La condición de las Islas, marcada por su lejanía y aislamiento, ha avivado la perspicacia de sus habitantes a la hora de emprender nuevos canales de comunicación para acortar los kilómetros de distancia que las separan entre sí y con la Península y el Continente europeo. Fruto del anhelo por mejorar las comunicaciones entre islas, nació en 1974 la primera línea marítima regular de pasajeros que conectaría el muelle de Los Cristianos con la capital gomera.
Sólo 36 kilómetros separan a La Gomera de Tenerife, pero esta distancia suponía para muchos un recorrido casi inabarcable al no disponer de los medios que permitieran emprender este viaje. Una travesía que hoy recorren cada día en torno a unos 4.000 pasajeros. Este hito en la historia de La Gomera supuso un revulsivo en las relaciones entre islas, dando lugar a una estrecha vinculación social y económica.
Unos lazos que cobran hoy una mayor solidez con la llegada de otro gran hito que, sin duda, marcará el desarrollo socioeconómico de La Gomera y su vinculación social y económica: la interconexión eléctrica submarina entre ambas Islas. Una infraestructura que se configura como todo un proyecto de interés estratégico no sólo para La Gomera, sino para todo el sistema energético canario, ya que se suma a la conexión eléctrica entre Lanzarote y Fuerteventura, permitiendo una mayor robustez para afrontar los futuros desafíos que nos va fijando la propia evolución de las nuevas tecnologías.
Para los gomeros, el acceso a la electricidad, en 1968, fue un paso muy importante que mejoraría el día a día en la Isla. Hasta entonces sólo algunos pequeños grupos eléctricos abastecían a unos pocos núcleos de población de este servicio básico que luego se reforzaría con la puesta en funcionamiento de la central de El Palmar. Una subestación que ahora albergará el enlace con la de Chío, en Tenerife, a través de un cable submarino de 42 kilómetros y dos circuitos de 66 kilovatios.
Este flamante sistema proporcionará una mayor estabilidad y garantías para hacer frente a las dificultades de abastecimiento que han perjudicado en diversas ocasiones la sostenibilidad de la red y que vendrá de la mano del cierre del anillo eléctrico regional, lo que nos aportará una mayor seguridad aún.
En todo este camino hacia la mejora del abastecimiento energético, nuestra apuesta por las energías renovables, lejos de mermar, cobra aún más fuerza, ya que la interconexión supone una transición que otorgará un mayor impulso para avanzar hacia la tan ansiada descarbonización, al tiempo, que nos desvinculamos de nuestra dependencia del petróleo. Nuestra mesa de trabajo está repleta de proyectos en los que la energía renovable es la gran protagonista. Hablamos de los cinco parques eólicos, la autosuficiencia energética de los edificios públicos que se nutren de la energía que nos proporciona el sol, el fomento del vehículo eléctrico y la creación de los puntos de recarga, además de la creación de herramientas que fomenten el autoconsumo energético en hogares y empresas. De esta forma, establecemos una simbiosis perfecta entre la implantación de las energías renovables y la convivencia con un sistema energético seguro, todo ello para dar pasos decididos hacia la consecución de nuestro gran objetivo, que no es otro que lograr una Isla 100% sostenible.
Aún queda mucho camino por andar hasta alcanzar esta meta, pero mientras nos acercamos a la misma podremos contar con un sistema energético que desafía las distancias y la vertiginosa orografía de nuestra Isla para llegar a todos los hogares de los lugares más recónditos en los que, hasta no hace mucho tiempo, que llegara la luz era casi una cuestión de magia.