El Consejo de Ministros vivió este viernes un ambiente muy pesado, como de final de legislatura. Después de una semana durísima con críticas internas y la oposición enfervorecida, Pedro Sánchez decidió recuperar la iniciativa con un movimiento inesperado: se plantó ante los independentistas y dio por rotas las negociaciones, según explicó la vicepresidenta, Carmen Calvo, porque insisten en la autodeterminación, algo inviable para el Ejecutivo. Calvo lanzó un ultimátum al PDeCAT y ERC, que tienen que decidir antes del miércoles si tumban las Cuentas, y abrió la puerta a un adelanto electoral: “Sin Presupuestos, el tiempo de la legislatura se acorta”. Por parte de la Generalitat, la consejera de Presidencia, Elsa Artadi, y el vicepresidente, Pere Aragonés, contestaron acusando al Gobierno de “comprar los argumentos” de PP, Cs y Vox.
“Tenía que ser ahora. Entiendo que es un no. Suerte”. Con esta frase de Carmen Calvo en un whatsapp a Artadi a las 13.50, pocos minutos antes de comparecer en rueda de prensa en La Moncloa, la vicepresidenta dio por rotas las negociaciones con los independentistas, según la versión de estos últimos, según señala Carlos E. Cué y Camilo S. Baquero para el periódico El País.
Atrás quedaban varios intentos de llegar a un acuerdo para que retiraran las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos, algo que aún pueden hacer antes del miércoles, cuando se votan definitivamente, aunque ahora parece muy difícil.
La de este viernes no era una rueda de prensa cualquiera en La Moncloa. Durante la semana estaba previsto que compareciera como es habitual la portavoz, Isabel Celáa, con la ministra de Economía, Nadia Calviño, y el de Ciencia, Pedro Duque. El tema estrella era la Agenda del Cambio, el gran proyecto económico del Ejecutivo para varios años, con planes para todos los sectores e iniciativas que indicarían que Sánchez piensa estar muchos años en La Moncloa.
Pero al final se sentó de forma extraordinaria Calvo, y no la portavoz. Y lo que tenía que decir apartó cualquier otro asunto. Mientras todos los ministros y colaboradores presentes en la sala miraban con caras muy serias, que ella atribuyó después con ironía a que era muy tarde y no habían comido, Calvo dio cuenta del ultimátum que el Gobierno había lanzado pocos minutos antes a los independentistas y que estos rechazaron de plano. Estos últimos comparecieron poco después en Barcelona para aclarar que no piensan levantarse de la mesa, que están dispuestos a seguir negociando, pero la situación parece definitivamente rota si un cambio de última hora, tal vez forzado por el vértigo a un adelanto electoral, no impide que los Presupuestos de Sánchez sean devueltos a la primera sin tramitarse.
La manifestación convocada para el domingo por PP y Ciudadanos, a la que se suman Vox y varios grupos de extrema derecha, se mantiene pese a que la situación ha cambiado notablemente. Algunos independentistas moderados aún confían en que la imagen de lo que puede venir en Cataluña si la derecha vuelve al poder pueda servir para replantear la decisión de rechazar los Presupuestos, pero cada minuto parece más difícil.
En plena oleada de críticas internas en el PSOE por la decisión del Gobierno de aceptar que en esa mesa hubiera un relator, y con la oposición calentando motores para la marcha, Sánchez y su equipo han decidido contraatacar con un ultimátum que lanza toda la presión sobre los independentistas.
No habrá más propuestas, explicó Calvo. “Ustedes son testigos de que lo hemos intentado. Pero no tiene sentido que la sociedad no tenga las claves claras de lo que pretende este Gobierno. Durante años se pidió diálogo. Lo hemos hecho. Si esto no es suficiente hay que parar. Este documento es el destino final. Los independentistas tendrán que explicar por qué rechazan una oferta de diálogo bastante razonable”, aseguró.
Los independentistas comparecieron inmediatamente para insistir en que no son ellos los que rompen el diálogo. El vicepresident Pere Aragonès (ERC) y la portavoz del Govern, Elsa Artadi (Junts per Catalunya). aseguraron que que Sánchez ha tomado por buenos “los argumentos contra el diálogo” de PP, Ciudadanos y Vox.
El Gobierno ha cambiado por completo de estrategia. De la opacidad hasta ahora sobre las negociaciones dirigidas por Calvo ha pasado a entregar a todos los periodistas nada más empezar la rueda de prensa la última propuesta del Ejecutivo, tres folios en los que se habla de forma muy abierta de una “mesa de partidos en la que cada uno de los participantes planteará sus propuestas de resolución y proyecto político con total libertad”. Esto era tan abierto que incluía todo, pero los indedepentistas querían que la autoderminación figurara de manera expresa como objetivo de ese diálogo entre los partidos, algo inaceptable para el Ejecutivo.
En el texto se detalla la figura del relator sin ponerle nombre: “Al frente de esa mesa de partidos se propondrá de común acuerdo a una persona que será quienfacilite la coordinación de los trabajos”. El Gobierno trata así de recuperar la iniciativa y el control de la situación. Ahora deciden los independentistas si quieren asumir el coste de no apoyar los Presupuestos y abocar al Ejecutivo a una convocatoria de elecciones generales. El Gobierno parece dispuesto a adelantarlas. Los escenarios siguen siendo dos: superdomingo en mayo jugándose todo el poder nacional, autonómico y local a una carta o ya en otoño, con el presidente arriesgando en solitario. El miércoles es el día clave. A partir de ahí se precipitará todo.