En el confinamiento vivieron de manera distinta lo que sucedía. Para Antonio “ Fue una bomba, trabajaba y trabajaba, no paraba de pintar y de esculpir, empecé por el reciclaje de cajas y los colores, la actividad fue frenética, no paraba, solo al final cuando se acabaron las restricciones fui realmente consciente de lo que pasaba y la trascendencia del momento “. Alfonso lo vivió de distinta manera. “ Soy más extrovertido, salgo más, necesito el contacto con el exterior y en el confinamiento utilicé mi creatividad para luchar contra el encierro, si no podía salir puse en marcha todas mis capacidades para no aburrirme, para luchar contra el tiempo entre cuatro paredes “
Antonio Febles y Alfonso Alcalde hacen del arte y de la condición de artistas su razón de vida. Son pareja desde hace muchos años, Antonio aunque nació en Caracas, vive en Hermigua desde los cinco años y se siente de su pueblo, de su valle, al que lleva en su cara, en esa expresión casi melancólica de sus ojos, es la dualidad del norte en su mirada, bella, profunda, un poco triste.
Alfonso es tinerfeño, lleva en La Gomera muchos años y está encantado en el norte, en Hermigua, en ver ese paisaje cada mañana que le inspira y anima. Es más vibrante que su pareja, más hablador y su actividad siempre estuvo relacionada con el arte pero también con la animación, con empujar a otros, con organizar.
Antonio habla del arte conceptual, de lo que significa cada color, del verde, del naranja, de cómo utilizó la pasta rusa como textura en una de las obras creadas en el tiempo de confinamiento “ Quería usar lo que estaba usando todo el mundo en sus casas, todos haciendo postres y cocinando, quería reflejar eso en mi obra”.
Trabajan en estudios separados, cada uno dice no saber del trabajo del otro pero hablan casi con más entusiasmo de las obras del compañero que de las propias.
Reconocen formas distintas de trabajar, uno no usa la música, solo el silencio, su imaginación y el esfuerzo y la constancia. Es más recogido, reflexivo, introvertido. Otro escucha música, sobretodo clásica, dice que es lo que más conecta e influye en el alma e insiste en la necesidad del contacto externo para el desarrollo de su ser artístico.
Cuidan mucho los materiales con los que trabajan, las pencas de palmera usadas para esas auténticas maravillas o las distintas texturas y el uso del color.
Los dos coinciden en criticar cómo hemos actuado todos en este tiempo, dicen que no hemos estado a la altura, nadie, “ni los dirigentes y las élites ni ninguno de nosotros, se nos cambió el mundo en un instante y no sabemos que hacer”.
Con todo esto y lo que vendrá, seguirán creando y seguirán siendo artistas con mayúsculas y Antonio seguirá pudiendo continuar con otra de sus grandes pasiones, los minerales.
( Antonio y Alfonso son componentes del grupo de artistas del VIAJE INTERIOR IV )
Benjamín Trujillo.
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