Todos tenemos alguna persona que en algún momento de la vida nos ha dado un buen consejo y nos ha hecho «poner los pies en el suelo». Porque hay situaciones en las que uno puede estar abrumado por las responsabilidades o por el éxito o por la pérdida de un ser querido, y pierde la perspectiva de las cosas.
De las muchas maneras que hay de perder el contacto con la realidad, una muy peligrosa puede ser la política. Porque un político no solo es un ciudadano más, sino que es uno que está obligado, por decisión propia, a ponerse al servicio de todos. Y cuando eso se olvida es bueno que alguien te lo recuerde. Un grandísimo secretario de organización socialista en este país, Alfonso Guerra, decía que también se puede fracasar de éxito. O lo que es lo mismo, que si la vanidad te hincha como un globo y te elevas demasiado, la caída puede ser mortal.
Las cosas que estamos viviendo ultimamente me hacen pensar que muchos partidos y políticos carecen de alguien que les esté poniendo los pies en el suelo. Porque se están olvidando de que la vida pública solo tiene sentido si nos dedicamos a trabajar para mejorar la vida de las personas. En este momento los errores que comete el Gobierno de España son respondidos con más errores que cometen los partidos de la oposición, como si unos y otros no sirvieran a la misma gente, del mismo país. Son momentos difíciles, pero es precisamente en estos tiempos en donde se necesita a la gente más preparada, con mayor capacidad y más sensatas. Para insultar no se necesita ningún talento.
Todos estamos mirando con preocupación la crispación que se está produciendo con Cataluña y que está afectando al resto de los españoles. Y la sensación que tenemos algunos es que no existe colaboración entre los grandes partidos porque cada uno juega a sus propios intereses electorales. Las manifestaciones de este fin de semana, convocadas por el centro derecha político, no ayudan en nada a resolver el problema catalán. Pero tampoco ayuda que el Gobierno socialista no sea capaz de llegar a acuerdos con todos los partidos moderados del arco parlamentario. Los políticos españoles se han terminado convirtiendo en agricultores pero lo único que están plantando es el follón permanente.
El conflicto me preocupa como ciudadano español, pero también y particularmente como canario. Porque esta incapacidad para entenderse que están demostrando todos puede afectar la vida de las personas que vivimos en las islas. Ocupado con el problema de Cataluña y con las alianzas políticas, el Gobierno de España no parece haber entendido la situación especial que vivimos en unas islas que están muy lejos de la Península. No solo no se han dedicado los recursos que necesitamos en los presupuestos –seguimos esperando por las subvenciones para el agua agrícola, las obras hidráulicas o la lucha contra la pobreza– sino que desde el Ministerio de Hacienda se quiere descontar como inversión en las Islas el dinero que se nos destina a compensar la lejanía y la insularidad.
Los canarios no disfrutan de las redes de alta velocidad peninsular, ni de las grandes autopistas, ni de una red eléctrica conectada con Europa. Las islas tienen una condiciones de vida especiales reconocidas por la Unión Europea en el Tratado de Lisboa y que las Cortes españolas terminaron recogiendo en el nuevo Estatuto de Autonomía y la nueva Ley de REF aprobadas recientemente. Son esas leyes las que tenemos que defender con uñas y dientes. Sin colores políticos, sin diferencias, porque todos, absolutamente todos los partidos en Canarias estamos obligados a defender el futuro de nuestros ciudadanos.
Todos hemos visto en las olimpiadas como en las salidas de las carreras de larga distancia, los atletas se van poniendo en las pistas en diferentes posiciones, cada uno un poco más adelantado conforme te acercas al borde del circuito. Colocarlo más adelantado no supone darle ninguna ventaja, es una compensación para que todos corran la misma distancia, porque las calles no son iguales para todos los corredores. Eso es exactamente lo que son las ayudas de Estado previstas en el REF para Canarias. Esas ayudas que hoy se quieren utilizar para restarnos otros fondos que necesitamos.
Algunos políticos canarios deberían escuchar una voz que les recordara para qué estamos en la vida pública, a quién debemos servir y con quién es realmente nuestro compromiso.