El preocupante envejecimiento demográfico de La Gomera: un problema de actualidad

Redacción

hace 4 años

La isla de La Gomera tiene actualmente una población que supera los 21.000 habitantes, pero, ¿cómo se estructura esta población? El análisis pormenorizado de las estadísticas demográficas nos indica una tendencia de envejecimiento de la misma bastante preocupante. En una comparativa de las pirámides de población de los años 2000 y 2019 se puede apreciar claramente esta tendencia.

A comienzos del milenio, el grupo de adultos comprendidos entre los 20-40 años era el más cuantioso, tanto en hombres (barras azules) como en mujeres (barras naranjas). Y esas personas son las que ahora, veinte años después, integran el grupo de 40-60 años de edad, ampliamente mayoritario. Asimismo, la población más vieja, la que supera los 60 años de edad (cúspide de la pirámide), continúa aumentando su número, todo lo contrario a los grupos de jóvenes e infantiles (base de la pirámide), que siguen decreciendo. Se aprecia, por tanto, un problema de reemplazo generacional en la población gomera.

Esto tiene una lectura positiva, y no es otra que el aumento de la esperanza de vida (cantidad de años que llega una persona a vivir), de ahí el crecimiento continuo de los grupos de edad más avanzada. Pero todas las demás lecturas deberían preocuparnos. De cara al futuro, La Gomera tendrá un grave problema de lo que los demógrafos denominan «sobreenvejecimiento», pues, con una población tan alta de ancianos y tan corta de jóvenes y niños:

¿Quién se hará de cargo de ellos en un futuro próximo? ¿Cómo se va a gestionar su alto grado de dependencia? Ya está habiendo familias que tienen problemas para atender a sus familiares mayores, quienes, con frecuencia, se están viendo condenados a vivir en soledad. Las residencias públicas están prácticamente saturadas, por lo que se está construyendo una nueva que, en cuestión de un lustro, padecerá lo mismo. También existe la ayuda pública a domicilio, pero es una solución parcial con los medios disponibles. Y el servicio privado se reduce al cuidado de los mayores por parte de «acompañantes» que, por cuantías diversas (dependiendo de los servicios prestados) ayudan en labores domésticas y otras tareas. Pero esta última es una solución a la que no puede acceder la mayor parte de las familias por sus costes.
¿Podrá atenderlos con garantías el sistema sanitario insular? Crucemos los dedos para que la actual situación derivada de la COVID-19 se reconduzca en los próximos meses y se nos abra un futuro más esperanzador, pero, si algo nos ha evidenciado, es que las epidemias de este tipo saturan el sistema sanitario, el cual se verá más presionado en el futuro para atender la masa de población vieja que sigue aumentando en la isla.

La tasa de dependencia (indicador que muestra la relación entre la población activa de la que no lo es) de la isla en 2019 se situó en un preocupante 47,5%, el tercero más alto del archipiélago por detrás de La Palma (48,3%) y El Hierro (51%). De momento, los valores se mantienen por el importante número de activos integrados en el grupo poblacional de los 40-60 años de edad que veíamos en la pirámide, pero, ¿qué ocurrirá dentro de unos años cuando estas personas se vayan jubilando? En la pirámide se aprecian las notables dificultades para el reemplazo generacional que tendría lugar en la isla, es decir, para que los grupos jóvenes vayan renovando a los ancianos y todo lo que supone para el mantenimiento de la economía. Una solución es la inmigración, pero ya no corren buenos tiempos para ella, ni siquiera en lugares de emigración histórica como La Gomera, donde el partido fascista VOX obtuvo 833 votos en las pasadas elecciones generales de 2019.

Ese agravante se percibe con claridad cuando comparamos los nacimientos y las defunciones. Desde comienzos del nuevo milenio se ha producido un hecho insólito en la historia -por lo menos contemporánea- insular, y es que las defunciones van superando ampliamente a los nacimientos. Más viejos, más defunciones; y las parejas, por distintos motivos, no tienen hijos. Resultado: no hay reemplazo generacional.

Y ese reemplazo generacional se hará más preocupante en la medida de que en la isla no se abran nuevas y mejores oportunidades para el importante capital humano gomero que se forma académica y profesionalmente en las universidades y en los centros de ciclo medio y superior. ¿Qué perspectivas económicas les brinda la isla a los jóvenes? ¿El trabajo precario en una empresa privada? ¿Es que hay un sector empresarial privado y diverso en la isla capaz de asumir la demanda laboral de buena parte de esos jóvenes gomeros? ¿Lo puede resolver el sector público? ¿Cómo? ¿Mediante un enchufe en la administración pública encorsetado a las arbitrariedades del político anodino o del jefe de departamento de turno? ¿Los 6 meses de contrato precario en los planes de empleo público? ¿Qué futuro es ese? Con ese panorama, los formados jóvenes gomeros no ven otra alternativa que la de trabajar fuera de la isla, aunque sea en precario. Nos recuerda a la emigración de las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo, cuando los medianeros, aparceros del tomate y jornaleros de la platanera abandonaron la isla para ir a ser explotados en las florecientes fincas del sur de Tenerife. Como decía uno de esos emigrantes: «¡Allí nos explotaron, pero nos jodían menos!»

Ante estos retos que supone el envejecimiento de nuestra población, nos hacemos la pregunta del millón: ¿está nuestra clase política capacitada para resolver estos problemas? Sólo leyendo la prensa local podremos hacernos una idea. Reflexionemos sobre ello porque ahí nos jugamos el futuro.

Referencias

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