Dentro de poco, muy poco, comienza la carrera por las elecciones municipales de 2019, el programa electoral de los partidos políticos empieza a esbozarse, la formación de equipos junto a los candidatos también se va conformando a medida que avanzan las fechas, la comunicación y el marketing político son más importantes que nunca en una actividad política que vuelve a la realidad.
Es lo que tiene la vuelta al cole, septiembre, el mes que todo lo reactiva.
Programa de partido, folleto publicitario político, propaganda electoral, catálogo de elecciones, y un sinfín de terminologías definen al conjunto de ideas, proyectos y promesas de cara al ciudadano que los partidos políticos plasman en unas hojas impresas junto a su marca política.
Pero un programa electoral es mucho más que múltiples definiciones, es una declaración de intenciones y probablemente el elemento de comercialización de la organización política más estandarizado y usado durante décadas.
Es ese apego a su uso durante tantos años lo que ha provocado una indiferencia por parte del elector ante la recepción o visualización de lo que un programa electoral contiene. ¿Conoces a alguien que se lea o que revise los contenidos de los programas electorales municipales?
No digo que no exista esa persona que en algún momento de la campaña política mire y dedique su tiempo a pasar las hojas de un catálogo como si fuera el de IKEA o los catálogos de cualquier hipermercado, pero ¿cuántos lo hacen? ¿cuántas personas leen detenidamente las secciones de un folleto para luego exigir su cumplimiento?
Un programa electoral bien elaborado muestra ante el ciudadano un plan de gobierno serio y denota que el líder político ha preparado su oferta política con sensatez y orden, es la mejor carta de presentación ante la campaña electoral.
El factor sorpresa en política
Sorprender, me encanta esa palabra, más aún cuando se lleva a la práctica política. Hace algunos años los catálogos comerciales incluían producto, descripción y precio, solo utilizaban una portada, cuatro o cinco hojas de productos y una contraportada con los datos de contacto de la empresa.
Hoy, el producto pasa a segundo término, está mucho más destacado las ventajas que tiene su utilización, lo que repercute a quién lo pueda consumir, en que puedo diferenciarme del vecino de al lado si compro o no dicho artículo.
¿Acaso en política no deberíamos hacer lo mismo? ¿Y si hiciéramos un programa electoral saliendo de estereotipos y formatos obsoletos con la típica frase de «hemos hecho» o «vamos a.…» junto a la foto de la calle de siempre?
Por todo esto y muchas circunstancias más, debemos evolucionar a la hora como hacer un programa electoral municipal moderno, hacernos las preguntas para quién va dirigido, cuándo lo lanzamos, qué contenido tiene que llevar, por qué hacemos el programa, cuánto podemos invertir en su elaboración, cómo lo vamos a hacer.
El diseño del programa electoral
Diseñar un programa o catálogo electoral que pretenda ser leído y aceptado por la ciudadanía conlleva profesionalización, si, PROFESIONALIZACIÓN.
Estamos en la era digital y en momentos donde no vale cualquier papel impreso para dejarlo por debajo de la puerta, ahora toca tomarse en serio la redacción y diseño de un catálogo de intenciones políticas de calidad, en la impresión, en su estructura, y en el contenido que va a tener en sus páginas, el marketing político contempla entre sus herramientas con todo lo que representa hacer un programa electoral que sorprenda y que guste al elector.
¿Cuándo se empieza a elaborar el programa político?
Ya, cuanto antes mejor. ¿Cuántas veces no hemos visto aparecer el programa electoral de un partido político faltando una semana para las elecciones? Se tiene que contar con los plazos de diseño, su impresión, buzoneo, reparto a domicilio, si se va a incluir o no en la web, y muchas casuísticas más importantes para evitar esas prisas en política, las que siempre juegan malas pasadas.
Ahora bien, cuando la pregunta va en la dirección del lugar donde va a estar presente el «catálogo de intenciones políticas» la cosa cambia. Si solo piensas en colocarlo en un portal web o en el mundo online, perderás la posibilidad de acceder a mucha gente que no utiliza estos medios tecnológicos.
Además, ocurre algo muy importante, el entregar un programa electoral de mano a mano ofrece la oportunidad de conversar, de entablar una pequeña relación con el vecino, de encontrar la excusa perfecta para, que con tiempo, poder explicar su contenido y todo lo bien que le va a hacer a la ciudadanía su cumplimiento. Es el vínculo con el vecino por excelencia.
En los debates televisivos también se explica el programa, pero estamos en el siglo XXI, la era de la tecnopolítica, de la comunicación política digital, tiempos del Smartphone, del blog de política, de la inteligencia artificial, de la omnipresente internet, por lo tanto, el programa electoral tiene que estar adaptado a estos canales de comunicación y a sus pobladores digitales, los nuevos votantes.
Los procesos de elaboración de programas suelen ser procesos largos, correcciones, si la información que contiene se estructura por actividades o por barrios, por temáticas.
Tiempo, tiempo y tiempo, así que cuanto antes se empiece a trabajar en el portafolio de apartados del programa, mucho mejor.
No cabe duda de que, si una cosa puede destacar dentro del proyecto de elaboración del catálogo electoral, es la participación y la cohesión de equipos, es una publicidad electoral que unifica al servir de punto de unión entre los individuos que forman parte del equipo de trabajo.
Habrá muchas opiniones, que incluir y hasta donde nos podemos comprometer con lo que incluimos y detallamos en sus líneas. El periodo que comprende el diseño de un programa enriquece a los partidos, ofrece diálogo interno y hace equipo, abre los ojos a muchos candidatos.
Estos momentos también crean sinergias de trabajo y de relación con los electores, el estudio del mercado electoral comprende las necesidades del vecino, así que ahí los partidos tienen fácil que elementos lleva su catálogo de opciones y actividades municipales.
Si el vecino necesita pan, ofrece pan en tu programa electoral, ni más ni menos. Cuando se trata de partidos nuevos o de formación reciente, el programa electoral ayuda todavía aún más en la estructura y elaboración del organigrama de funciones del partido.
De la promesa a la realidad política
Pero todo esto no vale de nada sino se cumple lo que en el programa se ha incluido, los eslóganes políticos que están en el programa todavía comprometen más a los líderes políticos, es un cartel político más amplio. No se debe incluir en un programa electoral aquello que no puedan cumplir, no solo que es contraproducente, hoy por hoy genera más desconfianza.
Al final el programa electoral es una gran herramienta para gobernar, tiene en su contenido aquellos objetivos políticos con un grado alto de compromiso con la ciudadanía. El alcalde, concejal o cargo público tiene que velar por su cumplimiento, liderar el proyecto de cada uno de sus apartados, ser ambiciosos en todas las propuestas por supuesto, pero con los pies en la tierra.
¿Quieres ganar las próximas elecciones? Haz un programa electoral real, enséñalo por diferentes medios de comunicación, mímalo y ponte en el lugar de quien lo recibe. Solo así sabrás si es un buen programa, un programa ganador, afila bien el lápiz.