Fernando era el mayor de los hermanos de una familia de deportistas y buenos estudiantes, muy querida y admirada en Tenerife y La Gomera.
En su seno forjó su personalidad noble y afectuosa. Fue muy amigo de sus amigos y de celebrar con ellos la fiesta de la vida, cuestión que nunca estuvo opuesta a su amor por la disciplina. Una disciplina que lo llevó a sus muchos logros.
Farmacéutico de profesión, al igual que su padre, ejerció su buen hacer en la farmacia del Barrio Nuevo de La Laguna, donde se hizo un lugar en el corazón de todo el vecindario por su gentileza en el trato, su sencillez y sus sabios consejos.
Regatista del Real Club Náutico de Tenerife, estuvo desde siempre vinculado al Atlántico, siendo campeón de España y bronce mundial junto a su hermano Eduardo; participando también en notables competiciones como la «Príncipe de Asturias», la «Infanta Cristina» o la «Puerto Calero». Además, marinero en tierra, en el Club fue vicecomodoro y formaba parte de la directiva de la Sección Náutica.
Humanamente Fernando fue un brazo de mar de virtudes. Amigo de sus amigos, primo de sus primos, hermano de sus hermanos. Buen hijo, buen padre y el mejor de los esposos.
Adiós, Fernando. Tu velero parte ya, como quien por siempre se queda.