Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y de todas las niñas. Ése es uno de los tantos objetivos que nos hemos marcado las mujeres y que cada 8 de marzo reivindicamos con más ganas y más fuerza. Y lo hacemos juntas. Luchando contra las desigualdades. Juntas y luchando por una sociedad igualitaria, por una justicia social, por una democracia directa y por una libertad solidaria.
Las mujeres llevamos muchos años de lucha porque el sufrimiento que nos inflige el enemigo es insoportable. Un sufrimiento que abarca lo físico, lo psicológico y lo ético; que nos afecta en todos los planos de la vida política, pública, laboral, social, económica, personal, afectiva, sexual, cultural, educativa, creativa…
El enemigo al que nos enfrentamos es muy fuerte, polifacético y agresivo. Vencerlo significa haber conseguido la plena transformación social, haber construido una nueva sociedad de justicia, libertad e igualdad plena de todos los seres humanos. Ese enemigo se llama patriarcado. Ha existido prácticamente desde siempre, se ha disfrazado de múltiples formas, ha contado con amplias alianzas y no ha dudado en servir y usar un amplio abanico de ideologías políticas, sociales y económicas para conseguir perpetuar su gran objetivo:”la supremacía del hombre sobre la mujer”.
En esta sociedad, la mayor desigualdad es la que sufrimos las mujeres frente a los hombres: discriminación, abuso, desprecio, explotación, marginación… en igualdad de oportunidades; en visibilidad pública; en acceso a empleos de responsabilidad y gestión; en el desarrollo profesional; en la injusta brecha salarial y pensiones; en el reparto del trabajo doméstico y trabajo de cuidados; sin olvidar la explotación mercantilista y la objetualización sexual.
Esta es nuestra lucha como mujeres y como mujeres trabajadoras, una lucha feminista, inclusiva, unitaria, en la que caben todas las sensibilidades sobre la conceptualización de ser mujer, de la identidad personal, el género, el movimiento Trans, LGTBI, etc. Una lucha que supone un movimiento social basado en la justicia social y la libertad, y en la igualdad absoluta y real entre hombres y mujeres. Seguimos y seguiremos luchando porque “NUESTRA PRESENCIA ES NUESTRO PODER”.