Los miradores de La Gomera tienen una particularidad difícil de explicar, pero que los hace diferentes a los que se pueden encontrar en otros lugares de las Islas. La razón probablemente sea que la escarpada orografía insular convierte a cada punto en el que nos situemos, en un rincón desde el que se pueden observar paisajes que literalmente desarman al espectador, por su belleza y espectacularidad.
El presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo Curbelo, destaca el valor de estos elementos, ya que “se tratan de auténticos balcones hacia la naturaleza, y en los que ahora gracias a estos paneles se resaltará nuestro patrimonio histórico y cultural”. Añade orgulloso que La Gomera, por el diseño de su abrupto territorio “se configura como un gran ventanal que invita a residentes y turistas a asomarse para disfrutar de todos sus rincones”.
Valor apreciado
De forma reiterada, el Cabildo de La Gomera constata que efectivamente los miradores se han convertido en uno de los valores más apreciados por los visitantes. De ahí que se aprovechen para intentar que éstos puedan obtener una idea, lo más cercana y completa posible, de la realidad insular. Desde todos los puntos de vista.
Con este objetivo, la Consejería Insular de Turismo ha renovado casi una treintena de paneles informativos que se adecúan a cada uno de estos enclaves y que aportan información sobre aspectos como la naturaleza, los paisajes, la cultura, el patrimonio histórico, el silbo, capítulos de la historia concretas como los ataques piratas, el mar de nubes o el efecto de los alisios sobre el clima. Por supuesto, en español e inglés.
La consejera, María Isabel Méndez Almenara asegura que, de esta manera, los turistas, “por un lado disfrutarán de unas vistas absolutamente espectaculares, pero además, también tendrán la oportunidad de conocer mucho más la Isla en la que se encuentran”. Y que en el caso de La Gomera abre todo un mundo de posibilidades; nadie duda de que son múltiples los aspectos que pueden despertar el interés de los visitantes.
Algunos paneles hablan de leyendas como la del amor imposible entre Gara y Jonay, de la formación de las playas y barrancos o dan cuenta de que la Isla pertenece a la red mundial de territorios declarados Reserva de la Biosfera. Toda una garantía de que sus valores naturales gozan de un tratamiento especial.
El Cabildo también ha editado un mapa en el que se pueden ver donde se sitúan cada uno de estos miradores. Además de información general, se aportan datos sobre servicios que son de utilidad para los visitantes. Por ejemplo, restaurantes, gasolineras, bancos o cajeros. A través de un código QR el turista accede a la página web del Cabildo lagomera-travel, en la que encontrará una valiosa cantidad de información.
La consejera no duda en señalar que los miradores suponen “una ventana abierta para disfrutar de nuestra Isla, y unos pequeños rincones en los que descansar en medio de unos paisajes inigualables”.
En estos momentos, existen dos en los que se han sustituido los muros de piedra por cristales, lo que da lugar a que sean más accesibles para las personas que tengan dificultades de movilidad. “Viajar por carretera en La Gomera se convierte en una experiencia muy especial y con un atractivo particular gracias a nuestros miradores. Y si además es posible conocer distintos aspectos de la historia de la Isla, entonces es indudable que el recorrido será aún mucho más completo”, apunta.
Por ejemplo, en el de La Asomadita en San Sebastián, se recuerdan los ataques de piratas y corsarios a los que se tuvieron que enfrentar los habitantes de La Villa. Todo ello, mientras se disfruta de una espectacular vista de la bahía. En este mismo municipio, en el mirador de La Ladera de La Rama, se rememora la elección de este punto de la costa como el más apropiado para fondear las naves, por lo que con el tiempo se acabaría convirtiendo en el puerto y en la capital de la Isla. En el del La Lomada del Camello, también en San Sebastián, se relata la leyenda de Gara y Jonay, un amor imposible con final trágico incluido. Todo ello mientras se observan unas vistas impresionantes del Teide.
Para el mirador de La Laja la temática elegida es ‘la bendición del alisio’, lo que a la vez sirve para que el viajero comprenda la radical transformación que experimenta el paisaje. Todo ello gracias al mar de nubes y a estos vientos que, como efecto añadido, son también la causa de que la Isla cuente con unas generosas reservas de agua.
En el mirador de El Sombrero se explica que los bancales son el resultado del ingenio de los habitantes para disponer de más terrenos dedicados a los cultivos. Para ello, se construyeron muros de piedra seca que retienen la tierra fértil. El panel colocado en el mirador de Las Trincheras se centra en la particular naturaleza insular marcada por profundos barrancos, espesos bosques, manantiales, acantilados, roques o senderos. Sin olvidar las casas rústicas que se integran perfectamente con la naturaleza. Por otro lado, en el de Tagaragunche, es posible conocer su patrimonio arqueológico. Y es que aquí se situó uno de los principales santuarios de los antiguos habitantes de la Isla, lugar que luego ocuparía la ermita de San Isidro. Para saciar la curiosidad que despierta la vida de los aborígenes, por ejemplo, se explica que fueron los auténticos dueños de la Isla durante cerca de dos mil años.
En el mirador de Igualero, la temática gira entorno al Silbo Gomero, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y lenguaje que ha servido para que los gomeros puedan comunicarse y superar un territorio que los sumía en el aislamiento. En el mirador de San Lorenzo, el visitante podrá conocer que está en un enclave declarado Reserva de la Biosfera y para ilustrarlo, nada mejor que disfrutar de la magnífica vista de la Fortaleza de Chipude.
En el caso del de San Antonio, la información gira entorno a los conflictos que surgieron por el reparto del agua y que, en Valle Gran Rey fueron resueltos por la vía judicial a mediados del siglo XX. En el de la Curva del Queso se relata uno de los episodios más importantes de la historia insular; la conocida como Rebelión de Los Gomeros que concluyó con el ajusticiamiento de Hernán Peraza, conde de La Gomera.
En El Palmarejo, la temática escogida es la importancia que para el paisaje adquiere la palmera canaria, mientras que en el mirador de El Santo, los visitantes pueden conocer el milagro cotidiano que suponen los manantiales y en La Retama los característicos barrancos y valles que son calificados como “auténticas dentelladas sobre la superficie” de la Isla. El de Punta de Belete está dedicado a la ganadería y especialmente a las cabras y su balido y cencerros, unidos de forma intrínseca a los sonidos que resuenan en cualquier rincón de La Gomera.
Ya en el norte, se encuentra el Mirador de La Punta de Alcalá que, en este caso se centra en explicar los espacios “más recónditos y salvajes” de la geografía insular: los acantilados. O el del Almendrillo, que llama la atención sobre las sabinas. El panel de este mirador invita al espectador a detener su vista en la naturaleza a través de esta cita: “Fíjate en la enorme cantidad de arbustos de color verde oscuro que salpican las laderas. Son sabinas, una especie vegetal, emparentada con sus primas europeas, que abundó en el pasado en Canarias y que, prácticamente, ha desaparecido del Archipiélago, junto al resto de especies del bosque termófilo”.
El de Roque Blanco, incide en el retroceso que ha experimentado el bosque que, hoy por hoy se recluye en el Parque de Garajonay, mientras que en el del Barranco de La Palmita, situado en el Centro de Visitantes del Garajonay, se da cuenta de las características de la meseta central que llama la atención por ser uno de los pocos lugares llanos de La Gomera. El de Abrante ha adquirido gran trascendencia por sus vistas en vertical del monumental risco a través de un suelo de cristal. Para este enclave la temática elegida son los paisajes erosionados de tonos rojizos. El panel colocado en el Mirador de San Juan lleva por título ‘Hermigua, un territorio bien repartido’ y lógicamente explica las particularidades de este rincón.
También en este municipio nos encontramos con el de La Punta, desde el que se puede observar los impresionantes Pescantes, cuya historia es desmenuzada a quienes allí se convierten en espectadores asaltados por la curiosidad de saber el origen de estas construcciones que desafían a la fuerza del mar. En el de El Moralito parte el itinerario circular de casi 140 kilómetros que recorre la Isla y así se da a conocer a los que se quieran adentrar en la red de senderos. En cuanto al de La Carbonera, situado a la entrada del Parque Nacional, la estrella es la Laurisilva, auténtico fósil viviente. En el de Los Manaderos, sobre la presa de Chejelipes, se informa sobre este sistema para atrapar el agua que supone una capacidad de 630.000 metros cúbicos. Todo un récord si se tiene en cuenta el tamaño de la Isla. Por último, el de Las Trincheras, en Alajeró, lleva por título Una Isla de Sol y Playa.