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El deber de dar respuesta

Alcanzar una meta no es sinónimo de un triunfo. Lograr ser escuchado solo supone subir un peldaño, porque aquí lo importante es conseguir que entiendan y atiendan a las singularidades de las corporaciones insulares de Canarias, que son las más castigadas por la caída de recursos como consecuencia de la crisis económica que asola a nuestro país.

Una atípica intensa semana de agosto nos deja noticias con cierto sabor agridulce. La Federación Española de Municipios y Provincias ha aprobado un acuerdo con el Ministerio de Hacienda con el que se pondrá a disposición de este último los 14.000 millones de euros que habían ahorrado las administraciones locales de nuestro país, a cambio, serán compensadas con 2.000 millones de euros en 2020 y 3.000 millones en 2021, el resto será devuelto en diez años.

A todas luces parece un acuerdo sensato, pero la realidad marca la diferencia. Sabemos que se aportarán 270 millones -ampliables a 400 millones-  para el déficit en materia de transportes y que parte de los fondos de recuperación procedentes de Europa también llegarán a estas corporaciones, pero la envergadura de los problemas económicos a los que nos enfrentamos hace que estos recursos no sean suficientes.

En estos días ya lo había dicho: el acuerdo puede ser bueno para los ayuntamientos y diputaciones peninsulares, pero no es el mejor para Canarias, puesto que las particularidades de financiación de los cabildos -que apenas tienen capacidad directa de recaudación y se nutren de las transferencias de otras administraciones- no son compensadas en estos acuerdos.

Si bien valoro el gesto realizado por el Gobierno de España para autorizar a los cabildos el uso del superávit de 2019, hay que dar un salto mayor. No serán suficientes estos recursos para corregir los desequilibrios presupuestarios de nuestras cuentas y hay algo claro: los ciudadanos no merecen que los servicios públicos se vean recortados. En este callejón hay varias salidas, una es la posibilidad de endeudamiento.

No hay que echarse las manos a la cabeza cuando hablamos de endeudarnos. Una buena planificación sobre este asunto, junto al superávit podría ser la receta perfecta para vislumbrar algo de luz en un túnel que se empeña en quedarse oscuro. Sabemos que hay administraciones a las que no les será suficiente con el superávit y no podemos dejarlas a un lado. Hay que sumar y en el resultado de esta ecuación deben estar todos.

Avanzar se antoja complicado, pero debemos alcanzar el impulso que los ciudadanos depositaron en nosotros con su confianza. Nos enfrentamos a la mayor crisis económica de la historia reciente -España ha perdido en tres meses la riqueza que generó en los últimos 14 años-. Aún así, nos toca trabajar desde la constancia y la cooperación, porque si tomamos otro camino el resultado será desastroso.

En este escenario, las singularidades canarias tienen que ser puestas sobre la mesa. El impacto de la crisis socioeconómica en el Archipiélago es mucho mayor que en el resto del territorio nacional. Necesitamos medidas específicas para el turismo, un plan para luchar contra la pobreza y la exclusión social; más fondos para combatir las altas tasas de paro y, también, una reforma del sistema de financiación para  adecuarlo al marco competencial que actualmente hemos asumido.

Vienen días decisivos y semanas complicadas, pero les adelanto que pondremos todo de nuestra parte para salir adelante. Ahora es el momento de aunar criterios, abordar la realidad y afianzar la capacidad de respuesta de las administraciones locales. Somos la primera puerta a la que el ciudadano toca y tenemos el deber de seguir dándoles respuesta.

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