Sí se puede exige medidas rigurosas y coordinación entre las instituciones canarias para erradicar la peligrosa plaga de termitas que se extiende por Tenerife y demanda al Gobierno de Canarias y los Cabildos insulares que actúen para evitar su propagación entre las Islas.
A juicio de la organización, debe estudiarse la oportunidad de declarar el estado de emergencia como una herramienta fundamental para dar soporte a la lucha contra esta amenaza, dada la importancia de los daños ambientales que significa y el impacto que puede causar sobre la agricultura, al haberse detectado su presencia en cultivos de viñas en el norte de Tenerife, según informaciones difundidas recientemente. A ello hay que sumar las importantísimas afectaciones a las edificaciones y al patrimonio cultural, tanto arquitectónico como el legado histórico-artístico y documental, de manera que el golpe a la economía de las Islas es incalculable.
La organización ecosocialista reclama “adoptar con urgencia y valentía medidas de coordinación de máximo nivel entre las distintas administraciones y que dejen de pasarse la pelota mientras empresas privadas intentan hacer negocio con este azote sin que esté certificada la utilidad de los productos que están ofreciendo en el mercado”, asegura Violeta Moreno, portavoz de la organización y concejala ecosocialista en el Ayuntamiento de Tacoronte, uno de los municipios que está viviendo la situación en toda su crudeza ante la pasividad institucional.
“Es imprescindible arremangarse y ponerse manos a la obra de forma enérgica antes de que los daños sean irreversibles; lo que es imperdonable es que los estragos vayan subiendo y las instituciones den señales evidentes de que no saben cómo abordar esta crisis; esto es lo que está causando una alarma más que justificada entre la población”, añade Moreno.
A juicio de la organización, debe darse una intervención coordinada de todas las administraciones públicas –Ayuntamientos, Cabildo insular y Gobierno de Canarias– para que destinen con carácter urgente y a la mayor brevedad posible cuantos medios económicos, técnicos y materiales sean precisos para abordar con garantías de éxito un plan integral en espacios públicos y privados para el control, seguimiento y erradicación definitiva. Asimismo, Sí se puede considera fundamental movilizar a la Federación Canaria de Municipios (FECAM) y a la Federación Canaria de Islas (FECAI) bajo la coordinación del Gobierno de Canarias e intervenir con medidas de control precisas en puertos y aeropuertos de todas las islas para evitar que la plaga salte de Tenerife al resto del Archipiélago.
Entre otras actuaciones, Sí se puede reclama que sean las administraciones públicas las que asuman el coste total de la contratación de la empresa o empresas que puedan hacerse cargo de aplicar el protocolo establecido oficialmente en espacios públicos y privados, no solo porque la población no cuenta con recursos para abordar el caso individualmente, sino también porque “los organismos públicos tienen que asumir su responsabilidad en la entrada y extensión de las termitas en Tenerife, por su dejadez en el control, del que son únicos responsables”.
A ello hay que sumar una campaña de información a la ciudadanía, en la que se informe con claridad de la gravedad de la situación, se oriente sobre las actuaciones básicas y se fomente la participación ciudadana, fundamental para tener éxito en este reto.
Por último, la portavoz resalta la importancia de los mecanismos de control y vigilancia en puertos y aeropuertos para impedir la introducción de este tipo de plagas. “La gestión en Canarias en este sentido es nula y es imperdonable que así sea, especialmente, por tratarse de territorios insulares, que cuentan con un medioambiente más vulnerable”, asegura.
La única opción para Canarias, a juicio de Sí se puede, es “adoptar el modelo de Australia y otros países que han conseguido mantener protegido su territorio ante las invasiones biológicas”. Esto exige “una disposición y un compromiso certero de las administraciones que en las últimas décadas han sido las responsables de la entrada en nuestro ecosistema de invasiones tan dañinas como la polilla guatemalteca o el rabo de gato, entre otras”.
“El caso concreto de las termitas americanas es un ejemplo doloroso de cómo el control de las especies exóticas invasoras no está incluido entre las prioridades de las consejerías que deben controlarlas, lo que explica no solo esta terrible peste, sino la gran cantidad de plantas y animales externos que están afectando de forma negativa a los ecosistemas canarios”, concluye Moreno.