va adueñando de las opiniones de mucha gente que todo lo ve negro. Son como pájaros de mal agüero que siempre andan presagiando que va a pasar algo malo. Y lo que nos hace falta, precisamente, es todo lo contrario. Personas que sean capaces de ilusionarse con todo lo bueno que va a ocurrir.
En los últimos tiempos, muchos de esos personajes se han quedado traspuestos. Porque cuando en la sociedad las cosas empiezan a pasar como tienen que pasar y la gente se comporta como se tiene que comportar, parece que se alejan los nubarrones de tormenta. El ya ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, perdió una moción de censura y tomó la decisión que tenía que tomar, dejando el camino abierto a que alguien le sustituyera en el partido. Y el nuevo presidente de Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, hizo lo que tenía que hacer presentando una censura que nadie daba por ganadora pero que ganó.
Y todo esto pasó sin convulsiones exageradas en la sociedad. Con la misma normalidad con que han tomado posesión los nuevos ministros y han salido los viejos, en una ceremonia en la que se han pasado las carteras con la mayor educación y la mejor disposición. Es la demostración de cómo funcionan las ceremonias de la democracia y cómo unos ciudadanos dan paso a otros en la gestión de nuestros asuntos.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha sembrado de nuevo la ilusión de la ciudadanía, una ilusión que confiamos que se traduzca en un cambio de rumbo en las políticas sociales para lograr el fortalecimiento de los tan adolecidos servicios público esenciales, que piden a gritos una buena dosis de oxígeno. Otro de los retos que tendrá que superar el gobierno de Sánchez es el de ganar la batalla a la pobreza, en especial a la pobreza infantil, que sitúa a Canarias a la cabeza en desigualdad infantil. Y qué decir de las pensiones. Esta será otra de las tareas que tendrá que hacer lo antes posible porque nuestros mayores no aguantan más esta situación.
Sin duda, Sánchez tiene sobre la mesa numerosos asuntos que resolver, entre ellos garantizar los acuerdos que contempla la agenda canaria. Por ello, se ha pertrechado de un equipo solvente que pueda aliviar la enorme carga que lleva el presidente sobre sus hombros. Más allá de la ilusión que pueda despertar en muchos, este nuevo equipo de gobierno es toda una declaración de valor y de modernidad. No sólo porque haya contado con once mujeres y seis hombres, sino porque da la sensación de que ha elegido a los mejores. Es verdad que era necesario que hubiera mayor paridad en el nuevo ejecutivo, pero la sensación es que el nuevo gobierno socialista ha sido construido contando con diecisiete personas de altísimo nivel y que tienen todo lo necesario para hacerlo bien en el área que les ha sido encomendada, con independencia de su sexo y edad.
Espero que sean fuertes y capaces de hacerlo, porque al Gobierno socialista no le aguarda el mejor de los panoramas. Es un gobierno que se apoya en una minoría y ante partidos políticos que van a trabajar en función de sus intereses electorales. Hace ya tiempo que vengo hablando, cuando he hablado de los desencuentros en Canarias, de la “mala política”. Esa que se caracteriza porque no sirve para nada que no sea discutir sin llegar a ningún sitio. La certeza de que nos vamos acercando a unas elecciones está poniendo a todos los partidos políticos extremadamente nerviosos. Y hablar ya del interés de los ciudadanos es como predicar en el desierto, porque muchos dirigentes están con la vista puesta en las encuestas y en las urnas.
Pero desgraciadamente los problemas que tenía la gente son los mismos que la semana pasada. Y hace falta que quienes han sido elegidos para solucionarlos se pongan a ello. Este país tiene un problema muy serio con las pensiones, con los salarios de los trabajadores, con la escasez de centros para mayores, con la dependencia, con las colas de personas que esperan para que les atienda un especialista o para una operación… Todo eso que concierne a los ciudadanos y afecta a sus vidas, está esperando respuestas. Y podemos darlas, porque esta sociedad ya ha demostrado que es capaz de avanzar en justicia social y de progresar económicamente.
Todo eso no se va a poder conseguir si un gobierno está cercado por fuerzas que no están dispuestas a colaborar en construir esas soluciones, sino que su único cometido es buscar el desgaste y la ruptura de la opción política que gobierna. Ese sería el mejor panorama para esos pesimistas que piensan que en este país no va a pasar nada bueno. Yo espero, sinceramente, que se equivoquen. Espero que triunfe la ilusión frente al pesimismo. Por el bien de la gente.