La vida de un bolígrafo en cuanto se queda sin tinta pierde su valor. Ya no sirve para llenar esos folios en blanco de palabras, ni para hacer cálculos ni plasmar las ideas antes de que caigan en el olvido. Sin embargo, un grupo de entusiasmados estudiantes del Ciclo Formativo del Grado Superior de Química Ambiental IES Politécnico de Las Palmas ha encontrado una nueva vida al material de escritura cuando deja de ser útil. Bancos, toboganes y otro tipo de material inmobiliario, estuches, carteras, mochilas e incluso peines surgen del reciclaje de bolígrafos, rotuladores, subrayadores y correctores gracias al proyecto ARBol, acrónimo de Acción para el Reciclaje de Bolígrafos y otros instrumentos de escritura inservibles.
Más de 50 toneladas de bolígrafos llegan cada año a las Islas y la gran mayoría termina en el vertedero sin la oportunidad de poder pasar a una nueva vida. Los lanzamos al contenedor amarillo como si de un envase más se tratara y ello no posibilita su contribución a la economía circular. Por eso, el lema de este proyecto, “si no escribe, no lo tires”, constituye todo un reclamo a participar en un proceso de transformación fascinante de un producto, que la mayoría considera inservible.
La Gomera no ha dudado en sumarse a esta campaña, y a través de la Consejería de Sostenibilidad del Cabildo insular, ha puesto en marcha la instalación de un centenar de contenedores con capacidad para albergar unos 15 kilos de este tipo de utensilios de escritura. “Es una acción más que se une al conjunto de actuaciones que mantenemos activas en toda la Isla para luchar contra el cambio climático y proteger nuestro medioambiente”, comenta el presidente de la Institución Insular, Casimiro Curbelo. “Se une a la puesta en marcha del servicio de recogida selectiva y supone un paso más a las posibilidades de reciclaje que existen en la isla, atendiendo a los criterios de Reserva de la Biosfera y, contribuyendo a la economía circular para minimizar la huella del hombre en nuestro territorio”, añade.
Curbelo destaca la labor de este grupo de estudiantes por llevar a cabo este proyecto en Canarias y asegura que “La Gomera siempre tendrá las puertas abiertas a este tipo de iniciativas que tienen un único objetivo que es el de apostar por una Isla más sostenible, uno de los valores más importantes en nuestro desarrollo y sin duda, una seña de identidad que queremos mantener y reforzar, en consonancia con nuestro estilo de vida, nuestros paisajes y naturaleza”.
El consejero de Sostenibilidad, Héctor Cabrera, se muestra orgulloso por poder participar en este proyecto “que nace del espíritu de un grupo de jóvenes inquietos motivados por un gesto altruista que sólo responde al interés de aportar su granito de arena en pro de la conservación de nuestro entorno”. Cabrera detalla que ya se están instalando estos contenedores, realizados por el Gobierno de Canarias y distribuidos por SEUR, en los ayuntamientos y otros espacios públicos de la Isla, además de los propios centros educativos, que han elaborado sus propias cajas de cartón, con el objetivo de que el 31 de este mes se disponga ya de ellos.
El consejero insular mantuvo un encuentro de trabajo con representantes de este proyecto para avanzar en las líneas de actuación previstas para La Gomera en el que se concretó que los contenedores se recogerán en mayo en los propios ayuntamientos por parte de la empresa Martínez Cano Canarias quien se encargará de su traslado hasta Gran Canaria. Una vez allí, se llevarán hasta Barcelona para su almacenamiento y viajarán hasta el sur de Francia para proceder a su reciclado, a través de la gestión deTerraCycle, una empresa que se encarga de dar utilidad a los utensilios que hasta ahora no la tenían.
Adelina Hernández es la responsable de Medios de Comunicación de Proyecto ARBol y una de las ocho personas que mantienen vivo este proyecto en las Islas. Reconoce que no es tarea fácil, pues además de tratarse de una labor meramente altruista, debe compaginarlo con sus estudios y las prácticas que desarrolla actualmente. “No obstante, la recompensa es muy grata pues cada día son más las personas que se interesan por el reciclaje y hay una mayor conciencia social”, destaca.
Explica que esta idea nació en 2015 tras comprobar que la labor de reciclaje de material de escritura se hacía en Península pero en Canarias no. “No podíamos quedarnos de brazos cruzados y decidimos sumarnos al proyecto, que ya alcanza su cuarta campaña”, indica entusiasmada. Asegura que desde que comenzó su andadura se han desviado de nuestros vertederos más de dos toneladas y media de instrumentos de escritura inservibles, “algo que tenemos que agradecer a los centros educativos, ayuntamientos y cabildos de toda Canarias, además de a entidades privadas como Martínez Cano Canarias, Sodecan y Palet Express – CajaSiete, SEUR, entre otras, que no han dudado en colaborar con nosotros”.
Para Adelina, existe todo un mundo de posibilidades nuevas en torno a objetos, que a priori pensamos que se han quedado obsoletos o inutilizados. “Resulta asombroso comprobar cómo el plástico de un rotulador puede crear peines y estamos orgullosos de que este sea el primer producto canario hecho con plástico 100% reciclado a partir de elementos de escritura manual”. Explica que Eyser Hidráulica, una empresa pionera radicada en Gran Canaria es la encargada de este proceso de transformación. “Su precio es de seis euros y van destinados al mantenimiento de nuestro proyecto, a acciones de limpieza de playas, además de a los colectivos que colaboran en el despiece del material conformados por un grupo de 14 personas con discapacidad del Taller Ocupacional de la Villa de Santa Brígida”, detalla.
Adelina y el resto de compañeros seguirán trabajando día a día para que gestos tan sencillos como reciclar un bolígrafo, permitan generar una mayor conciencia en la población acerca de la importancia del reciclaje y su contribución a la protección del medio ambiente. “Reciclar es una actividad sencilla y necesaria, que aporta grandes beneficios al medioambiente y a la población mundial, pero no hay que olvidar que el mejor residuo es aquel que no se genera”, subraya.