GOMERANOTICIAS.- Hay imágenes, estampas e incluso vivencias que por ser entrañables, pintorescas o incluso curiosas pero en definitiva llamativas, quedan grabadas en nuestra memoria y rápidamente recordadas cada vez que se repiten.
Es el caso de Peter Drake y Janine, una pareja de ingleses que un día llegaron a La Gomera casi de casualidad y hoy viven muy integrados en este territorio insular, concretamente en un barrio de su capital, San Sebastián.
Sus sombreros, su propio aire inglés y especialmente su recorrido tranquilo y amable casi diario en bicicleta forman parte de la vida diaria de esta apacible Villa en la que aún esas situaciones afortunadamente no pasan desapercibidas.
Ya el pasado 20 de noviembre, Benjamín Trujillo escribió en este mismo periódico digital sobre ellos. Difícil será superar el perfil que de los mismos quedó plasmado en aquella crónica de Grupo Interior IV y por ello no vamos ni a repetirlo ni a intentarlo.
Hoy nos ocupa principalmente el conocer más en profundidad algo sobre una de sus dos publicaciones.
‘Todavía Silban’ hace un recorrido por sus propias vivencias e impresiones durante los treinta años que han pasado desde que llegaron por primera vez a La Gomera. Lo que para ellos es un paraíso real con sus ventajas pero también tristezas, sus problemas y también sus alegrías.
¿Por qué has escrito este libro?
El libro dio comienzo inicialmente como un blog inglés, Do they still whistle? (¿Todavía silban?) que por cierto, es la pregunta más común cuando decimos que vivimos en La Gomera. Resulta que un año vino a visitarnos por primera vez un amigo que ha sido profesor de inglés y me dijo –mira, estos cuentos del blog son unas perlas, deberías guardarlos en alguna forma más permanente. De allí nació el libro, en su versión inglesa.
Para evitar el problema de intentar encontrar una editorial dispuesta a publicarlo, lo hice yo mismo a través de Kindle Direct Publishing de Amazon.
¿Fue un éxito, el libro inglés?
Inicialmente lo concebí como un libro que los visitantes ingleses podrían comprar como recuerdo de su visita a La Gomera o un regalito para sus familiares y amigos. La casualidad hizo que se lanzara unos pocos días antes del confinamiento por Covid-19, precisamente cuando los ingleses dejaron por completo de visitar la isla. Entonces, paciencia…
¿Por qué ha decidido traducirlo en español?
Resulta que a unos españoles, que saben leer el inglés, les gustó mucho su contenido. Eso me complace muchísimo porque siempre escribo estas historias con mucho cariño por España y por la isla de La Gomera. Janine y yo ambos somos hispanófilos y en especial, ¡gomerófilos!. Hice la primera traducción yo mismo porque tenía que ajustar los textos para el público español. Después envié mis textos en casi-español a Beatriz Vázquez Lorenzo, una filóloga que es miembro, como yo, del grupo artístico de La Gomera, El Viaje Interior. Las portadas de ambos libros están basados en cuadros de otros dos miembros, los artistas Peter Evens y Didier Ngoie.
Mi esperanza es que la versión española tenga más posibilidades de venderse – y que ambas versiones pueden ayudar en mayor o menor medida a la promoción de La Gomera y a sus esfuerzos para aumentar el turismo. ¡Ojalá que así sea!
Es un libro de historias cortas – ¿son todos de vivencias reales?
Trata de hechos y experiencias reales, sí. Algunos reflejan vivencias de nuestras primeras visitas aquí, hace más de 30 años, y otros son de la actualidad. Aspectos pequeños de la vida, sobre asuntos más amplios como Colón y la bella condesa Beatriz, o la isla mítica San Borondón, o incluso las dificultades que tienen los ingleses en pronunciar la letra ‘r’ en español. Mi intención es que los cuentos siempre sean divertidos y a veces graciosos. Escribo sobre el lado más ligero de la vida.
¿Los personajes son verdaderos?
Sí y no. Son personas reales pero las he disfrazado, en primer lugar por cambiar de nombre pero a veces de género también, y en ocasiones utilizo un solo personaje para representar a dos o más personas – por ejemplo, un camarero.
Y si alguien cree reconocer un personaje, pues la verdad es que no importa porque no habrá motivo de ofenderse. Nunca me burlo de nada ni de nadie, de ninguna manera. Salvo de mí mismo de vez en cuando, eso sí.
¿Porqué vinieron ustedes a La Gomera la primera vez?
Por casualidad, ¡o por suerte! El año 1986 hicimos nuestra primera fuga desde los inviernos de Inglaterra. No soportamos los cielos grises, el frio, las nieblas, las lluvias. Pasamos tres meses en Alicante y nos gustó mucho. En el viaje de regreso por autocar una chica nos habló de una isla ‘Gomera’, de la cual no sabíamos nada, pero su descripción nos nos atrajo y nos pareció bien.
El año siguiente pasamos dos meses cerca de Almería y el tercero, 1988, fuimos a Tenerife e hicimos una excursión a esta Isla. Nos enamoramos de este lugar de inmediato y pasamos tres meses aquí. Desde entonces no fuimos a otro sitio para pasar los inviernos. Compramos una casa pequeña en El Molinito y nos instalamos definitivamente en 2007.
¿Pero por qué les ‘enganchó’ de esa manera La Gomera?
¿Cómo explicar el amor…? Pero lo intentaré. Tal vez lo más importante es que La Gomera tiene un ambiente muy relajado y la gente es en su mayoría muy amigable, afable y bondadosa. Nuestros invitados lo notan de inmediato. Dicen que aquí se siente seguridad. Esto no es decir aburrimiento, ya que la Isla está llena de vida, pero sin el apuro y el estrés de tantos otros sitios.
También tenemos el campo y el monte, la laurisilva, los hermosos paisajes y las playas con la ausencia de urbanizaciones y la masificación de mucha parte de la costa española. Además… un clima muy benigno y agradable y …. el gofio y el almogrote y el potaje de berros y…
¿Es para ustedes entonces La Gomera, un paraíso?
Bueno…seamos realistas. En un paraíso auténtico no habría tristeza, pobreza, enfermedades. No habría violencia, no habría chicos que creen que es gracioso arrojar una botella en la calle. Estas cosas son universales en el mundo de los seres humanos, pero aquí son pocas, y la Isla tiene mucho de lo que se esperaría encontrar en un paraíso.