Jorge Javier Vázquez se encuentra recuperándose en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela de Madrid de la operación de urgencia a la que fue sometido esta semana. Todas las alarmas saltaron cuando el presentador tuvo que suspender su actuación del pasado domingo en Tudela (Navarra) por encontrarse “indispuesto”.
Desde ese momento, su estado de salud había sido toda una incógnita. Carlota Corredera confirmaba este martes que su compañero había sido intervenido de urgencia, una operación que ha salido bien como señala el parte médico remitido por el hospital.
A petición de Jorge Javier Vázquez, el equipo médico ha explicado que en un comunicado qué le ha pasado al presentador: “El paciente D. Jorge Javier Vázquez ingresó en el hospital el pasado día 16 de marzo con un cuadro de hemorragia subaracnoidea de origen aneurismático que fue tratada por vía endovascular con un resultado plenamente satisfactorio. Durante su ingreso, el paciente ha estado en todo momento consciente, sin afectaciones neurológicas y hemodinámicamente estable. La evolución de su cuadro clínico está siendo favorable. Jorge Javier Vázquez quiere agradecer las muestras de cariño recibidas en los últimos días y al Dr. José Luis Caniego, al Servicio de Radiología Intervencionista, así como al resto de personal facultativo y de enfermería del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, que le están atendiendo durante su ingreso”.
“LO QUE MÁS ME INQUIETA NO ES MI MUERTE, SI NO EN CÓMO CONTÁRSELO A MI MADRE”
Por su parte, Jorge Javier ha abierto su corazón a Lecturas para narrar en su blog su ictus y las horas previas a ser intervenido: “El martes comienza a dolerme la cabeza. Poco. Lo achaco al cansancio. El miércoles por la noche me voy a la cama con un dolor que empieza a ser insufrible. Durante el jueves el dolor va y viene de manera intermitente y lo paso mal durante la gala: no puedo elevar la voz porque me retumba de manera insoportable en la cabeza”.
Una situación que le ha llevado a reflexionar sobre la muerte: “Pienso en el tumor que mató a mi padre y a su tía. Y lo que más me inquieta no es mi muerte, si no en cómo contárselo a mi madre. Imagino qué haría si me dijeran que me queda poco tiempo de vida y concluyo que no me daría por tirarme a las calles y quemarlas. Al contrario. Me gustaría charlar mucho con gente de diversas creencias y aprender a morir en paz”. Un gran susto del que esperamos que se recupere muy pronto.