Me da tristeza ver cómo la imagen de la política en los medios de comunicación parece a veces una historia de lucha por el poder. ¡Qué mal ejemplo estamos dando! Porque la política es otra cosa mucho más importante: es la única garantía para sostener las libertades de los ciudadanos y el ejercicio de la democracia. Y cuando nos enfrentamos a las mayores adversidades, es fundamental que la política sirva a quienes realmente debe servir.
Viendo la desunión estratégica que hoy se practica me viene a la cabeza la historia de nuestros abuelos. Aquellos que se fueron a cruzar el charco en un pequeño barco, viviendo solamente de agua y gofio durante varias semanas. Me los imagino en medio de una tormenta, en un barco con algunas vías de agua que amenazara con hundirlo. Y estoy seguro de que todos, del mayor al más joven, del sitio que fueran y con las ideas que tuvieran, se pondrían a trabajar como un solo hombre para evitar irse al fondo y salvar sus vidas.
Lo que nos está pasando no es muy distinto. Vamos en ocho barcos que están en riesgo de hundimiento. Cada día tenemos más pequeñas empresas y autónomos que cierran sus negocios. Hay miles de personas que están cayendo en un paro del que no van a salir. La economía de las islas está padeciendo una crisis como hace muchísimos años que no se veía y que no tiene pinta de que vaya a mejorar a corto plazo. ¿Y qué estamos haciendo? ¿Conspirando para quedarnos con el mejor sitio en cubierta? ¿Para qué, si el barco se va a pique? ¿Qué sentido tiene?
La única manera que tiene Canarias de escapar de esta situación es que todos nos pongamos de acuerdo para mantenerla a flote. Hay que superar la tormenta, tapar las vías de agua y esperar que las cosas vuelvan a mejorar y el mar esté en calma para navegar. Y eso va a pasar, con toda seguridad, porque nuestra tierra tiene los mayores valores medioambientales y estratégicos para seguir siendo un destino turístico internacional. Pero si no lo hacemos bien, el sufrimiento social que vamos a padecer en el camino de esa recuperación puede ser muy grande.
No estoy de acuerdo con muchas cosas que están ocurriendo. No logro aceptar que, a estas alturas, a las islas se le siga prohibiendo que utilicen los ahorros públicos de todos los canarios para invertirlos en mejorar su vida. Y que no nos estén permitiendo acudir a la deuda pública para poder sustituir la caída de las haciendas locales. No entiendo que no se haya preparado un plan estatal para la ayuda a los territorios más empobrecidos y, especialmente, a una comunidad en la ultraperiferia, como las Islas Canarias, sometida a sobrecostos y con una dependencia casi exclusiva de un sector económico como el turismo, que atraviesa una grave crisis.
Y no entiendo que no se haya dado todavía una respuesta a los Cabildos y a los Ayuntamientos de Canarias, que están en una situación de riesgo vital institucional, porque hay corporaciones que no van a poder mantener sus servicios a causa de la asfixia financiera que van a sufrir entre julio y diciembre de este año. Hemos llevado esta preocupación hasta el Gobierno de España, esta semana, y confío en que podamos obtener una respuesta urgente.
La única manera de avanzar es trabajar para que todos seamos capaces de entendernos. Para que logremos el objetivo común de salvar a los más desfavorecidos: a las familias que van a perder sus ingresos y su forma de vida, a las pequeñas empresas que están cayendo una tras otra por la pérdida de actividad. Es el momento de un gran cambio político: el de la política al servicio de la gente. Es la hora en que todos tenemos que arrimar el hombro para evitar que el barco se hunda para todos.
Es el momento de la buena política. Una que se ocupe de verdad de la gente que lo necesita. No es una cuestión de ideologías. Es pura supervivencia. Nos toca enfrentarnos a una común responsabilidad. Hay que trabajar por Canarias porque no podemos condenar a nuestros ciudadanos a padecer las peores consecuencias de la peor crisis que hemos vivido.
Tengo confianza absoluta en que el turismo volverá. Nuestra economía se recuperará en muy poco tiempo y el talento y el trabajo de los canarios volverá a destacar. Solo tenemos que resistir. Como el que coge aire y se agacha para que pase una gran ola. Y estoy seguro que vamos a saber hacerlo.