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El último asalto al virus

El pasado 14 de marzo nuestra vida, tal y como la conocíamos hasta ahora, dio un giro de 360 grados. El dichoso virus se coló en nuestra sociedad y nos obligó a permanecer en nuestros hogares más tiempo del que quisimos. Hemos recorrido una larga batalla hasta ahora, y si bien, hemos ido dando pasos, aún nos queda el definitivo, que vendrá de la mano de la vacuna que ponga fin a esta pesadilla y a este año en el que muchos canarios han tenido que pelear con otros púgiles aún más difíciles de noquear como el desempleo, la pobreza y la precariedad.

Y mientras nos preparamos para este último asalto debemos pertrecharnos con el mejor equipamiento posible para aguantar los golpes que aún nos quedan por recibir. Por ello, esta semana abordamos el primer debate de los presupuestos canarios en la Cámara regional para avanzar en su aprobación definitiva, lo que nos aportará una consistente red de 8.474 millones de euros, que nos protegerá de posibles caídas.

Son muchos millones y a ellos se sumarán otros tantos provenientes de las cuentas estatales, así como de Europa y sus fondos de reconstrucción, por lo que según las previsiones, podríamos contar con mil millones adicionales para 2021. Uno se pierde entre tantos números a los que tenemos que dar un sentido y materializarlo en acciones concretas que mejoren la vida de todos los canarios. Un abanico de actuaciones que quedan reflejadas en nuestros presupuestos y en el popular Plan Reactiva y que tenemos la obligación de ejecutar para que no se quede en un simple cúmulo de propósitos escritos en un papel.

Es por ello, que esta semana, reiteré la importancia de simplificar las cargas burocráticas y los eternos cuellos de botella que dilatan sine die la puesta en marcha de proyectos esenciales para el devenir de las Islas. Son muchos los departamentos que arrastran un déficit de personal que impide que los atascados documentos se traduzcan en nuevos centros sociosanitarios, colegios, viviendas, centros de salud y otras infraestructuras que sin duda, contribuyen a fortalecer nuestros servicios esenciales. También hablamos de impulsar las ayudas necesarias a los colectivos más vulnerables, a las personas dependientes y a nuestros mayores, además de las obras que se tienen que acometer para mejorar nuestra conectividad con el exterior y acortar las distancias que sufren las Islas, y en especial, las no capitalinas, en las que luchamos a diario contra los efectos de la doble insularidad.

Además, debemos modificar la normativa, tanto a nivel estatal como regional, que nos permita gastar estos recursos de los que dispondrá Canarias el próximo año. Una labor en la que ya trabajamos en esta comunidad con la aprobación de la ley de impulso de los sectores primario, energético, turístico y territorial de Canarias, con la que no sólo avanzamos en la mayor simplificación posible, sino también, en la eficacia, la eficiencia y la racionalidad del gasto público, principios que deben regir la administración.

El Estado también está haciendo su tarea y avanza en la configuración de un real decreto ley para aprobar medidas urgentes que modernicen la anquilosada administración pública y den el impulso a las medidas que pide a gritos el país para salir de esta crisis económica y social, que afecta en mayor medida a los canarios, pues seguimos teniendo las tasas de pobreza más altas del territorio español y un paro estructural al que debemos hacer frente de una vez.

La próxima semana encadenamos una nueva sesión plenaria en la que pediré al Ejecutivo regional que no baje la guardia para lograr una administración que contribuya a hacer realidad todas las medidas que contemplan las cuentas regionales, ya que de nada sirve amontonar millones si no se emplean para mejorar la vida de nuestra gente.

Contamos con el equipamiento necesario para hacer frente a los efectos económicos del virus, ahora queda abordar el último escalón. La campana ya ha sonado, pongámonos para dar el último salto que nos permita recuperar nuestras vidas, cumplir con nuestros abrazos endeudados y vencer al miedo y a la incertidumbre.

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