A nadie se le escapa que estamos viviendo el verano más atípico de las últimas décadas por el impacto que deja la Covid-19 en la totalidad de las actividades económicas y en nuestro día a día. Sabemos que las consecuencias en el turismo han sido duras, que la recuperación será lenta, pero también somos conscientes de que nuestra riqueza paisajística, cultural y patrimonial son los mejores aliados.
Canarias ha comenzado su verano con la esperanza puesta en el mercado regional y nacional, sin bajar la atención sobre las noticias que llegan de nuestros principales emisores: Alemania y Reino Unido. Hemos insistido en la idea de realizar pruebas PCR en destino. En su momento no se valoró lo suficiente esta propuesta, pero ahora pocos dudan de que es la salida para alcanzar un turismo seguro y con garantías para todos.
Canarias tiene ahora que afianzarse en sus fortalezas y seguir el camino marcado que, de forma coordinada y con buenos resultados, ha venido desarrollando la Consejería de Turismo del Ejecutivo autonómico, en coordinación con el resto de administraciones y agentes del sector, dada la dimensión que tiene para la economía de Canarias.
En La Gomera también hemos optado por ese camino. Durante la etapa más dura del confinamiento redoblamos los esfuerzos de planificación y ahondamos en nuevas estrategias de promoción y excelencia en los servicios turísticos que ofrecemos en la isla, porque la situación que ahora se abre es bien distinta, aunque nuestros valores se mantengan intactos.
Si a comienzos de año copábamos portadas por ser el primer punto de España en el que se detectó un caso de coronavirus, también lo fuimos al ser pioneros en el plan de desescalada. Al igual que en multitud de medidas en la que tomamos la iniciativa como el control de temperatura en puertos, la desinfección de vehículos, la distribución de mascarillas gratuitas o la creación de un operativo de limpieza que recorrió toda la geografía.
Estas actuaciones que nos aportaron más seguridad, también han sido tomadas de ejemplo para afianzar la imagen de La Gomera como un buen lugar de descanso en estos días. El diario británico The Sun lo decía hace dos semanas: “la isla sigue manteniendo intactos sus encantos en medio del Atlántico”. Y así es. Porque ahora es cuando iniciamos la carrera de fondo hacia la recuperación, que se antoja compleja, pero en la que los turistas son esa pieza clave.
Los datos nos aportan cierta satisfacción. El pasado mes de julio cerramos con una ocupación del 80% y una estancia media que creció. Además, hemos tenido un notable incremento en la llegada de turismo regional y nacional, pero también se dejan ver ya turistas europeos, que se decantan por venir a la isla a disfrutar de la tranquilidad que ofrece su naturaleza.
Al cierre de agosto el dato de ocupación volverá a crecer. La Gomera está a pleno rendimiento en su oferta alojativa y de servicios, se antoja complicado encontrar un lugar para pasar unos días en lo que queda de mes. Este es el mejor síntoma, y es lo que debe suceder también durante la temporada de invierno. Seguimos atentos a las medidas de control y a las decisiones que están tomando los gobiernos europeos, porque hemos demostrado que somos un destino seguro, con una rápida capacidad de respuesta.
Tenemos que continuar en esta senda. La responsabilidad ahora está en manos de los ciudadanos. Cumplir las normas es más que una exigencia, se trata de la única forma de evitar que tengamos que dar un paso atrás. Canarias y La Gomera necesitan de este esfuerzo.