La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, a través de la Dirección general de Agricultura, ha iniciado el ensayo final de trampeo masivo en palmeras de Gran Canaria, Tenerife y La Gomera, para el control de Diocalandra frumenti, picudo de las cuatro manchas o «picudín de la palmera».
Una nota de la Consejería informa de que este insecto no se debe confundir con Rhynchophorus ferrugineus, conocido como “picudo rojo”, que también afecta a palmeras y fue erradicado en 2016 en Canarias, aunque se detectó un ejemplar el pasado mes de octubre en Gran Canaria gracias a las actuaciones de vigilancia y control que ha mantenido desde entonces este departamento y que continúan en la actualidad.
A través de la empresa pública Gestión del Medio Rural de Canarias, adscrita a la Consejería, y en colaboración con los ayuntamientos, se han instalado una veintena de trampas en palmeras afectadas en cuatro zonas urbanas de Las Palmas de Gran Canaria; en El Palmetun, en Santa Cruz de Tenerife; y en cuatro espacios del casco histórico de San Sebastián de La Gomera.
La nota explica que se trata de trampas de feromonas que funcionan como atrayente de este escarabajo (picudín) que daña las palmeras, impregnadas en su interior de un insecticida que causa su muerte, lo que permite reducir sus poblaciones.
Anteriormente se habían realizado acciones de control mediante tratamientos químicos en La Gomera que habían permitido contener la plaga.
Un año de actuación
El director general de Agricultura, César Martín, explica en la nota que la duración de estos trabajos, que se iniciaron a mediados del mes de octubre, será de un año, tiempo durante el cual se llevarán a cabo inspecciones mensuales para comprobar visualmente cómo es su evolución y el estado de las palmeras, que se completarán con la toma semestralmente de muestras de hojas de ejemplares para su análisis en laboratorio.
“Esto nos permitirá ir conociendo cómo se desarrolla el tratamiento y si éste funciona o es necesario realizar ajustes para mejorar las características de este sistema de control”, añade Martín, quien comenta también que estas actuaciones son fruto de varios estudios previos “que nos han permitido conocer entre otros aspectos las zonas y el nivel de infestación inicial de esas palmeras”.
Una vez concluidas estas actuaciones, sus resultados se remitirán al Ministerio para su autorización y posterior puesta a disposición de las corporaciones locales para su uso.
Este departamento financió los estudios del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), del Centro de Ecología Química Agrícola de la Universidad Politécnica de Valencia, y de la empresa valenciana Ecología y Protección Agrícola, que lograron aislar, identificar y sintetizar la molécula de la feromona atrayente que emiten los machos del insecto y que se ha utilizado en estas trampas.
La Consejería recuerda que en el casco urbano de San Sebastián de La Gomera está prohibido que se arranquen hojas para su empleo como alimentación para el ganado, ya que se había constatado esta práctica que puede contribuir a propagar la plaga a otras zonas no afectadas si se toma material de palmeras infectadas.
Los daños que el escarabajo Diocalandra frumenti provoca en la palmera canaria, se caracterizan por el secado de los anillos de hojas inferiores y la pérdida de hojas-que deben podarse para evitar que puedan desprenderse sobre los transeúntes- y, en algunos casos más drásticos, la muerte de ésta.
Este coleóptero de origen asiático, de la familia de los curculiónidos, se detectó por primera vez en Gran Canaria en 1998 y se encuentra actualmente en todas las islas del archipiélago excepto en El Hierro. Constituye una de las plagas más importantes de esta especie, Phoenix canariensis, símbolo de nuestra comunidad.