El culto a los seres queridos en los cementerios es el gran olvidado en la desescalada

En ocasiones las contradicciones en cada fase crean incertidumbre al ciudadano. Abren por fin instalaciones deportivas y gimnasios, bares y cafeterías, playas, cines y museos pero en algunos municipios aún permanecen cerrados los camposantos

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En ocasiones las contradicciones o las interpretaciones a medias del contenido de las fases de desescalada por la crisis sanitaria crea incertidumbre o desorientación o incomprensión a los ciudadanos, máxime cuando se ve que se permiten ciertas actividades –que bienvenidas sean—y en cambio se prohíben otras.

Este es el caso del culto en los cementerios. Si bien ya desde la fase 1 abrieron al 30% y ahora en la 2 al 50% las iglesias y similares, así como la ampliación de personas que pueden asistir a un sepelio o el límite de cien asistentes a una boda, el seguir impidiendo el acceso a que con un número limitado se puedan visitar estos lugares de recogimiento y encuentro donde descansan los seres queridos es incomprensible.

Es verdad que muchos ayuntamientos incluso de capitales de provincia como Córdoba han procedido a la apertura de estos lugares,  también de culto ya que con esa denominación  lo recoge el propio Derecho Canónigo e incluso aquí en La Gomera son varios los ayuntamientos que han decidido su apertura tal y como lo anunció creemos que manera acertada el Ayuntamiento de San Sebastián (ASG) y también el de Alajeró  (PSOE), por ejemplo.

Difícil será encontrar a la misma vez a más de veinte personas por ejemplo colocando en un  camposanto flores a sus seres queridos, y no tan difícil será establecer un protocolo de entrada para hacer guardar las recomendaciones sanitarias si ello se permite la asistencia a aquellos que con un horario establecido quieren cumplir con una tradición como  la de ‘llevar flores’ que es tan antigua como la vida misma.

En ocasiones hay decisiones que no se pueden entender. Es como pedir que la economía de las islas como El Hierro o La Gomera resurja en esta desescalada por  fases, mientras se mantienen las comunicaciones marítimas limitadas y el aeropuerto insular gomero cerrado, y todo ello –ahí la contradicción–  mientras se oye ya, que Alemania o Italia abre fronteras o que en los principales aeropuertos canarios ya  podrán llegar vuelos internacionales de forma limitada.

Se hace necesario que se den mensajes  e indicaciones claras para los ciudadanos. Abrir los camposantos con control de entrada de las personas no creemos que sea más perjudicial que otras cosas ante un posible retroceso por el virus, quizá la única diferencia es que es indiferente para la propia economía pero no para los sentimientos.

Debemos tener claro que algunas de las medidas que afortunadamente ya se están permitiendo forman parte de la necesidad que tendremos por el momento de convivir con el coronavirus. Algo tan antiguo y emotivo para muchos seres humanos como sentirse mejor cuando visitan a sus seres queridos desaparecidos vale la pena que sea tenido en cuenta y debería ser un gran motivo para que no se les ignore ya que la confusión existe cuando el legislador en un BOE no incluye de forma explícita, que se pueden visitar con aforo limitado esos lugares de reencuentro de la propia historia personal de cada uno.

Muchos de nuestros mayores añoran ese permiso. La sensibilidad política debería tener en cuenta a quienes no ejercen o no pueden ejercer presiones ni exigir medidas. Pero no estaría de más que alguien recuerde a quien corresponda, que son miles y miles las personas que les gustaría recobrar algo más de normalidad en sus propias vidas si pudieran asistir ante la tumba de sus antepasados para por lo menos transmitirles que aún siguen vivos en este mundo que hace unas semanas parecía que agonizaba.

Es simplemente aclarar que un lugar de culto ahora permitido no es solo ir a misa o al oficio religioso en una mezquita. Es también para muchos y muchas el reencuentro con lo único que les sigue uniendo con aquellos, que un día representaban vida y proximidad. Una sencilla FLOR a nuestros difuntos no contagia y quizá por eso sería conveniente como mínimo poderlo agradecer.