Quienes se empeñan en interpretar siempre en clave partidaria o electoral lo que opinamos en la Agrupación Socialista Gomera, tienen un serio problema. Porque parten de una premisa equivocada. Cuando somos críticos no lo hacemos para destruir, sino para construir. Cuando discrepamos no lo hacemos por deslealtad, sino precisamente por el compromiso que tenemos con nuestros aliados. Y todo cuanto hacemos, en suma, pretende transformar nuestras islas en un lugar mejor para vivir.
Esa es la actitud que mantenemos ante el proyecto de presupuestos del Gobierno de España; que sin duda debe mejorarse para las islas. Ante las medidas de ayuda a los sectores económicos y a los trabajadores canarios, que se están materializando ya. Ante la terrible situación de nuestros convecinos de la isla de La Palma, que exige nuestra solidaridad. Y en general, ante cualquiera de los muchos problemas a los que tenemos que enfrentarnos. Si alguien quiere interpretar nuestras palabras como un atisbo de grieta en el pacto progresista que hoy gobierna estas islas está manifiestamente equivocado. Ni existe ahora mejor presidente que el que tenemos, ni existe otra posibilidad beneficiosa para el Archipiélago que la mayoría que sostiene hoy un Gobierno comprometido con la recuperación de esta tierra.
Pero por supuesto que vemos muchas cosas que nos preocupan y que hay que mejorar. Y no dejaremos de insistir en ellas, dentro y fuera de las instituciones. Ejerciendo nuestras responsabilidades de gobierno, pero ejerciendo también nuestra vocación de partido consciente de la doble discriminación y doble insularidad que padecen las islas no capitalinas.
Porque hay muchas cosas que arreglar y cambiar en esta casa común de los canarios. Lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo. Tenemos el deber de acabar con una burocracia terrible que ralentiza o detiene el crecimiento económico de nuestro Archipiélago. Hay que simplificar normas y procesos. Manteniendo las garantías y las tutelas públicas, pero favoreciendo la agilidad en la respuesta de la administración pública ante las demandas de ciudadanos y empresas que se desesperan ante la exasperante lentitud de los procedimientos. No puede ser que la gente se muera esperando una ayuda, como ha ocurrido en determinadas ocasiones. No puede ser que tengamos a miles de canarios sin una vivienda pública. No puede ser que tengamos los peores salarios de Europa. No puede ser que admitamos como normal que la tasa de paro de las islas duplique la media nacional. No puede ser y no debe ser que nos conformemos y aceptemos todo esto como algo normal, aunque sabemos que no es algo nuevo, porque son déficits estructurales que hemos padecido durante décadas.
A este Gobierno le ha tocado afrontar una de las épocas más difíciles que se ha vivido en las Islas. Nadie lo puede negar. Todos los proyectos que teníamos previstos se han visto postergados o alterados por el desastre colosal que fue la pandemia y la crisis económica. Hablar de lo que hemos podido hacer en relación a lo que teníamos previsto hacer es un disparate. Porque lo que nos ha tocado es afrontar una situación de excepcional calamidad con todos los recursos que teníamos a nuestro alcance.
Creo, sinceramente, que la medida de las personas se ve mucho mejor en las dificultades. Y la medida de Ángel Víctor Torres ha resultado ser la de un presidente que ha dado la talla en las peores circunstancias. Nadie empieza sobre el vacío y este Gobierno trabaja sobre un marco jurídico y económico muy meritorio, hecho por quienes estuvieron antes. Tenemos un Estatuto y una Ley de REF, fruto del consenso de todos, que nos permiten soñar con transformar cosas muy importantes en nuestra región. Y a pesar de la dedicación y esfuerzo que nos ha demandado la crisis, estamos en el camino de conseguir algunos importantes logros.
Somos críticos con la realidad, porque queremos otra. Pensamos que en Canarias existe un centralismo tan insoportable como aquel de Madrid, del que nuestras islas se han quejado tanto a lo largo de su historia. Y no descansaremos hasta que todos los canarios disfruten de la misma calidad de vida, de los mismos servicios públicos y los mismos derechos. Y eso lo seguiremos defendiendo desde el Gobierno o desde la oposición. Porque sobre nosotros solo mandan los hombres y mujeres de la isla de La Gomera y de Canarias, para los que trabajamos.