Buenas noches. Este 30 de mayo no se parece a ningún otro. Como pueden comprobar les hablo hoy desde un teatro vacío, pero sé que me dirijo también a una Canarias llena: de valentía, esfuerzo, compromiso y esperanza.
Esta celebración del Día de Canarias no puede ser indiferente a la situación que, junto al resto del planeta, estamos afrontando.
Vivimos días tan duros como exigentes. Semanas que nos ponen a prueba colectiva e individualmente.
Los últimos meses han sacudido nuestro día a día, imponiéndonos una realidad personal, social, económica o laboral tan inédita como difícil.
En apenas ochenta días el mundo es otro. Otros son los desafíos. Otras las prioridades. Otras las urgencias. Otros los retos que, como sociedad, debemos marcarnos.
Quisiera, en primer lugar, trasladar el afecto, la empatía y el calor de más de dos millones de canarios a las familias especialmente golpeadas por la pandemia.
Quienes han perdido algún ser querido, o aquellos que temen por la vida de familiares y amigos, deben saber que no están solos.
Somos más de dos millones de canarios sintiendo con ellos, luchando por ellos. Dando lo mejor de nosotros mismos para atender a quienes necesitan cuidados sanitarios; para llegar a ellos un minuto antes, nunca, un minuto después.
Gracias al esfuerzo titánico de miles de profesionales que han demostrado un compromiso ilimitado, en las Islas hemos conseguido amortiguar los primeros golpes de la pandemia.
Nunca dejemos de aplaudir a todos ellos.
Cuando dejemos atrás los peores momentos de la pandemia sigamos valorando -como estamos haciéndolo estas semanas- el coraje, la capacidad y la entrega de quienes nos atienden en la primera línea.
A todos ellos, gracias.
Gracias a los sanitarios y a quienes, en otros ámbitos, durante estas semanas han dado un paso al frente en el cumplimiento de sus funciones y responsabilidades.
Y, sin duda, gracias a dos millones de canarios que han atendido con generosidad, disciplina y ejemplaridad las restricciones que inevitablemente conlleva un estado de alarma.
Gracias de corazón.
Como presidente del Gobierno confieso que me alegra comprobar día a día, semana a semana, que somos un pueblo fuerte, maduro y responsable.
Cruzamos estos meses la peor tormenta que jamás hayamos atravesado.
Estamos plantando cara a dificultades inimaginables a ojos de las actuales generaciones; ésta es la mayor crisis que hemos sufrido en décadas como pueblo, como sociedad, como grupo humano.
Sin embargo, no es la primera vez que Canarias se ve obligada a nadar contra corriente. No es la primera vez que los canarios convivimos con un mar de dificultades, que nos vemos rodeados por un océano de problemas.
Nuestra Historia es la crónica de un pueblo que aprendió a sobreponerse, a luchar, a plantar cara, a no bajar los brazos, a no rendirse jamás.
Somos hijos, nietos y bisnietos de canarios que aprendieron a convivir con las dificultades, con el aislamiento.
Nuestros abuelos o bisabuelos no se rindieron, tampoco nosotros vamos a rendirnos. No nos dejaremos vencer por una pandemia.
No solo vamos a pelear. Vamos a sobreponernos y a seguir avanzando. Continuaremos caminando hacia las metas que como pueblo nos hemos marcado.
Sabremos convivir inteligentemente con el virus.
Por cada puerta que la pandemia nos cierre, los canarios abriremos otra. A cada problema que nos ponga en el camino, le encontraremos su solución. A cada pregunta, una respuesta.
El virus quedará atrás. Canarias seguirá adelante.
Y lo haremos juntos. Sumando fuerzas. Haciendo que se nos escuche como una sola voz. Arrimando el hombro.
Construyendo para reconstruir. Participando de esa reconstrucción.
Todos tenemos algo que aportar. Todos tenemos un papel que jugar, una responsabilidad que asumir.
Seamos conscientes de que la peor crisis de nuestras vidas está tocando a nuestra puerta.
No será fácil. Que no nos asuste llamar a las cosas por su nombre. Al contrario, dimensionemos con realismo las dificultades que vamos a soportar.
Remontaremos. Nos recuperaremos. Pero tan cierto como que lo conseguiremos es que nos esperan meses difíciles.
Pero no estamos con los brazos cruzados. El virus no va a arrodillarnos. Tampoco va a doblegarnos.
Vamos a defendernos. Vamos a pelear por el empleo -por la economía- con la convicción, la entrega y el coraje con los que hemos defendido la salud de nuestra gente.
Trabajamos de sol a sol para activar planes, medidas y acciones que den respuesta a quienes peor van a pasarlo individual, familiar o laboralmente.
Todos los canarios, sin excepción, vamos a poner de nuestra parte.
La pandemia ha sacudido al mundo, sin detenerse en fronteras o territorios. También a Europa. Deben entender en Europa que nuestra región, a 1.200 kilómetros del continente, merece un especial esfuerzo del que será partícipe el conjunto del país.
No estamos solos. No van a dejarnos solos.
Nuestra crisis será más dura, si cabe. Somos una potencia mundial en una actividad, el turismo, golpeada como ninguna otra por la pandemia.
Nuestra recuperación será más lenta, pero llegará.
Pelearemos como lo hemos hecho contra el virus para reconstruir los puestos de trabajo destruidos, para reconstruir el bienestar que la pandemia está atacando con crueldad.
Iniciamos un camino lleno de curvas pero en los próximos meses dejaremos atrás los peores momentos y saldremos adelante.
Con perseverancia, responsabilidad y unidad, Canarias saldrá adelante.
Y lo haremos bien. Mejoraremos donde nos hayamos equivocado y reincidiremos donde hayamos acertado.
Los canarios pueden sentirse orgullosos porque entre todos hemos gestionado una situación que ha desbordado a los gobiernos más fuertes del planeta. Es por ello que este año queremos otorgar en este acto un único Premio Canarias, ese que pretende reconocer a todos los canarios su esfuerzo, ese que queremos otorgar a la ciudadanía al completo.
Hemos trabajado sin descanso. Con convicción. Con humildad. Con la participación de todos. Con unidad de acción.
Gracias a todos.
Hoy ha sido un día especialmente importante para esta tierra. Hoy, los representantes de la sociedad civil, de la economía, de las instituciones y los partido políticos hemos querido mandar un mensaje de unidad. Sin duda, nuestra mejor fortaleza ante la crisis.
Porque los canarios tenemos desde hoy un Pacto que nos marcará la forma en la que queremos reconstruir el futuro que la Covid-19 parece querer negarnos.
El Pacto para la Reactivación Social y Económica que hemos firmado hoy en la institución que representa a todo nuestro pueblo, el Parlamento, es un claro ejemplo de que sabemos caminar juntos.
No ha sido fácil, pero era vital para superar unidos los desafíos a los que ya nos estamos enfrentando. Ese Pacto, y todos los que lo han firmado, tiene un claro objetivo: proteger a los más vulnerables. Ese Pacto pretende mantener y reforzar los servicios esenciales. Ese Pacto aspira a conservar y generar empleo; a dinamizar el tejido productivo de Canarias. Ese pacto pretende, en definitiva, que nadie se quede atrás.
Por todo ello, hoy no es un día cualquiera de un año cualquiera.
2020 será recordado como el año que sacudió nuestros días, volviéndolos del revés.
Estamos en deuda con el esfuerzo de quienes nos precedieron.
Por ello nos toca ahora a nosotros hacer un esfuerzo ejemplar para que esta emergencia sanitaria no se lleve por delante el futuro de nuestros jóvenes.
Hoy, Día de Canarias, no resulta fácil hablar de celebraciones.
Pero sí de la esperanza. Del optimismo. De la confianza que merece un pueblo capaz, valiente, fuerte.
Es verdad que todo ocurrió de repente. Éramos invencibles. Pero les aseguro que esta pandemia no va a arrebatarnos el futuro. No vamos a permitírselo.
Los canarios sabemos luchar, y vencer.
Cuando llegue ese futuro -que entre todos vamos a recuperar- miraremos hacia atrás, hacia 2020, y nos sentiremos enormemente orgullosos de lo que hicimos.
Feliz Día de Canarias.