Los que ya peinamos canas nos acordamos de un programa de Televisión Española que se llamaba «La unión hace la fuerza», por el que pasaron equipos de personas de todos los municipios de España. Lo que venía a demostrarnos aquel concurso era que cuando se formaba un equipo de personas en el que cada uno aportaba algo, se lograban metas que parecían imposibles.
Cuando existe una fuerza que impulsa la colaboración y la solidaridad los logros de cualquier sociedad se vuelven extraordinarios. Pero también ocurre que cuando cada uno tira para su lado, cuando nadie se pone de acuerdo con nadie y todo se vuelven discusiones eternas y egoístas, al final todo se estanca y no se avanza. Todos lo sabemos porque lo hemos vivido alguna vez.
Visto desde fuera, es difícil no sacar otra conclusión que la de que las relaciones entre Canarias y Madrid no atraviesan por un buen momento. El distanciamiento entre los dos gobiernos es enorme y gestos como el que no se ha producido en estas fechas lo ponen de manifiesto. Y eso no es bueno para las islas.
Aquí se está produciendo un gravísimo error. Se está llevando al terreno de las instituciones lo que son desencuentros políticos. El aire está enrarecido entre Coalición Canaria y el PSOE desde que unas palabras del ministro de Fomento, José Luis Abalos, sobre el plazo de aplicación del descuento a los vuelos de los residentes canarios, fueron el detonante de una polémica tremenda. Tal vez no fueron las palabras más afortunadas pero sin duda la respuesta que recibieron fue abrumadora. En todo caso, se empezaron a abrir heridas que lejos de cerrarse se hacen cada vez mayores.
Canarias tiene pendiente de recibir más de cuatrocientos millones de euros a través de diferentes convenios y acuerdos que no se han materializado. Y está pendiente de ver si las medidas que se contemplan en su nuevo Estatuto de Autonomía y en su nueva Ley de REF –ambas normas de este pasado año– se contemplan en los presupuestos del Estado para 2019. En las actuales circunstancias, uno se teme lo peor. Porque los dos partidos, Coalición Canaria y PSOE, están llevando al terreno de las instituciones los desencuentros políticos que han tenido de una y otra parte. Y tener las elecciones tan cerca, en mayo, no va a facilitar que se regrese a la cordura y al diálogo.
Creo que el Gobierno canario comete un error si contribuye a la ruptura del diálogo. Pese a las razones que lo asisten –que son muchas– tiene la obligación, yo diría que el deber, de saber aguantar con templanza los desaires y mantener siempre la mano tendida. Canarias necesita mantener una fluida relación con Madrid. Y el PSOE de estas islas, por su parte, debería contribuir a suavizar todas esas asperezas que se vienen produciendo. Los socialistas canarios saben muy bien lo que se padeció en esta tierra cuando el anterior Gobierno del Estado rompió los compromisos con Canarias. ¿Eso es lo que queremos volver a ver? Porque llevamos ese mismo camino. Y si no queremos que vuelva a pasar, aún estamos a tiempo, entre todos, de cambiar las cosas. Hagamos un esfuerzo colectivo por entendernos en vez de tirar cada uno por su lado. Que los pequeños gestos desafortunados no se transformen en dramas irreparables, porque no lo son. Que las estrategias políticas no se pongan por encima del interés de todos los ciudadanos de las islas, porque el conflicto puede dar votos pero a largo plazo es un mal camino. Y que no se maltrate otra vez a Canarias, porque tanto va el cántaro a la fuente….