RTVE. Desde que estallaron los casos y contagios de coronavirus en Wuhan (China) el pasado mes de diciembre, esta enfermedad se ha convertido en el foco de atención mundial. Ha paralizado a toda una potencia como China, se ha extendido a países de casi todos los continentes, está afectando a eventos mundiales, desde el Mobile World Congress en Barcelona, el carnaval de Venecia o los próximos Juegos Olímpicos de Tokio, y está perjudicando a la economía, las finanzas, el deporte y la movilidad de millones de personas.
[¿Qué se sabe del coronavirus?]
Ante una información tan abundante y continua sobre contagios, países afectados, cuarentenas, limitaciones a la movilidad, ciudades fantasma y aeropuertos poblados de controles de temperatura, y ahora que afloran los casos en España, es conveniente parar, fijar la atención en los datos existentes sobre la realidad del coronavirus y destacar las siguientes ideas:
1. Muy contagioso, pero no tan letal
A fecha de 28 de febrero, hay más de 2.800 muertos y al menos 83.000 contagios en todo el mundo, la mayoría en China. La enfermedad se ha extendido en casi dos meses a 48 países [ver mapa del coronavirus], lo que demuestra su extraordinaria capacidad de transmisión, pero lo cierto es que no tiene una gran tasa de letalidad, es decir, el coronavirus mata a muy poca gente de la que se contagia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que la tasa de letalidad del coronavirus es de entre el 2 y el 4% en Wuhan, y de alrededor del 0,7% fuera de Wuhan. En China, ha habido más de 2.788 muertes de un total de algo más de 78.894 casos registrados (3,4% del total), según los últimos datos. Dicho de otra manera, en torno al 97% de los infectados por coronavirus se curan sin problemas.
Esto es coherente con el comportamiento de la mayoría de los virus, que son más contagiosos que mortales. De hecho, en China se observa un aumento de los casos, pero menos muertes en proporción respecto a registros anteriores.
2. La mayoría de los fallecidos, muy ancianos o con complicaciones
La mayoría de las personas muertas en China por la neumonía provocada por el coronavirus eran gente muy mayor o que presentaba algunas patologías previas. Al igual que la gripe y que otros patógenos, puede contagiar a personas de todas las edades, pero afecta más a personas con una mayor debilidad en su salud y es más grave cuando coincide con otras enfermedades (como el asma, la diabetes o las cardiopatías)
Así, con datos del pasado 11 de febrero, mientras la letalidad general del coronavirus en China era del 2,3%, en las personas de más de 80 años era del 14,8%, y del 8% en las personas entre 70 y 79 años, mientras que no había fallecido ninguno de los 416 menores de 10 años contagiados, y solo había una tasa superior al 1% de letalidad en las personas que habían cumplido 50 o más años.
En Italia se han registrado más a 655 contagios y 17 víctimas mortales por el coronavirus, todas ellas personas mayores de 60 años y con patologías previas. Los expertos italianos han destacado que el coronavirus es «un nuevo tipo de gripe» con menos mortalidad que la gripe común.
3. El coronavirus frente a la gripe
El mejor referente que tenemos para medir la mortalidad del coronavirus es la gripe común. Aunque el virus surgido de China está mostrando una rápida capacidad de transmisión, lo cierto es que frente a los aproximadamente 82.440 afectados en todo el mundo y los más de 2.800 fallecidos, la última campaña de gripe en España causó 525.300 casos y 6.300 muertes (un 1,2%, más que el 0,7% de letalidad del coronavirus fuera de España.
Es decir, en un año, la gripe ha causado más casos y muertes en España que el Covid-19 en todo el mundo, según recuerda la investigadora del CSIC Ester Lázaro, experta en biología molecular.
«El coronavirus es completamente distinto a la gripe desde un punto de vista biológico (…) pero en cuanto a la enfermedad es muy similar a la de otros virus respiratorios», ha explicado la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología-CSIC Sonia Zúñiga en Los Desayunos de TVE. «Para la gripe existen vacunas y para este virus, como es nuevo, de momento no, las vacunas aún no existen y los tratamientos antivirales están en fase experimental aún».
Y aunque las medidas de prevención son similares, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, ha recordado que el nuevo coronavirus no debe ser comparado con una gripe común.
4. Pandemia no significa más peligro, sino más extensión geográfica
El dato anterior también es relevante, para afirmar que el alcance del coronavirus también está en relación con la fortaleza de los sistemas sanitarios y políticos de cada país.
En los últimos días estamos viendo importantes focos de contagio fuera de China, en Japón, Corea del Sur, en Irán y en Italia. El coronavirus ya ha llegado a otros tres países de Oriente Medio: Kuwait, Omán, Israel, Líbano o Baréin. La estrategia de contención intentada en China con las cuarentenas no ha funcionado como se preveía, y por eso la OMS ha afirmado que, aunque no puede llevar a hablar de pandemia, sí «es momento para prepararse para ella».
Y ahí está la cuestión, es pura semántica: una epidemia es una enfermedad que se propaga por un país durante un tiempo, mientras que una pandemia se extiende a múltiples países.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha calificado de «muy preocupante» el «repentino» aumento de casos del coronavirus Covid-19 fuera de China, pero ha aclarado que todavía no se puede hablar de pandemia.
«Por el momento, no estamos presenciando la propagación mundial incontenible de este virus, y no estamos presenciando una enfermedad grave o muertes a gran escala», ha tranquilizado. Otra cuestión es que la OMS esté preocupada por la capacidad de algunos países para acotar la extensión del Covid-19.
5. Las mascarillas no son la panacea: el virus no viaja por el aire
Las mascarillas son cada vez más habituales no solo en las calles de los países afectados, sino también en los aeropuertos, los centros comerciales y otros lugares públicos, incluso en medio del campo y en sitios donde, al no haber gente, el virus no circula, por lo que son completamente inútiles.
El mercadeo de las mascarillas está incrementando el precio de estos productos de una manera disparatada y haciendo que se agoten en las farmacias, lo que además está poniendo en riesgo de desabastecimiento a los hospitales, donde sí es obligatorio entrar con mascarillas. Puestos a tomar medidas higiénicas, lavarse las manos a menudo con jabón o geles desinfectantes y taparse al toser o estornudar es más eficaz.
Ante esta situación, la OMS ha salido al paso para desmentir algunos temores, rumores y bulos. Uno de ellos es que el coronavirus no se propaga a grandes distancias a través del aire.
Se propaga a través de las gotículas que se generan cuando una persona infectada tose o estornuda, o a través de gotículas de saliva o de secreciones de la nariz, pero «estas gotículas son demasiado pesadas para propagarse a grandes distancias», ha dicho el organismo de Naciones Unidas en un documento, para desmentir también que el virus pueda llegar hasta ocho metros de distancia de una persona que tose o estornuda, ya que se ha puesto que las gotículas respiratorias llegan hasta un metro de distancia.
Del mismo modo, advierte la OMS, las mascarillas no se pueden reutilizar, ya que cuando se ha estado en contacto próximo con una persona infectada por el nuevo coronavirus o por otra infección respiratoria, la parte frontal de la mascarilla utilizada está contaminada.