Este buque, que dispone de un sonar y un robot submarino, trabaja ininterrumpidamente durante el día y la noche y, desde que se incorporó a la búsqueda de las niñas y su padre, ha realizado un rastreo en una superficie de unas diez millas cuadradas (34 Km2).

La zona elegida para realizar el rastreo en el mar fue consensuada por la tripulación del Ángeles Alvariño y por la Guardia Civil a partir del geoposicionamiento del móvil de Tomás Antonio G.C. la noche del 27 de abril, cuando se hizo a la mar en dos ocasiones.

En ambas, zarpó solo, sin la compañía de sus hijas, y fue visto embarcando varias maletas y bolsas que había traído en su coche.