A principios de enero, el mercado de las criptomonedas comenzó a atravesar uno de los momentos más complejos que han vivido estos activos en varios años, caracterizándose por distintos eventos que desestabilizaron el valor de muchos de estos de forma consecutiva. Algunos activos perdieron hasta 40% de su valor en comparación con sus picos máximos.
Para muchos, la pérdida del valor no es una gran preocupación debido a que “los precios vivirán un rebote que superará la caída”. Si bien el desempeño del mercado a lo largo de los años demuestra que es altamente probable que esto ocurra, lo cierto es que el “rebote” no es algo que realmente mitigue las pérdidas millonarias.
El problema de la volatilidad
La volatilidad, es decir, la frecuencia y violencia que atraviesa el valor de un activo en un periodo de tiempo determinado, es una de las características más atractivas de las criptomonedas, ya que esta permite generar enormes ganancias en tan solo unas semanas o meses. Un ejemplo de esto puede ser el de Shiba Inu, memecoin que se revalorizó más de 4.000.000% durante el 2021.
Si bien esto es interesante para quienes buscan dinero rápido, la realidad es que este fenómeno de cambio es capaz de desestabilizar nuestras finanzas, llevando incluso a la pérdida total y al endeudamiento.
Solo algunos negocios se benefician de la baja del mercado, teniendo como ejemplos de esto a los contratos por diferencia (CFD), productos similares a los futuros en los que podemos generar retornos con la caída de los precios. Algunas plataformas que comercian con este tipo de productos incluyen a Bitcoin Hack.
Al acudir a este tipo de plataformas, es ideal buscar reseñas sobre su funcionamiento y reputación. Escribiendo “Bitcoin Hack opinions” en tu buscador de preferencia, obtendrás información detallada sobre este servicio.
Cuando el rebote no vale nada
Muchos inversionistas se escudan en los “rebotes” para justificar el comportamiento del mercado de las criptomonedas y, aunque desde el punto de vista de la mera especulación esto pueda tener sentido, lo cierto es que la volatilidad extrema puede generar pérdidas milmillonarias que no pueden recuperarse.
Ejemplos de esto incluyen a aquellos negocios que acepten estos activos como medio de pago y que se vean obligados a realizar gastos, como pago de nómina o reposición de inventario, en criptomonedas. Si el “rebote” no se da antes de que lleguen las fechas límite, el negocio puede perder enormes sumas de dinero.
Una situación similar puede ocurrir con aquellos empleados que reciban criptomonedas como forma de pago. Si estas personas viven de “mes a mes”, con una capacidad de ahorro e inversión baja, la caída en el precio de las criptomonedas puede llevar a que, durante el “crac” de mercado, no tengan suficientes fondos para gastos esenciales, mucho menos para el pago de imprevistos.
Como ocurre en estos dos casos, la volatilidad puede generar estragos en las finanzas de los menos adinerados y de aquellos que dependan de ingresos fijos, como pueden ser los pequeños negocios, pensionados, trabajadores independientes, quienes viven de las remesas, entre muchos otros.
La inversión responsable
Esto no significa que no debamos invertir en criptomonedas, después de todo, es una de las formas más sencillas de adentrarse en el mundo de la inversión. Sin embargo, sí quiere decir que debemos hacerlo de forma cuidadosa y responsable.
Según especialistas de eToro, plataforma de corretaje que comercia con criptomonedas, un portafolio de inversiones no debe estar compuesto en más de 5% por estos activos digitales. El 95% debe incluir activos mucho más estables, como acciones en el mercado de valores, bonos, papeles, entre otros.
De esta manera, no solo limitamos y mitigamos el riesgo, sino que además podemos generar ingresos a costa de la volatilidad, compensando cualquier pérdida con el resto de nuestros activos.