El Silbo Gomero está íntimamente unido al paisaje natural de la Isla del que emanan profundos barrancos que dividen la tierra y dificultan las comunicaciones entre los pueblos. Este lenguaje se alza entre la vertiginosa orografía con una voz propia y llena de personalidad que derriba fronteras naturales y acorta las distancias. Nace como un instrumento de comunicación indispensable para llegar a todos los rincones de la Isla, por lo que se convierte en una herramienta colectiva de gran valor entre los primeros pobladores que llegaron a la Isla, mucho antes de la época prehispánica. Con el silbo no hay distancias largas, el sonido vibra y viaja hasta su receptor a través del eco de las montañas.
La primera crónica de Canarias ‘Le Canarien’, de 1402, ya recoge en sus páginas la existencia del Silbo Gomero que describe la Isla como un país habitado por un pueblo que habla el lenguaje más extraño de todos los países de estas partes, y hablan con los bezos, como si no tuvieran lengua.
El silbo ha sido fiel testigo de los grandes acontecimientos históricos que han marcado el devenir de la Isla pero también ha sido una herramienta presente en el día a día de los gomeros. Las labores en el campo, como el cultivo y el pastoreo no hubieran tenido la misma relevancia sin el uso de este lenguaje que contribuyó a la comunicación de los pastores de una loma a otra, entre los caseríos y en muchos casos, fue de gran ayuda para avisar acerca de la desaparición de personas, anunciar un fallecimiento e incluso avisar de alguna cabra extraviada.
En otras ocasiones, este lenguaje fue crucial para avisar de la llegada de barcos en busca de esclavos y en otras, enrojecía la cara de los enamorados que intercambiaban sus besos a través del silbo, propugnando su amor como un altavoz por toda la Isla. Eso sí, el que quería confesar un secreto no podía hacerlo a través del silbo, en ese caso no le quedaba más remedio que desplazarse hasta su confidente.
A partir de los años 50, con la llegada de las nuevas comunicaciones y el florecer del turismo, este lenguaje, extendido en toda la Isla, pasa a ser utilizado por un grupo más reducido pero nunca llega a desaparecer. Sigue siendo un altavoz popular para convocar romerías, bodas y bautizos y funerales, conservándose hasta hoy en día como una de las manifestaciones culturales más singulares de nuestro Archipiélago.
La llegada de este lenguaje a los centros educativos gomeros como asignatura obligatoria desde 1999 ha sido esencial en su labor de conservación y difusión, a la vez que abrió la puerta a la formación reglada. Un hito de gran importancia para el futuro de este lenguaje que se vio fortalecido diez años más tarde con la declaración por parte de la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que supuso un impulso a su enseñanza en numerosos rincones del mundo. En la actualidad, todo el alumnado de Educación Secundaria Obligatoria de La Gomera cuenta con esta enseñanza en sus aulas.
El presidente del Cabildo insular, Casimiro Curbelo, se muestra orgulloso de los avances que ha dado el Silbo Gomero para asegurar su conservación y garantizar que este patrimonio llegue a todos los rincones de Canarias. Por ello, destaca también la importancia de la puesta en marcha de la Cátedra Científico Cultural del Silbo Gomero, a través de la ULL, con la que se abordan diversos objetivos dirigidos al mantenimiento de este legado histórico, así como al fomento de su uso en la Isla y en el resto del mundo.
El catedrático de Lengua Española de la Universidad de La Laguna, Marcial Morera, es el responsable de los aspectos relacionados con el estudio lingüístico, etnográfico o geográfico de la Cátedra del Silbo Gomero. Su pasión por este lenguaje sonoro le ha llevado a investigar durante muchos años su estructura interna, origen y difusión. Fruto de este trabajo es el libro ‘Silbo gomero o arte de hablar silbando (Realidad y fantasías)’, publicado hace más de un año.
Morera hace especial hincapié en la declaración del silbo como patrimonio intangible de la humanidad, una distinción que sólo ostenta el Silbo Gomero, de la que explica que “supuso el espaldarazo definitivo al esfuerzo titánico que habían hecho los silbadores gomeros que se empecinaron en mantenerlo vivo”. Algo en lo que también contribuyeron los diversos estudiosos canarios y europeos que lograron descifrar su código, además de su introducción en el sistema educativo de La Gomera “para salvarlo del olvido en que había empezado a caer fatalmente, debido a la poca reputación de que ha gozado siempre la cultura de los campesinos en que había nacido entre las clases medias y la avasalladora irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación”.
Para Morera, este reconocimiento, que cumple 10 años, es de enorme trascendencia “por cuanto con él, el Silbo Gomero dejaba de ser una pintoresca habilidad de lugareños, como se había considerado hasta entonces, y se convertía en patrimonio de todos, en patrimonio que a todo el género humano concierne”. Aun así, considera que en la nueva situación, el silbo solo puede salvarse del peligro de convertirse en pieza de museo o curiosidad para turistas que lo acecha, si se aprovecha el potencial didáctico y científico que el mismo encierra. “Y para eso no basta con silbar, sino que es necesario conocer teórica y prácticamente lo que este prodigio del ingenio humano contiene e implica”, precisa. Morera entiende que sólo de este modo se podrá justificar la aspiración de propagar su enseñanza a todo el territorio canario, a la Península y al resto del mundo.
Aula Insular de Silbo
El presidente insular resalta el interés del Aula Insular de Silbo, “pues ha supuesto que en tan sólo tres años más de 200 gomeros adquieran estos conocimientos, contribuyendo en mayor medida a su conservación”. Si bien, Curbelo reconoce que todas estas iniciativas contribuyen al mantenimiento del Silbo Gomero, asegura que los silbadores y las silbadoras son los auténticos garantes de su conservación, por lo que recuerda que el próximo 30 de septiembre recibirán su merecido homenaje en el Cabildo, coincidiendo con el décimo aniversario de la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Silbadores como Isidro Ortiz, Sebastián Vera, Kiko Correa, Ciro Mesa, Eugenio Darias, David Vera y otros muchos silbadores y silbadores han ejercido una labor esencial a la hora de transmitir la enseñanza de este lenguaje a las nuevas generaciones. Estos maestros transmiten el lenguaje desprovistos de complejos o tapujos, lo hacen en su medio natural, como se hacía en un tiempo en el que era necesario su uso para realizar las labores diarias. Este es el caso de David Vera, natural de Alajeró quien no duda en hacer uso del silbo para comunicarse con su padre, la persona que le transmitió todos los conocimientos acerca de este lenguaje, lo que le ha sido de gran utilidad en su trabajo diario en el campo y en las labores del pastoreo. Asegura que “es la mejor forma de comunicación entre los profundos barrancos ya que el silbo nunca te deja fuera de cobertura”.
Vera conoce y utiliza el Silbo Gomero desde que tenía ocho años y hoy en día, con 32 confiesa que son pocos los jóvenes que silban en su municipio. “Es una lástima porque las nuevas tecnologías han hecho que se pierda el interés por mantener este lenguaje único, por lo que la enseñanza obligatoria del silbo es esencial para evitar su pérdida”, destaca. “Lo aprendieron nuestros antepasados y a través del silbo podemos decir cualquier cosa, así que confío en que las nuevas generaciones aprecien el valor que tiene para que contribuyan a su fortalecimiento”, añade.
La consejera de Política Sociocultural, Rosa Elena García, coincide en el importante papel que ejercen los silbadores y las silbadors a la hora de transmitir estos conocimientos pero asegura que tal responsabilidad no puede caer en un único colectivo, sino que es obligación de las instituciones, el sistema educativo y de la sociedad en general, contribuir en su difusión para asegurar que el Silbo se escuche más allá de los barrancos gomeros. “Entendemos que la enseñanza, que ahora se ha extendido a todas las Islas, es crucial en esta labor y hablamos de una formación impartida por profesionales cualificados para ello, que asegure la conservación pero también su esencia y tradición”, aclara.
Por ello, García destaca que “la institución insular seguirá promoviendo las acciones que redunden en el estudio, la conservación, difusión y relanzamiento del Silbo Gomero como valor cultural y social del primer orden”.
Este patrimonio, lejos de desaparecer, se fortalece cada día a través de los gomeros, que orgullosos de este lenguaje único, siguen haciendo gala de sus dotes con el silbo, resistiendo a siglos de historia. Este legado ancestral de origen prehispánico es, sin duda, una de las manifestaciones vivas más singulares de la cultura tradicional de Canarias.