Camina con andares desgarbados pareciendo un viejo rockero o un piloto de Formula 1 dirigiéndose a los boxes tras una carrera. Saluda con exquisita elegancia, con sutiles reverencias a todos los conocidos que ya tiene en la isla. Sonríe y suena su voz metálica, ligeramente quebrada y con ese acento tan peculiar que los que no lo conocen, pueden pensar que suena a inglés pero los que lo conocen, saben que es inconfundiblemente de más al norte. Escocés de pura cepa.
Llegó con un barco ya hace años y se quedó entre nosotros. Su relación con el mar y con el puerto supuso su primer vínculo con el Viaje Interior, en el principio, en la primera edición. Se convirtió en el mejor diplomático del proyecto. Allanando caminos con los organizadores de la regata a remo, con los remeros, con cualquiera de los que vivían enredados en el puerto o en la mar. En los días previos a la salida de la regata a William se le veía ayudando a remeros con trámites en tierra, aconsejando donde comer o acompañándolos en las noches de La Villa.
Viajó a Antigua junto a otros componentes y fue el mejor embajador. Recogió allí, al otro lado del atlántico, La Ola “uno de los símbolos de nuestro empeño y de nuestros proyectos” que creó el escultor Pedro Negrín, componente del Viaje Interior, lo hizo de manos de Daryl Farmer, el último remero en llegar a la meta en esa edición. La Ola hizo la travesía y se impregnó de sal y viento, de llanto y esperanza y acompañó con nuestro espíritu esa extraordinaria aventura.
William conoció junto a Eduardo al fotógrafo Ted Martin en Antigua que viajó el año siguiente a La Gomera y que aportó un extraordinario trabajo siendo además, uno de los eslabones más importantes en la relación entre las instituciones de aquel país y nuestra isla.
Conocimos mejor a Ted a través de este pelirrojo escocés que se emocionaba cada vez que un compatriota suyo era remero. No dudaba ni duda en ponerse el kilt, la falda escocesa, en el día de la salida o en cualquier momento en que crea que debe destacar su condición de escocés.
Aquí ha sido un emprendedor singular en el turismo vacacional y en las actividades de ocio marítimo para nuestros visitantes. En su tierra hizo de todo. Activo empresario fue también periodista y así nos ayudó con las traducciones de texto en las ediciones bilingües de los catálogos y como interprete de las entrevistas con remeros y organizadores.
Pasó miedo durante el confinamiento, por su familia en Escocia, por sus amigos aquí, por el presente y el futuro de su trabajo y relata con solemnidad y cierta tristeza como cambió nuestro pueblo con la pandemia. “Siempre me sentí uno más aquí, nunca me sentí extranjero ni distinto. En la pandemia, en los primeros días y meses creo que con los consejos de no acercamiento de las personas, con los protocolos de seguridad y las informaciones alarmantes de todo el mundo se acrecentó el miedo al otro, la reserva con el extraño”.
Todavía teme y es muy prudente con el futuro aunque cree que se ha recuperado la confianza entre los humanos y que San Sebastián vuelve a ser un templo de cordialidad y aceptación. En el texto que escribió para esta edición de nuestro viaje explica con precisión los recodos de estas sensaciones y sus pensamientos sobre el momento que vivimos.
Se le ve con frecuencia por las calles de La Villa ocupado con sus cosas, caballero andante. Serio y cautivador.
( William Burguess es componente del grupo de artistas del VIAJE INTERIOR IV )
Benjamín Trujillo.
FOTOS: Eduardo Castro.
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