Todos los días vamos a trabajar, a pesar de que en muchas ocasiones, por las razones que sea, nos cueste hacerlo. Y hay tareas que hacemos una y otra vez, de forma repetitiva, sencillamente porque es lo que toca hacer. Entiendo perfectamente a las personas que dicen que están cabreadas y cansadas de haber dado su voto en unas elecciones generales y de que no haya servido para nada. Las entiendo, pero al mismo tiempo creo que deben hacer un esfuerzo porque hay que hacer lo que hay que hacer.
Algunos partidos políticos en este país están degradando la democracia participativa. La primera responsabilidad de quienes se presentan a un cargo público es servir a los ciudadanos de su país. Y cuando una parte muy importante de esos ciudadanos tiene la percepción de que no les están entendiendo ni atendiendo, es que algo está funcionando francamente mal.
Estoy seguro de que algún líder va a pagar muy caro su falta de responsabilidad este próximo mes de noviembre. Pero esa es precisamente la forma en que hay que hacerlo. Dejar de votar no castiga a nadie más que a nosotros mismos. El pueblo, ese gran colectivo que formamos millones de ciudadanos, tiene el poder más hermoso y la fuerza más grande en la papeleta que introduce en las urnas. Los votos hablan por nosotros. Y el silencio es el peor refugio para el descontento. Si estamos defraudados con algunos, si sentimos que alguien no ha estado a la altura de lo que necesitamos, la mejor manera de escuche nuestra opinión es votando.
Las Islas Canarias y los dos millones y pico de personas que vivimos aquí necesitamos casi más que nadie que haya cuando antes una mayoría de gobierno en España. Que se acabe el egoísmo político y la falta de entendimiento y el país se ponga a funcionar. Los que menos tienen, los que padecen mayores niveles de exclusión social y pobreza, son los que más dependen de la acción de los poderes públicos.
Agrupación Socialista Gomera, a través de su presencia en el Senado, ha sido una voz comprometida en el constante recuerdo de que estamos aquí esperando por el cumplimiento de las leyes que se han aprobado para estas islas. Trabajamos duro durante años para conseguir una Ley de Régimen Económico y Fiscal y un Estatuto de Autonomía, dos textos legislativos en los que se recogen los derechos históricos de Canarias. Y lo que es más importante, donde se expresan de forma muy clara los sobrecostos de un territorio insular y lejano.
A lo largo de los últimos años, ASG ha levantado la bandera de la lucha contra las desigualdades. Hemos defendido a las islas no capitalinas, ignoradas también por un centralismo propio de nuestra región. Hemos trabajado para que se aumentaran los recursos en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Y hemos denunciado una y otra vez la necesidad de que nuestra sociedad sea capaz de generar riqueza para todos, porque esa es la única forma de conseguir justicia social. No nos hemos olvidado de todo esto, que es nuestra razón de ser.
Nuestra confianza y nuestra esperanza está puesta en que el futuro Gobierno de España sea uno capaz de entender que la verdadera justicia social consiste, como sugería Aristóteles, en tratar desigualmente a los desiguales. Y que los representantes que pongamos los canarios en Madrid se hagan también corresponsables de defender los intereses de nuestra tierra y portavoces de sus necesidades.
Nunca como ahora necesitamos de la responsabilidad y la unidad de todos. Por eso es importante que hagamos el esfuerzo de hablar de la manera en que los pueblos hablan en democracia: con el peso de nuestros votos. Mi deseo sería que esos votos refuercen a la izquierda y el compromiso de Agrupación Socialista Gomera y que nuestro pueblo vote a la juventud y al compromiso de Fabián Chinea, nuestro candidato al Senado. Pero cualquiera que sea el sentido de un voto libre es un voto a favor de la democracia.
No permitamos que el mal ejemplo y la conducta irresponsable de unos pocos deterioren esta libertad que hemos construido entre todos. El único mensaje que van a entender es el de las urnas. Y en ellas también se expresará la voluntad de un pueblo de defender sus derechos. La fuerza de ASG no son sus cargos públicos ni sus militantes. Es la fuerza de todo el pueblo de una isla que está detrás de nosotros: empujando, exigiendo y apoyando.