Cuando aún era demasiado joven para darme cuenta, alguien me dijo que el tren sólo pasa una vez. Más tarde fui consciente de lo generosa que ha sido la vida conmigo, pues me ha enviado varios trenes en los que he podido subirme a tiempo, pero en el caso de Canarias no sé si tendremos nuevas oportunidades para coger este tren que nos conduce al cambio real de nuestro modelo económico.
Por eso, esta semana en el Debate del Estado de la Nacionalidad Canaria, centré mi discurso en que es ahora o nunca el momento de apostar de forma decidida por este cambio real en nuestro modelo productivo. Es ahora o nunca el momento de subirnos a ese tren que nos guiará hacia un Archipiélago con más oportunidades para todos los canarios, con menos pobreza y menos paro, donde nuestros jóvenes puedan dedicarse a nuevos campos de trabajo y nuestros mayores disfrutar de su merecida jubilación, sin la preocupación constante marcada por el futuro de sus hijos y nietos.
Algunos me tacharán de utópico, pero lo cierto es que estoy plenamente convencido de que podemos lograr ese cambio que no hemos alcanzado a lo largo de la historia reciente de las Islas, ya que se dan los condicionantes para ello. Si podemos extraer algo positivo de esta dura crisis es que Europa y el Estado son algo más sensatos con Canarias y sus necesidades, pues parece que poco a poco entienden nuestras singularidades y especificidades como territorio ultraperiférico, suministrando los recursos que precisamos para poner en funcionamiento nuestra maquinaria y arrancar los motores que nos permitirán llegar a la estación de la recuperación económica y social.
No ha sido fácil. Nos ha costado muchas horas de terapia para hacerles entender que Canarias es un territorio alejado, fragmentado y muy dependiente del exterior, que constituye territorialmente un hecho diferencial dentro de España. Este hecho singular existe desde la conquista y la colonización, pero no siempre han entendido que no hablamos de privilegios, que no vivimos como marqueses y que lo que pretendemos es disponer de los mismos derechos que el resto de ciudadanos del país.
El mar de pobreza al que nos enfrentamos es tan grande y los problemas tan inmensos que no podremos afrontarlos solos, por lo que estos fondos que nos llegan ahora del Gobierno central y de la UE son el impulso que pedíamos a gritos todos los canarios para salir de esta situación de incertidumbre y comenzar a recorrer los largos kilómetros que aún nos separan de la reconstrucción y recuperación de nuestras Islas. Y en este recorrido, no debemos dejar escapar la oportunidad magnífica de avanzar hacia la diversificación económica. Es la única forma de vencer los enormes déficits estructurales que merman nuestra capacidad de crecimiento y de generación de riqueza y con ello, nuestra calidad de vida.
No podemos fiarlo todo a un único sector, pues la paralización del turismo ha descabalgado nuestro PIB, haciéndolo retroceder 20 puntos, unos 11.000 millones de euros. Podemos traer turistas pero no los podemos crear y ante la limitación en la movilidad de nuestros principales países emisores esto sería una quimera. Por todos estos motivos, invité a la reflexión a los diputados en la Cámara regional, para aprovechar las lecciones que nos deja esta crisis, para iniciar un esfuerzo real por la diversificación, apostando por la digitalización, la economía circular, la implantación de las energías renovables, el conocimiento, la I+D+i, la lucha contra el cambio climático, entre otros nichos de mercado que nos ofrecen las Islas.
A veces nos quejamos de la situación económica y social que padecen nuestras Islas, pero hoy tenemos la posibilidad de romper con nuestro modelo caduco y dependiente del exterior. Queda un largo camino por delante para alcanzar la reconstrucción económica, por ello no podemos perder ni un segundo con más lamentaciones. Es hora de hacer el equipaje y subirnos al tren que nos conducirá hacia el cambio del modelo de desarrollo económico que merecemos todos los canarios.