Estimado Pedro:
Tal vez tenga fortuna y alguien te haga llegar estas palabras en algún resumen de la prensa de Canarias. He decidido escribírtelas y al mismo tiempo a todos los ciudadanos con los que suelo comunicarme cada semana en las páginas de los periódicos de mi tierra. Lo hago porque pienso que se están haciendo las cosas muy mal.
Tengo que confesar que, como en la canción, tengo el corazón partido. Por un lado me alegra profundamente que España tenga un Gobierno de izquierdas, un gobierno socialista respaldado por un partido al que siempre estaré unido por lazos de cariño. Por el otro, me siento entristecido y hasta cabreado por el desinterés con que se están tratando los asuntos de Canarias. Porque al final, como siempre, los perjudicados son los ciudadanos que más necesitan ayuda.
Cuando muchos de los hoy jóvenes valores del PSOE ni pensaban siquiera en la política, los socialistas hicimos posible la modernización de España y lanzamos a nuestro país hacia cotas de desarrollo y de progreso que nadie podía imaginar. Eso lo hizo un joven presidente llamado Felipe González. Pero no estuvo solo. Había despertado la ilusión de centenares de cuadros que se sumaron con entusiasmo al proyecto de cambio que comenzó en 1982 y de millones de ciudadanos que se sintieron identificado con aquel espíritu. Porque aquel presidente y aquel partido no gobernaban para sí mismo ni en su propio interés, sino que hizo lo que tenía que hacer por el bien de los españoles: desde la reconversión de sectores industriales obsoletos a nuestra pertenencia a la OTAN. Por encima del interés político del partido, el interés de España. Y los ciudadanos lo supieron entender y valorar.
Es una evidencia aplastante que existe un frío distanciamiento institucional con Canarias. Me produce un enorme pesar que lo que se esté transmitiendo a la ciudadanía es que el presidente Sánchez y el presidente Clavijo no se pueden ver. La política produce a veces choques de los intereses de partidos. Pero por mucho que los nacionalistas de Coalición hayan sido hostiles en el Congreso de los Diputados o hayan elevado aquí en las islas el tono de protesta por lo que consideran un maltrato en los Presupuestos Generales del Estado, condenar a estas islas al ostracismo es injusto e innecesario. Por poco que guste el actual Gobierno canario en Madrid, es el legítimo representante de los ciudadanos, hasta que estos decidan otra cosa. Y no se merecen los desprecios protocolarios que les haces, presidente.
Soy de los que cree y así lo he dicho públicamente, que estos Presupuestos son buenos para España, porque hacen un esfuerzo importante en aumentar el gasto social, en mejorar la vida de los pensionistas, de los parados y de los que más lo necesitan. Pero mentiría si no reconociera que Canarias sale territorialmente mal parada. La realidad, presidente, es que por error o desconocimiento, se han vulnerado los fueros de las Islas poniendo en riesgo nuestra fiscalidad. Y eso siempre pasa con Canarias, pero nunca con el régimen fiscal vasco. ¡Vaya qué casualidad! Una vez más las inversiones en las islas no están por encima de la media del Estado, como se fija en nuestra Ley del REF. Y a los retrasos en los convenios del año pasado que siguen sin firmarse y sin fecha prevista, hay que sumar importantes partidas que han desaparecido de estos presupuestos. Son muchos millones, presidente.
El mensaje de los nacionalistas canarios consiste en repetir una y otra vez que se han desviado recursos económicos hacia Cataluña y País Vasco porque son los que tienen los votos que deciden mayorías en el Congreso. Convencer a los ciudadanos de que eso es verdad es su mayor éxito y será el mayor fracaso de partidos que, como el PSOE, tienen una idea global de una España con mayor justicia social y mayor cohesión. ¿Es que aquí sólo se trata bien a la fuerza de los territorios? Es un mal ejemplo para los ciudadanos de este país. Pero lamentablemente es el ejemplo que se está dando.
He leído con asombro declaraciones en las que se justifican las inversiones en Canarias contando como tales las subvenciones al transporte aéreo y marítimo de personas y mercancías o los fondos destinados a la compensar la producción energética en los territorios extrapeninsulares o similares medidas contempladas en nuestra Ley de REF. Es asombroso, presidente, que a estas alturas se sigan confundiendo lo que son gastos e inversiones con los que se financian las islas de forma ordinaria con las compensaciones a la lejanía y la insularidad, que son tan estructurales como las propias limitaciones de nuestro archipiélago.
Estimado Pedro. Eres el presidente de todos los españoles y también de todos los canarios. Y estás condenado, por imperativo del cargo que ocupas, a entenderte de forma institucional con todos los representantes de las autonomías, te caigan mejor o peor, sean de izquierdas o de derechas. Lo has hecho incluso con quienes han sido desleales institucionalmente al máximo nivel: y creo que has hecho muy bien en restablecer el diálogo como el único camino para el entendimiento.
No te pido otra cosa que eso: diálogo. Lo mismo que le pido al presidente Clavijo. Generosidad, prudencia y diálogo. Sin partidismos, sin intereses electorales que sólo generan tensiones y malestar. Los partidos políticos deben estar al servicio de todos los ciudadanos. Pero mucho más los políticos que ocupamos cargos en instituciones que tienen el deber de ser útiles a todos y trabajar por el bien de todos. Por amor de dios, sean sensatos. Decenas de miles de canarios lo necesitan y aún están a tiempo de atenderles.