Reconstruir significa volver a hacer lo que ha sido destruido. Levantar lo que la adversidad ha derrumbado. Y lo que el Gobierno de Canarias ha convertido en el gran asunto de nuestras islas, este día oficial del archipiélago, es la propuesta de un gran pacto que nos sume a todos y a todas en rescatar el bienestar y la felicidad de las familias de Canarias amenazadas por la gran tormenta económica que se aproxima. Esta vez no quedará nadie abandonado a su suerte. Esta vez no dejaremos a nadie a la intemperie. Y esa es la voluntad y el espíritu del pacto.
Como ocurre con los seres humanos, muchos pueblos tienen tendencia a vivir de la nostalgia del pasado. Las sociedades buscan las razones de su existencia en las viejas raíces de las que nacen una lengua y una cultura común. Se conmemoran los hechos más gloriosos del pasado, se exaltan las banderas y las gestas y se recuerda a los héroes nacionales. Pero lo que realmente construye un pueblo no solo son sus recuerdos comunes, no solo es su pasado, sino su futuro. La historia define el carácter de los pueblos pero el futuro es lo que determina la voluntad de las naciones. Lo decía Ortega cuando afirmaba que las naciones son, esencialmente, “un programa de vida hacia el futuro”.
El hecho canario es singular desde todos los puntos de vista. Nos lo dice la geografía que nos ha situado como ocho barcos de lava que navegan siempre inmóviles en el Atlántico. Pero sobre todo nos lo asegura el carácter de las personas que decidieron echar raíces aquí. Aquellos que vinieron, trabajaron, amaron y fueron enterrados en esta tierra tan lejana y tan hermosa. Canarias son las raíces que arrancan en la conquista y que se extienden en medio milenio de vicisitudes, glorias y tragedias, que nos han hecho ser lo que somos. Un crisol de sangres y de razas que pasaron por Canarias y dejaron aquí las semillas de lo que hoy somos.
Para muchos de los que hoy somos y hacemos Canarias, con nuestro trabajo diario y con nuestra vida, es mucho más importante el amanecer de mañana que la tarde de ayer. Recordamos con respeto la memoria de nuestros antepasados pero estamos más preocupados por el futuro de nuestros hijos y nietos. La historia ya está escrita pero el futuro lo tenemos que escribir con nuestros actos.
Mentiría si no dijera que nuestras islas afrontan momentos de grave dificultad. Lo vengo escribiendo, negro sobre blanco, desde hace ya bastante tiempo. Y para poder sobrevivir a las calamidades que nos amenazan vamos a necesitar el compromiso de todos y la ayuda responsable del Gobierno de España. Porque solos no vamos a poder sobrevivir a los peores consecuencias económicas que van a seguir a la crisis sanitaria.
Hace apenas unos días, la Unión Europea aprobó un fondo de 750 mil millones para la ayuda a los países europeos afectados por la crisis sanitaria y económica causada por el coronavirus. Y medio billón de euros, una cifra jamás vista, será entregado como subvenciones a fondo perdido. El Gobierno español ha defendido ese fondo con uñas y dientes alegando que nuestro país, como otros, necesitaba imperativamente de la solidaridad de Europa.
Pues bien, Canarias necesita, de forma inexcusable y perentoria, el compromiso de solidaridad del Gobierno de España. Porque lo que se va a producir en nuestras islas, si no lo remedia un milagro, es la pérdida casi absoluta de un modelo de vida basado en el turismo. Esa quiebra de un próspero sector va a ser temporal, sin duda. Los visitantes europeos regresarán a Canarias conforme la vida vuelva a la normalidad. Pero ya no serán tantos. Y no pasará hasta dentro de un periodo de tiempo que nadie sabe determinar.
Tengo que confesar que me preocupa ver cómo se firman acuerdos políticos con otros territorios del Estado mientras que se retrasan las peticiones de Canarias. A otros se les dan las migajas que nos niegan. Pero ¿qué podemos hacer? La improvisación es una carretera con menor recorrido que la responsabilidad. Canarias tiene que buscar su propia fortaleza. Si no estamos unidos perderemos la única oportunidad de presentarnos como un pueblo fuerte, capaz y preocupado por su futuro.
El pacto por la reconstrucción de Canarias es política. Nadie lo discute. Pero de la buena. Es una foto; de acuerdo, pero será el retrato de un pueblo que se pone al lado de su Gobierno para decir, alto y claro, cuál es el camino de su supervivencia. Este Día de Canarias será, por lo tanto, un día especial. El día D de la gran batalla que estas Islas tendrán que librar para labrarse un futuro de bienestar. Y en ese día no pude faltar nadie, porque nadie sobra en la guerra contra la pobreza.