Zebenzuí González Rancel, Secretario Autonómico en Canarias del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos (SPPLB) remite a Gomeranoticias.com un artículo a modo de réplica al alcalde de la Villa de Hermigua, el nacionalista Pedro Negrín, que a su vez, el pasado el pasado 31 de diciembre respondió con un artículo de prensa un comunicado inicial de la formación sindical, publicado en este medio de comunicación el 29 de este mismo mes.
Se incorpora de forma textual la réplica del responsable del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos al igual que hizo con el del primer edil de Hermigua.
«Sr. Alcalde de Hermigua: para la inmensa mayoría de los vecinos de la Villa de Hermigua, no resulta complicado distinguir la realidad de una falacia, ni el ruido de los datos objetivos e incontestables. Ud. lleva gobernando en el municipio casi 4 largos años. En todo ese tiempo ha tenido la posibilidad de arreglar la situación de los trabajadores municipales, y sin embargo, aquella lluvia de promesas que hizo en el año 2015 ha caído en saco roto. Fruto de esa inoperancia, el Ayuntamiento de Hermigua se enfrenta a varias demandas, como Ud. bien sabe, y como debería saber todos los hermiguenses.
En materia de personal estamos ante un caso más de filibusterismo, y la sentencia en la que se condena a pagar a todos los vecinos los gastos derivados del procedimiento, alerta de la torpeza en su gestión. No obstante, y en un desesperado acto de eludir la evidencia, salta Ud. a la palestra a escurrir el bulto arguyendo faltas de respeto y no se cuántas barbaridades más. Llegados a este punto, permítame darle un consejo: En lugar de tener sobre al mesa de su despacho un ejemplar de “El manual de urbanidad y buenas maneras” (comúnmente conocido como “Manuel de Carreño”) de la que tanta gala hace, debería de colocar una copia actualizada del Estatuto Básico del Empleado Público.
Sr. Alcalde, me temo que cuando Ud. accedió a la Alcaldía hace casi 4 largos años, creyó que nuevamente estaría al frente de una oficina bancaria, en la que hoy en día encontramos clientes de primera, de segunda e incluso de tercera categoría. Craso error: una administración pública sirve con objetividad a los intereses generales, y los trabajadores municipales tienen una serie de obligaciones y también de derechos, que tal y como dice la sentencia de marras, Ud. ha vulnerado de manera reiterada.
No quisiera despedirme y agradecerle su atención sin ofrecerle otro sano y democrático consejo: Si Ud. se siente tan violentado con mis palabras, y de corazón estima que se le ha faltado el respeto, el cauce para restituir dicha lesión pasa por acudir a los tribunales. Eso sí, sea honesto consigo mismo y con su pueblo, y demande en su propio nombre, no bajo el paraguas de la Alcaldía, para que una vez que desestimen su absurda pretensión, el condenado en costas sea Ud. a título personal, y no tengamos que ver cómo las arcas municipales se desinflan cada vez que piensa con el estómago en lugar del cerebro.