No es tiempo de debates estériles rebosantes de egocentrismo partidista. No es tiempo de lanzarnos la pelota unos a otros, ni tampoco es tiempo para hacer teatro político desde los órganos parlamentarios. La situación devastadora de crisis mundial nos obliga a todos a dejar atrás el cacareo político y ponernos todos, sin excepción, a trabajar por la ciudadanía, y en especial por los que peor lo están pasando y ello implica aprobar los presupuestos de 2021 para Canarias.
Estas cuentas no son la única solución pero contribuirán a aliviar a una tierra duramente golpeada por la pandemia, en la que la única vía de salida está puesta en el encaje de unos números con los que alcanzar un objetivo claro: salvar a las islas del desempleo y la pobreza.
Miles de hogares canarios están haciendo frente a situaciones límites. Si ya Canarias acarrea graves problemas estructurales con altas tasas de desempleo y exclusión social, la caída del turismo y su afección en el resto de sectores hace que las Islas pidan auxilio a gritos.
Ante este escenario nada halagüeño, resulta vital aprobar estas cuentas para definir la hoja de ruta que tendrá que seguir Canarias hacia su recuperación económica y social durante el próximo año. Partimos de una situación poco esperanzadora con una previsión de pérdidas en ingresos cercanas a mil millones de euros. Además de un sistema de financiación sin actualizar que merma en unos 600 millones de euros las cantidades que recibe la Comunidad Autónoma. Y todo ello sin olvidar que hay que avanzar en el cumplimiento de las especificidades establecidas en el Régimen Económico y Fiscal, y en el Estatuto.
La realidad es compleja, al igual que sucede en miles de hogares canarios, los números no salen, pero a diferencia de ellos, nosotros tenemos la responsabilidad de esforzarnos para que desde la unidad y la constancia seamos capaces de articular unos presupuestos reales que contribuyan a remar en una misma dirección para sacar a flote un barco dañado en medio de esta tempestad.
Esta misma semana, en el Parlamento de Canarias insistí en aunar esfuerzos para que desde Madrid y Europa aporten recursos adicionales que nos permitan impulsar la reactivación y darnos mayores garantías para atender a los ciudadanos, ante un panorama en el que no vale dejarnos sin respuestas o no atender nuestras singularidades.
Es evidente que ante este escenario no conviene tocar la fiscalidad. Los ciudadanos de estas islas no entenderían una subida de impuestos en estos momentos, pero para evitarlo, insisto, debemos remar todos. Hay que lograr que el Estado permita utilizar como gasto corriente los 500 millones de euros asignados al superávit de 2018, además de redefinir el nivel de endeudamiento permitido a Canarias. Sin olvidar, la actualización del Sistema de Financiación con el que garantizar para atender servicios esenciales.
No se trata de una carta a los Reyes Magos, como muchos opinan. Son propuestas reales y claramente materializables, porque de lo contrario, el barco tendría muchas posibilidades de zozobrar en una complicada travesía en la que ya hay demasiado oleaje. Reitero lo que dije en sede parlamentaria: es tiempo para mostrar unidad. Es tiempo de salvar diferencias políticas y centrarnos en salvar a las islas.