Oscar Izquierdo presidente de FEPECO, señala que la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental al proyecto del Puerto de Fonsalía, es la demostración, una vez más, del fracaso de la gestión política y burocrática en Tenerife. Se agota un plazo de seis años y encima los responsables de la Consejería lo anuncian con satisfacción, cuando lo que deberían demostrar es vergüenza, además de preocupación, por no ser capaces de tramitar los expedientes en tiempo y forma. Esperamos que se pidan responsabilidades políticas por incumplimiento de los deberes del cargo, así como también, que se tomen las medidas disciplinarias, oportunas, drásticas, en todo el aparato administrativo responsable, que ha fallado estrepitosamente. El dinero público no se puede dejar vencer tan alegremente, cuando todos sabemos lo que cuesta en nuestra Comunidad Autónoma, no sólo económicamente, sino en tiempo, la redacción de una Declaración de Impacto Ambiental.
Todos los partidos políticos, incluido el PSOE, que han apoyado en el Parlamento de Canarias y en el Cabildo de Tenerife, esta infraestructura clave para el crecimiento económico y desarrollo social, no sólo de Tenerife, sino también de las tres islas verdes, tienen la obligación, de solicitar las explicaciones oportunas, conocer los motivos que han llevado a la caducidad y saber las medidas que se tomaron, si así se hicieron, para evitarla o si por el contrario, ha habido indolencia culpable, al dejar sencillamente que el expediente caducara. Porque si ha sucedido de esta manera, parece que en nuestra isla quien gobierna, no son los responsables políticos de las distintas instituciones, elegidos democráticamente por los ciudadanos en una elecciones, sino algunos noistas, sin legitimidad democrática, incrustados en la administración pública canaria que, con sus permanentes informes negacionistas, paralizaran continuamente, que casualidad, sólo en Tenerife, cualquier iniciativa pública en infraestructuras o inversiones privadas, de indudable valor económico y de creación empleo.
Oscar Izquierdo continúa manifestando que la Consejería de Transición Ecológica dice que ha encargado un estudio a la ULL sobre los valores ambientales que rodean el entorno de Fonsalía y la Zona Especial de Conservación, se lo podría haber ahorrado, después del despilfarro del erario que ha supuesto la caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental, del que alguien tendrá que responder. La desconfianza ya es mayúscula, después de tantos años con el noismo por bandera, pues todos sabemos que los informes solicitados de parte tienen los resultados que se quieren de antemano. Porque se ha demostrado, con lo que ha sucedido, que cuando no gusta un informe, se deja caducar, sin importar la cuantía que ha supuesto en los presupuestos públicos y parece ser que, sin asumir las responsabilidades que conlleva esa desidia, para sencillamente hacer otro conforme a los criterios que se quieren y entonces ese ya si es válido, porque coincide ideológicamente con lo que se pretende parar, es puro relativismo y sectarismo político. Pero si insisten, habría que recordarles, que sería oportuno también encargar a la misma Universidad, un estudio socioeconómico sobre la incidencia que, sobre la riqueza social, el empleo y la reactivación económica de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, tendría no sólo en la etapa de construcción, sino también, después en su funcionamiento ordinario, el Puerto de Fonsalía. Hay que ser valientes, que es lo que le falta a la Consejería y a los ínclitos noistas atreviéndose a conocer todos los aspectos o variables, tanto a favor, como en contra de dicha infraestructura portuaria, para después, con objetividad, que es lo que no ha existido en ningún momento, tomar las decisiones que beneficien al conjunto de la isla y de la sociedad en nuestra provincia y no al capricho de una minoría decantada políticamente y excesivamente ideologizada.
Oscar Izquierdo reitera su perplejidad y escándalo, al comprobar que, cuando se ha perdido todo el tiempo del mundo, de manera manifiesta y cobardemente, incluso, dejando caducar una Declaración de Impacto Ambiental, sorprende, por su cinismo, que se diga ahora, por la Consejería de Transición Ecológica, que es “una pérdida de tiempo” volver a la casilla de salida y pedir un nuevo estudio ambiental. Cuando no se quiere, se ponen todos los obstáculos posibles y se inventan los imposibles. Tenerife vuelve a salir perdiendo, por culpa de los mismos de siempre, esos noistas emperrados en parar todo, que utilizan el ecologismo como enseña demagógica o populista para desestabilizar económicamente la isla, hundirla, escacharla, empobrecerla socialmente y quitarle competitividad, con el fin de imposibilitarle la potencialidad necesaria para liderar Canarias y así dejar expedita la capitalidad económica de nuestra Comunidad Autónoma a la isla de enfrente, siendo la Quinta Columna que mina el presente y futuro de Tenerife.