Las dificultades del Parque Nacional de Garajonay, en la isla de La Gomera, para recuperarse del incendio que hace siete años arrasó el 20 % de su territorio y quemó algunos de los bosques más antiguos de Europa advierten de que el mayor problema de estos espacios hoy es nuestra capacidad de cuidar de ellos.
Este es el diagnóstico que el director conservador del emblemático parque canario, Ángel Fernández, ha presentado durante su participación en las Jornadas Forestales de Gran Canaria, en la que ha hablado de las heridas de un incendio que afectó a 3.600 hectáreas de la isla de La Gomera, 742 de ellas en Garajonay
Restaurar un ecosistema tras un impacto como ese, ha advertido, «precisa una gestión equilibrada, no ecologismos idílicos ni ruralismos pasados de moda», algo que no facilita el hecho de que los parques nacionales hayan perdido financiación desde 2010.
Lo que más preocupa a Fernández en la actualidad es «la escasez que existe» de laurisilva, ya que «hay muy poco porcentaje en comparación con la superficie que hubo anteriormente» en La Gomera.
El fuego de 2012, intencionado, «fue un incendio excepcional en un lugar excepcional y afectó al 20 % del Parque Nacional”, ha explicado el conservador del parque, para concretar que la mayor parte de los incendios en Canarias «se producen en pinares, pero raramente en bosques de laurisilva».
«Afectó a las zonas peor conservadas del parque y penetró en una zona de bosque ancestral, donde mató prácticamente todo el arbolado», ha añadido.
Los objetivos principales de las acciones de restauración que se llevan a cabo en Garajonay son acelerar la recuperación de los ecosistemas afectados y la reconstrucción del bosque autóctono en la cumbre y la vertiente sur de la isla, para lo que se requiere un programa de recuperación de unas 32 especies.
Desde que estas acciones se pusieron en marcha, tras el incendio de hace ya siete años, «hay zonas que han regenerado realmente mal» y los resultados obtenidos de lo regenerado «son buenos en las zonas mejor conservadas y malos en las zonas peor conservadas», ha detallado el director conservador.
«Las pérdidas son irreversibles», se ha lamentado, antes de recordar que «hay especies que después del incendio no han vuelto a brotar».
La propuesta del director conservador de Garajonay para la recuperación del ecosistema del Parque Nacional pasa por «la no intervención en la zona de laurisilva madre», mientras que «en la zona de fayal-brezal, calcinada», conviene una «repoblación de densificación con haya y otras especies frondosas».
La restauración de este espacio protegido es diferente en cada zona, igual que lo fue la afección que tuvo el fuego sobre ella, por lo que en determinadas zonas se introducen otras especies.
Para el director conservador del parque gomero, «es fundamental crear barreras para evitar la erosión después de los incendios», así como «la creación de caminos de defensa en el entorno del parque y en las zonas de mayor riesgo».
Además, se ha referido a las zonas donde la carga de maderas muertas es realmente importante y, en ellas, se ha opuesto a «eliminar de manera absoluta el arbolado seco» y ha propuesto llevar a cabo «acciones para reducir la combustibilidad en estas zonas», ya que esas maderas secas absorben bastante agua.
La recuperación completa del ecosistema en el Parque Nacional de Garajonay llevará décadas, por lo que el técnico ha insistido en la necesidad de «políticas activas multisectoriales» que consigan «frenar el abandono del espacio agrícola y rural» y conviertan a la sociedad «en aliada de la conservación».
Se necesita «una alianza entre el mundo rural y la sociedad», además de «un cambio en el funcionamiento de la economía de la isla», ha añadido.
La cantidad de población del mundo «hace necesario proteger la naturaleza de nosotros mismos”, se ha lamentado Fernández, antes de insistir en que «no conocemos nuestros bosques ni tenemos una idea del gran potencial que pueden tener». EFE