El puerto de Granadilla (Tenerife) se ha demostrado que es una instalación «inútil e innecesaria», según investigadores de las universidades de Leipzig y La Laguna que han analizado los efectos de la construcción de esa infraestructura.
Según se indica en un comunicado de la Universidad de La Laguna, los investigadores dicen que esa obra representa «un buen ejemplo de las políticas basadas en el desmedido crecimiento inmobiliario y las políticas de promoción de macro infraestructuras que caracterizaron al Estado español a partir de la década de los noventa».
Los investigadores Fernando Sabaté Bel, de la Universidad de La Laguna, y Alejandro Armas-Díaz, de la Universidad de Leipzig, han publicado en la revista Territory, Politics, Governance el artículo Struggles on the Port of Granadilla: defending the right to nature.
Se trata de un estudio sobre los procesos de «mercantilización de la naturaleza» y los movimientos sociales relacionados con la construcción del puerto de Granadilla, en Tenerife.
Recuerdan los investigadores que el proyecto de construir un puerto en el litoral de Granadilla de Abona, reactivado a finales del siglo pasado, provocó durante años una masiva contestación social en Tenerife.
Su fase inicial se inauguró hace apenas dos años y, a juicio de los autores del artículo, se ha demostrado «inútil e innecesaria» y representa «un buen ejemplo de las políticas basadas en el desmedido crecimiento inmobiliario y las políticas de promoción de macro infraestructuras que caracterizaron al Estado español a partir de la década de los noventa».
A su coste económico extraordinario se suma su impacto sobre la naturaleza tanto directo, por la afección a los ecosistemas destruidos, como por las consecuencias de traer a escena, por primera vez en Canarias, nuevas modalidades de políticas de «conservación ambiental», añaden.
Armas-Díaz y Sabaté Bel consideran que los cambios en las políticas de conservación de la naturaleza se ponen al servicio de los intensos procesos de urbanización y el desarrollo de grandes infraestructuras.
En ese sentido, el análisis del puerto de Granadilla ilustra de manera ejemplar tales cambios, prosiguen los investigadores, con episodios en los que los recursos protegidos son intercambiados y deslocalizados hacia otras áreas (green-grabbing), y otros en los que se reduce o elimina la protección (un-green grabbing); ambas con idéntico objetivo: facilitar la urbanización y, con el mismo efecto, la destrucción de la naturaleza.
Estas observaciones se basan en la información facilitada en entrevistas con expresidentes de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, así como en conversaciones con activistas ambientales, y en la participación en reuniones, manifestaciones y encuentros con colectivos ambientalistas.
Además, han consultado informes elaborados por el Observatorio Ambiental del Puerto de Granadilla, legislación y prensa.
Aunque estos resultados son similares a los que reflejan investigaciones sobre casos de otras regiones europeas, una de las singularidades encontradas aquí es la importancia que suponen las protestas contra la destrucción de los recursos naturales en el ámbito insular, se añade en un comunicado.
Esta es una de las principales aportaciones del trabajo: recuperando el concepto del «derecho a la ciudad», propuesto en la década de 1960 por el investigador social Henri Lefebvre, los autores expanden la concepción del pensador francés a las ideas de «derecho a la naturaleza» y «derecho a la isla».
De ese modo, la defensa de cuestiones ambientales y territoriales en Tenerife ha demostrado su capacidad de movilizar a un número mayor y más diverso de personas que otro tipo de protestas.
Los resultados ayudan a entender mejor el papel de las protestas ambientales, los procesos de mercantilización de la naturaleza, el rol de los aspectos ambientales en entornos insulares, al tiempo que permite avanzar el concepto de territorio en disputa, es decir, de espacios de los que diferentes colectivos tratan de apropiarse.
A este respecto, los autores continúan en el presente trabajando en la línea abierta por el artículo y expanden su análisis a otras protestas ambientales como la organizada por la plataforma Salvar La Tejita en Tenerife.
También abren su análisis a otros archipiélagos, colaborando con el investigador de la Universitat de les Illes Balears Macià Blázquez, que analiza desde hace décadas los procesos de desposesión y la movilización contra la destrucción de la naturaleza en Mallorca.
Con ello se trata de discutir, comparar y ahondar en la idea del derecho a la isla como aspecto extensible a otros territorios insulares.
Los primeros resultados de esta investigación se presentarán en la conferencia RC21 de sociología del desarrollo urbano y regional que organizará la Asociación Internacional de Sociología en septiembre de 2020.
Otro de los aspectos abordados en el artículo es cómo las movilizaciones ambientales en Tenerife durante la primera década del presente milenio sentaron las bases de algunas de las iniciativas municipalistas de nuevo cuño en España, incluso anteriores a la oleada de nuevos partidos eco-socialistas que emergieron tras la institucionalización de las diferentes iniciativas nacidas con el movimiento social 15-M, después de 2011.
La investigación ha sido financiada por varios proyectos de investigación, dos de ellos del Plan Nacional de I+D+i y uno de carácter europeo.