Más de setenta escolares de San Sebastián participaron este jueves en la suelta de la tortuga boba en la Playa de La Cueva. El Cabildo de La Gomera ha organizado esta actividad, en la que también ha colaborado el Club de Buceo El Sebadal, con el objetivo de que los estudiantes adquieran una mayor sensibilidad acerca de los cuidados que necesita el entorno natural y el respeto a todos los seres vivos.
La tortuga boba fue hallada el mes de marzo por un pescador en la Playa del Guincho enredada en una malla de pesca, lo que le había provocado visibles heridas, tanto en el cuello como en la aleta posterior izquierda. Debido a la gravedad del estado de la tortuga, se trasladó al Centro de Recuperación de Tafira, en Gran Canaria, ya que cuenta con personal e instalaciones adecuadas para su tratamiento y posterior recuperación. Tras someterla a una operación de urgencia, en la que se tuvo que amputar la aleta izquierda que estaba necrosada, ha podido recuperarse en un tanque de agua salada.
Dos meses más tarde, y con 13 kilos de peso, ha sido devuelta a su medio natural. Dependiendo de su ciclo de vida, es posible encontrarla tanto en mar abierto como en aguas poco profundas, zonas costeras, bahías y estuarios, acercándose únicamente a las playas de nacimiento para el desove.
Este tipo de tortuga, la más común en Canarias, se caracteriza por tener una cabeza grande y un pico muy fuerte, comparativamente más grueso que el de otras tortugas marinas. El caparazón posee cinco pares de escudos laterales y cinco escudos centrales. Se alimenta principalmente de moluscos, crustáceos, medusas y peces. Generalmente, no sobrepasan los 100 kilos y suelen vivir en zonas costeras mientras que los ejemplares jóvenes se localizan en altamar. Son animales capaces de realizar migraciones de miles de kilómetros aprovechando las corrientes marinas, aunque se pueden mover fácilmente incluso contracorriente.