El cambio climático y sus consecuencias han sido el foco de atención durante la celebración de la Cumbre del Clima que tiene lugar estos días en Madrid. Abordar una realidad que afecta al planeta, con consecuencias casi irreversibles, es una meta irrenunciable para cientos de países que ya comienzan a padecer los primeros síntomas de una tierra que se resiente. Las islas son de los territorios más frágiles ante estos cambios: subida del nivel del mar, desertificación, pérdida de suelo, daño a los ecosistemas…y así un sinfín de alertas que empiezan a aparecer.
Ante este escenario, el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, hace un llamamiento al entendimiento entre países para alcanzar un compromiso en el que se incluyan medidas reales de reducción de emisiones de dióxido de carbono. Comenta que la situación es alarmante y asegura que son las administraciones, las empresas y los ciudadanos los únicos que pueden reforzar una estrategia que minimice este impacto. “En estos momentos se necesita de una reflexión profunda y urgente”, sostiene.
Cuando habla de La Gomera, recuerda que hace una semana se presentó la Estrategia Verde. Un conjunto de medidas destinadas a la incorporación de energías renovables, la sostenibilidad y la gestión de los residuos. Todas ellas con un claro vínculo de responsabilidad y concienciación social, ya que, a juicio de Curbelo, “es una tarea de todos dar los pasos adecuados para abordar la autosuficiencia energética o la movilidad sostenible como objetivos alcanzables a corto plazo”.
A la incorporación del vehículo eléctrico y los incentivos a la implantación de energía fotovoltaica en hogares y empresas, se unen medidas de apoyo para la conservación de los valores naturales de la isla como son sus bosques, especialmente, la superficie que integra el Parque Nacional de Garajonay.
Dentro de este marco de acciones, la isla cuenta, desde hace dos años, con el proyecto socio-forestal ‘Plántate’. Se trata de una iniciativa que ha dado sus frutos y que, según detalla el consejero de Medio Ambiente, Héctor Cabrera, “supone todo un aliciente poder ver a colectivos, escolares y entidades involucradas en la recuperación del bosque termófilo participando en jornadas de reforestación o sesiones formativas.”
Cabrera explica que la Institución ha priorizado la concienciación ciudadana como elemento integrador del proyecto, ya que es garante de éxito que, desde los más jóvenes hasta los colectivos de mayores, conozcan la realidad a la que nos enfrentamos y cómo podemos mitigarla. “Abordamos la recuperación de áreas degradadas y en la que la pérdida de suelo se acentúa debido a la ausencia de vegetación”, matiza.
La recuperación de este tipo de masa boscosa exige de tareas de repoblación de una veintena de especies como las hayas, sabinas, almácigos, acebuches o laureles. En lo que va de año, cerca del 70% de estos ejemplares fueron destinados a programas de recuperación a través de Tragsa y Gesplan, el 18% a particulares y el resto a los ayuntamientos que lo solicitaron.
Una de las fechas destacadas en el calendario es el Día del Árbol, que este año se celebra el 7 de diciembre, y que se ha consolidado como una jornada comunitaria de reforestación. Familias y amigos se reúnen en torno a un día que llama a la reflexión. “Plantar un árbol es plantar conciencia”, dice el agente de la Unidad de Medio Ambiente, Pablo Navarro, que forma parte del proyecto. Asegura que en estos dos años la iniciativa se ha consolidado porque va más allá del gesto de plantar.