El expresidente del Gobierno canario y de CC, Paulino Rivero, ha responsabilizado al presidente saliente de la comunidad autónoma, Fernando Clavijo, a la diputada nacional Ana Oramas y al presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, del «desastre» que ha sufrido su partido, desalojado del poder en las islas.
Coalición Canaria ha perdido la mayor parte de su poder institucional tras las elecciones del 26 de mayo, a la espera de que se voten las mociones de censura ya planteadas contra sus presidentes en los cabildos de Tenerife y La Palma. A esos tres dirigentes es a quien «tienen que pedirle responsabilidades los votantes y militantes, si es que queda alguien para pedir responsabilidades», afirma Rivero en una entrevista en Diario de Avisos.
Paulino Rivero lamenta que «ni siquiera han tenido en cuenta a la cantidad de gente que se queda fuera, sin cargos», pues junto a sus familias «van a sufrir mucho». El expresidente se muestra asombrado por «este desastre», que le parece «incomprensible» y del que exonera a los demás partidos, y advierte de que Coalición Canaria puede desaparecer: «En cuatro años la gente es muy capaz de olvidarse de un partido que no gobierna».
Cuando analiza lo sucedido en CC, Rivero menciona «el mal manejo de los tiempos» y la «nula generosidad» de Fernando Clavijo en las negociaciones, por no haberse apartado de la carrera hacia la presidencia pese a estar vetado por Ciudadanos debido a su imputación judicial. A Clavijo «lo que le interesaba era su futuro, no el del partido», considera, e insiste en que CC «perdió su centro estratégico, negociando tarde y mal».
Otro fallo de Coalición Canaria fue «subsidiar» solamente a los medios de comunicación afines, de manera que a los que no apoyó económicamente «no se lo perdonaron», sostiene Rivero. «Otra que se equivocó», de acuerdo con Paulino Rivero, fue la diputada nacional Ana Oramas, quien «ha sido muy torpe», porque «no quiso darle, de entrada, los dos votos de Coalición» a Pedro Sánchez, lo que llevó a que «no se pudieron negociar las instituciones canarias, tampoco desde Madrid».
Aunque los nacionalistas tenían varias posibilidades de seguir en el poder, Rivero señala que CC humilló al PSOE en 2016, al expulsarlo del Gobierno de Canarias y los socialistas «se las han cobrado», y ahora él no ve a nadie capaz de liderar una renovación.
El expresidente se queja de la falta de políticas desde el ejecutivo regional en los últimos cuatro años, en contraposición con los ocho anteriores en los que él estuvo al mando, y sostiene que «el número de votos demuestra que hay una base, pero lo que no existen son dirigentes leales que hagan posible la ejecución de los programas».
Expone sus vaticinios sobre los tres dirigentes de CC a los que responsabiliza del desastre: Clavijo se enfrentará a sus «cuestiones judiciales» y no se quedará «tan calentito» en el Parlamento; Carlos Alonso «se irá a Bruselas» y no permanecerá en la oposición en el Cabildo de Tenerife; y Ana Oramas «estará en Madrid hasta que se convoquen las elecciones generales», pues luego «es posible que ni siquiera salga elegida diputada».
En la entrevista declara que no se alegra de las perspectivas de estos dirigentes y asegura que no es rencoroso, pero apunta que «mucha gente» incluido él mismo «se ha dejado la piel en este proyecto para que lo hayan tirado por la borda».
Esos tres dirigentes, junto al expresidente del Cabildo de Tenerife Ricardo Melchior y «algunos grandes empresarios de las islas» fueron quienes le defenestraron, denuncia Rivero en referencia al proceso de candidaturas para el Gobierno canario en 2015, en el que salió derrotado contra Fernando Clavijo. Sobre el secretario general del partido, José Miguel Barrangán, que entonces lo apoyó pero que tras su derrota continuó con Fernando Clavijo, señala que «es un mandado» y «hace lo que le dicen».