De padres irlandeses nació en Escocia pero la familia se trasladó enseguida a Donegal, en el norte de la República de Irlanda, al lado de la Irlanda del Norte, la británica.
Esta pequeña ciudad está situada en el centro de la bahía del mismo nombre que baña las tierras de tres condados, el de Donegal en el norte y el oeste y los de Leitrim y Sligo en el sur. Allí vivió parte de su infancia, en una ciudad marcada por el mar, que surgió alrededor de las invasiones vikingas a la costa norte de Irlanda en el siglo XXI. La familia se trasladó a Manchester cuando Martin tenía trece años, vivió allí hasta los veinte que se volvió de nuevo a Irlanda, según él, a la búsqueda de los paisajes y de la belleza.
Viene a La Gomera desde 1988 y desde entonces, cada año, pasa muchos meses siempre en el mismo sitio, en la hondura del barranco de Benchijigua, en Lo del Gato.
Habla del color en este lugar del mundo, de la intensidad, de cómo marca ese entorno o cualquiera en el que vive su producción pictórica. Pinta el mar, las casas, los riscos o las verdes praderas, los cielos oscuros del mar del norte o los luminosos de este archipiélago.
Vivió el primer confinamiento del pasado año en la isla, con tranquilidad, sin grandes temores, aquí se sentía protegido, lejos de los problemas en las grandes áreas metropolitanas del continente.
Ha viajado por todo el mundo haciendo de la búsqueda y el conocimiento de muchos lugares gran parte del equipaje de pensamiento, imaginación y reflexión necesarios para pintar, para crear.
Martin fue considerado un niño prodigio por la precocidad de su calidad y su éxito. Ha expuesto en Irlanda, Inglaterra, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Alemania, Suecia, La Gomera. Hay pinturas suyas en varias colecciones privadas importantes del Reino Unido, Irlanda y varios países europeos, en sedes del gobierno inglés y de varias instituciones de la Unión Europea.
Es un hombre delgado, que puede dar una cierta imagen de fragilidad pero al mismo tiempo notas su destreza, su ligereza y habilidad para realizar cualquier tarea por muy complicada que sea.
Habla bajito, con dulce acento inglés, observando cada gesto y atendiendo a cada palabra de su interlocutor, escondiéndose a veces en su propia mirada cuando la lleva hacia un objeto cercano o al horizonte. Siempre habla del color, de la intensidad de la luz, de lo que le gusta la playa, del mar en cualquier sitio del mundo y sus diferencias.
Nombra a La Gomera, más bajito todavía, casi la sugiere en su conversación, sonríe cuando hablamos de la tranquilidad, de lo hondo de los barrancos de la isla, del sitio donde vive, de Lo del Gato y como lo descubrió.
Le parece una experiencia muy interesante El Viaje Interior IV, vio la exposición de hace dos años en el muelle de San Sebastián y se quedó encantado. Ahora dice estar orgulloso de ser uno más y compartir su obra y su experiencia.
( Martin Gallagher es componente del grupo de artistas del VIAJE INTERIOR IV )
Benjamín Trujillo.
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