Un interno del Centro Penitenciario Salto del Negro de Las Palmas de Gran Canaria ha agredido con un pincho de unos 20 centímetros de fabricación casera a Antonio Ojeda, quien estuvo investigado por la desaparición de Yéremi Vargas y luego fue absuelto, y también arrojó lejía a los ojos a un tercero que tuvo que ser trasladado al hospital, según ha informado el sindicato ACAIP-USO, Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias.
El sindicato ha indicado en una nota que todos estos hechos ocurrieron el pasado jueves 13 de diciembre en el módulo 8 de respeto y durante la bajada de celdas de la tarde, estando un solo funcionario de servicio en un módulo con más de 120 presos.
ACAIP-USO ha afirmado que debido a la falta crónica de personal que se padece y en un centro penitenciario donde a pesar de no estar todos los módulos abiertos y de dificultar poder disfrutar de sus días de asuntos propios a sus trabajadores, siempre ha habido déficit de plantilla. Indica, además, que a día de hoy están sin cubrir 41 puestos de trabajo en todas las áreas en la prisión capitalina.
Según apuntan desde la organización sindical, «una vez más, como ocurre todos los días, la nefasta política de la Administración Penitenciaria pone en peligro la vida de los internos y de los funcionarios de prisiones sin que se tome ninguna medida para solucionar la falta de seguridad y medios que padecen los trabajadores penitenciarios».
Y añade que sólo gracias a la labor de intermediación del funcionario presente se consiguió que el interno depusiera su actitud y no ocurrió una desgracia personal mayor ni se produjo una riña multitudinaria entre todos los presos.
El sindicato entiende que medidas «sin ningún coste económico como otorgar el carácter de agente de la autoridad a los empleados de prisiones evitarían situaciones tan desagradables como los tocamientos a las maestras que por desgracia están sucediendo y que quedan impunes penalmente».
Denuncian que la Administración Penitenciaria «prefiere continuar en su política de desprecio absoluto a los trabajadores de prisiones tal como ejemplificó el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados del pasado jueves 13 de diciembre, donde negó el carácter grave de las agresiones que los trabajadores penitenciarios sufren diariamente».